No hay un solo político que lea, créanme que se los digo como quien descubre el agua tibia. Aunque escriban, no hay un solo político que lea, mucho menos que lea lo que de verdad importa: literatura. La prueba, si es que algún remolón la necesita, la da una sola línea: “Aceptan todas las solicitudes de paso de frontera, pero Guk, camello, inesperadamente declarado indeseable.” (a ver qué quinceañero imberbe escribió ese cuento)

¿Qué si un día amaneces amarillo, azul; convertido en un bicho, en una cucaracha o peor en un perro de dios? No necesitamos usar la imaginación queriditos para eso tenemos la tele, basta ver la peli Distrito 9 la de los bichos, la misma que alude al Crimen de apartheid; que, por casualidad, es un crimen de lesa humanidad. Lo que pasa en esa peli si les da pereza buscarla es justo lo que paso en el experimento de “La Cárcel de Stanford” o el “Experimento de Milgram” o mejor el performance “Ritmo 0” de Abramović:

>>Podéis producir en los prisioneros que sientan aburrimiento, miedo hasta cierto punto, podéis crear una noción de arbitrariedad y de que su vida está totalmente controlada por nosotros, por el sistema, vosotros, yo, y de que no tendrán privacidad… Vamos a despojarlos de su individualidad de varias formas. En general, todo esto conduce a un sentimiento de impotencia. Es decir, en esta situación tendremos todo el poder y ellos no tendrán ninguno.— vídeo The Stanford Prison Study, 2003

>>Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio. Stanley Milgram, The Perils of Obedience, 1974

>>La experiencia que aprendí fue que… si se deja la decisión al público, te pueden matar… Me sentí realmente violada: me cortaron la ropa, me clavaron espinas de rosas en el estomago, una persona me apunto con el arma en la cabeza y otra se la quito. Se creó una atmósfera agresiva. Después de exactamente 6 horas, como estaba planeado, me puse de pie y empecé a caminar hacia el público. Todo el mundo salió corriendo, escapando de una confrontación real. Marina Abramović

Por respeto nadie debe nunca mencionar a Kafka porque ¿para qué? Si total el surrealismo aquí lo llevamos a flor de piel (el viejo Franz no era surrealista). Pero tampoco hablemos de política ni de derecho internacional que esas burlas no se permiten en un tema tan serio. Hablemos mejor de la naturaleza humana, de la fascinante inclinación de las masas por matar zombies, extranjeros o/y pobres (todo lo que parezca humano y no se pueda defender)…

Pero dejemos algo claro; hoy en día las fronteras, incluso las que no inventa el hombre, solo existen para los imbéciles (el término clínico no el despectivo) y para los que ganan dinero con ellas. Digo hoy en día porque los mortales cogen un celular y les ven las pechugas a cualquier travesti tailandesa o se consiguen una novia de Europa del oriental que no comprende los caracteres “cristianos”. Aun así ya va haciendo siglos que uno coge un libro y manda a freír tusas la geografía y hasta la gentuza que se llama opinión pública. Por esto los políticos no leen y da por pensar que los que andan opinando (como su servidor) en los medios de comunicación tampoco, que si lo hicieran tal vez conocieran otro de los cachorros de la literatura universal:

“Para os los dar a cognoscer me he sobido aquí, yo que soy voz de Cristo en el desierto desta isla; y, por tanto, conviene que con atención, no cualquiera sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos, la oigáis; la cual será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y más espantable y peligrosa que jamás no pensasteis oír». «Esta voz [os dice] que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué auctoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muerte y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades [en] que, de los excesivos trabajos que les dais, incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine y cognozcan a su Dios y criador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? Estos, ¿no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto, que en el estado [en] que estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo”

No se han leído ni la mitad porque todo buen cristiano (como se que son todos ustedes lectores) se saben el sermoncito de memoria… pero para terminar con este Ad lazarum y como consuelo les dejo algo que no se saben de memoria, es el final de un cuento de carajito cualquiera:

-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?