Hacia 1994, contaba Peña Gómez mismo –en un documento fílmico–, que tuvo que ir a donde Balaguer, –a la Máximo Gómez– y entrevistarse con el viejo caudillo. La intención era que se citaran luego en la Biblioteca República Dominicana, donde se haría el pacto por la Democracia. Balaguer solicitó a Peña Gómez que no hiciera que tuviera que trasladarse hacia ese edificio, que ya era un hombre viejo. Pero no caminaba en el Mirador del Sur por las mañanas? Esa pregunta puede ser respondida por un reformista que conociera su agenda. 

Hace apenas unos días, Guaidó en Venezuela tuvo que escalar casi unas rejas, con “su cuerpo suyo de su propiedad”, para intentar entrar en el Palacio Federal Legislativo que había sido tomado por militares y diputados socialistas del régimen de Maduro. De modo que las cosas se complican en la lucha democrática y si no pregúntenle a Evo Morales que tuvo que salir en un avión hasta otro sitio. Huyó a México, luego a Cuba y luego a Argentina desde donde dirige la campaña electoral de su movimiento (MAS), en Bolivia y almuerza con Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, sus dos panas de mucho tiempo ha.

A no ser de la manera normal que vemos todos los días por los aeropuertos nacionales y con la reglamentación debida, nadie se irá de este país, –y nadie quiere aventuras políticas–, así como la población no aceptará chanchullos. Dicen algunos que nadie tampoco aceptará protestas de fuerzas políticas que digan que se ha cometido fraude contra ellos. Como me dijo alguien: la Junta está bajo control. Otros dicen que esos son los últimos cartuchos. Y otros: que deberían tener práctica con pájaros del monte, digamos salir de cacería en las montañas de la isla de Santo Domingo. 

Lo que no saben estos –que tienen filiación política determinada–, es que la caza está vedada para especies en amenaza crítica (el Gavilán de la Española, la Cúa, el Pico Cruzado y el Zorzal de la Selle) y los que defienden en República Dominicana que haya un proceso de crisis –si no obtienen resultados beneficiosos– están jugando en arena movediza. Poco a poco, y movidos por una suerte de claridad política y de lógica postaristotélica –que no descarta las impresiones maquiavélicas–, se han dado cuenta que no tienen sino clarito que el sistema no puede ser torpedeado por la gallardía de algunos hombres que lo mantienen vivo y listo para trabajar con la gente. Está programado y está logísticamente planeado. Ese día de las elecciones la gente no verá mucho Netflix. Se mantendrán pegados a los números que dé la Junta a la población que votó en las elecciones. 

El candidato del oficialismo, Gonzalo Castillo tiene razones estadísticas, –así como las tiene Luis Abinader–, para creer que ha hecho un gran trabajo y en su oficina dirían ahora “con todo el pie”. Más elocuente, Luis Abinader diría: “a darle duro”. En las antípodas, las dos campañas se muestran fuertes en sus objetivos. Ambos lados tienen razones económicas para darlo todo en este duelo de titanes. Es como una vieja historia: tienen que jugar las mejores cartas. Me han dicho que el escenario permite un trago.

En uno de sus importantes libros, Joaquín Balaguer decía –en cita de alguien–, que al dominicano no le gusta apostar al gallo que ve que va a perder, o mejor que el dominicano apuesta al gallo que ve que va a ganar (en la gallera). Y en este sentido, todos sabemos que los dominicanos entendemos que cuando se publican los sondeos electorales, la población tiende a creer lo que estos proponen. De ahí, el peligro de estos instrumentos de “trabajo” en el proceso político. Se necesita una cartografía de lo que sucede y se usan las encuestas electorales. No se quiere votar –los votantes, vamos los votantes–, por ningún candidato perdedor porque esto es como una inversión en el Dow: nadie quiere perder dinero. Abran sus portafolios y hagan sus apuestas.

Ergo, primer paso: dar la impresión de un ganador y dedicarse a experimentar con tecnicismos pertinentes para momentos estelares. Defender el voto es uno de esos momentos (o dar un discurso). La fiesta posterior a las elecciones puede permitirte otro trago.

Estas elecciones que vienen serán extremadamente observadas. Y estamos hablando que es en un mes. De alguna manera, las más grandes –las de Mayo– estarán determinadas por estas del 16 de febrero. Dos elecciones en un año. Y un cambio de poder con lo que eso significa para todos.