Múltiples anuncios gubernamentales, propagandísticos, promoviendo las APPs, nunca pasan de ahí. Anteriormente zarandearon otro tema similar, no idéntico, quedando también olvidado: una perimida “Ley General de Concesiones de Obras y Servicios Públicos”. Consecuentemente abordo la implementación, no simple promoción de APPs.

Hablemos de hechos. En los setenta participé en gestiones procurando asociaciones tipo “Joint Venture” (JV), de inversionistas privados dominicanos y extranjeros. Siendo parte de la Oficina J.M. Cabral y Báez negocié con American Standard, en nombre del Grupo Haché, la conformación de  Sadosa y Cedelca, para la fabricación de piezas sanitarias de cerámica.

Junto al Grupo Tavares de Santiago participé, negociando con Dupont de Nemours, la creación de la Fábrica Tavares de pinturas de vehículos .Esas y otras experiencias me sirvieron para que, años después, como Director Ejecutivo del CEA, participara en la creación de exitosas APPs que debieron constituir modelo productivo de Asociación estado-sector privado. Ese esquema,   adecuado convenientemente, puede ser rescatado.

Algunas negociaciones no prevalecieron. Encontré un arrendamiento de tierras del CEA  a United Brands (UB) – antigua United Fruit – para cultivar piña en el Ingenio Catarey, Villa Altagracia. Al socio local de UB, Alejandro Grullón Espaillat, dígase al Banco Popular,  convencí de modificar y perfeccionar el acuerdo, alcanzando  un canon de arrendamiento muy superior al original. Me acompañó negociando Miguel Gil Mejía,  honesto y capaz. UB, erróneamente, había elegido tierras inapropiadas para piña, por pluviometría y topografía. Quisieron cambiarlas pero las mejores ya se habían asignado a otros inversionistas.

Negocié lineamientos de un JV con Castle & Cook, dueña de Dole. Estando fuera del CEA, antes de ir a Washington como Embajador, viajé  a  plantaciones y fábricas de Dole en Hawai, Filipinas y Tailandia. Me acompañaron dos pro-hombres dominicanos ya fallecidos, Miembros del Consejo de Directores del CEA, Jean Santoni Vivoni y Sebastián Mera, conciencia ética del Grupo Popular. Recordemos también a Salvador Ortiz. La sola mención de esos nombres serviría  para que gobernantes se autocritiquen públicamente, por  nombrar algunos políticos incalificables en el CEA, exterminándolo. Perdimos a Dole. No describo las razones, porque tendría que mencionar personas fallecidas. Trato de sólo hablar positivamente de los muertos.  Dole marchó a Costa Rica ,igual que otros productores. Sin superar las condiciones de nuestros terrenos, clima y ubicación geográfica, cercana al inigualable mercado estadounidense, los “ticos” exportaron 873 Millones de dólares de piña y derivados en 2016. Sembraron extensivamente piña años después de nosotros. Han avanzado. Nosotros retrocedimos. Hasta hemos importado semillas mejoradas desde allí.  Dole  ensayó producir acá “frutas exóticas” de alto precio.

Acogí y promoví la idea de crear el Consorcio Cítricos Dominicanos, JV del CEA con Grupo Rica. También el Consorcio Cítricos del Este con Barceló y otros socios  privados. Durante décadas hemos tenido naranjas y  concentrados, para consumo interno y exportación, porque el CEA aportó tierras en arrendamiento asociándose al sector privado. Culminamos con INDUSPALMA. Firmé un JV con el Grupo Bonetti, la Sociedad Industrial Dominicana. Terrenos marginales de pastoreo fueron sembrados de palma africana para cosechar y procesar grasas comestibles.

Desechemos tiros de salva electorales. Surge un ambiente propicio para las APPs agroindustriales y para infraestructura. El gobierno, aunque no lo admita públicamente, reconoce que el irresponsable endeudamiento nos llevará al desastre. Punta Catalina, junto al fracaso de  distribuidoras estatales, magnificadoras del déficit fiscal, provocan que  gobierno y sector privado reconozcan que ese enfoque anti-histórico, estatizante, anti-económico,  de reparto dilapidatorio, agravado por Danilo, es insostenible. La justicia debe condenar el modelo Odebrecht, para erradicarlo, no reproducirlo. Afortunadamente funcionarios y voceros propagandísticos rectificaron y  han dejado de lado, por el momento, la satanizacion del sector privado. Desbordaban a Marx. Agresivamente coincidían con la condena de Proudhon proclamando: “La propiedad es un robo”. Atacaban  a quienes han hecho fortuna trabajando por centurias y décadas, dentro de las reglas del sistema de libre empresa, invirtiendo, corriendo riesgos. Santifican a ricos hechos al vapor, apropiándose de fondos públicos.

Legislar sobre APPs es importante, pero no determinante. La ley no es mejor que los hombres que la aplican. Testimonios y experiencias de conocidos empresarios, orientarían para concebir nuevos proyectos productivos de propiedad mixta. Avancemos unidos  creando también  MIPYMES y cooperativas. Implementemos APPs, descartando funcionarios que espantan inversión sana, al querer cobrar “lo suyo”, “lo que les toca”, su “cuota parte”.