La crisis financiera iniciada a finales de 2007 como consecuencia de los activos tóxicos y de la falta de una regularización y supervisión eficaz de las operaciones financieras por parte de los principales estados occidentales, continúa haciendo estragos en la economía mundial, y principalmente, en la economía norteamericana y de la Unión Europea.

En esta última se han desoído todos los llamados de sectores, digamos populares y de "clase media", que reclaman que la solución o la salida de la situación no pasa, por los recortes de todo tipo sino por incentivar la demanda y la creación de ofertas de empleo a través de grandes obras públicas, a la par que se mejora la productividad del trabajo.

La política "oficial" que han impuesto el dúo "Merkozy", es decir, Merkel y Sarkozy, es la reducción drástica del déficit público, los recortes en el estado del bienestar, es decir, los gastos sociales, y la disminución de los salarios "excesivos" de los funcionarios públicos y de los pensionistas.

La explicación de por qué se adopta este "pensamiento económico único" en la UE, tiene mucho que ver con la continuación de la prevalencia del llamado "consenso de Washington" y su cohorte de medidas neoliberales y el hecho de que los llamados por los anglosajones, con sentido ciertamente peyorativo, países "pigs" a los cuales se les puede agregar ahora una i adicional por Italia, presentan fallos evidentes en su economía que no deben desdeñarse.

Los "piigs" son –es curioso-, países de predominancia católica (Portugal, Irlanda, Italia y España), con la excepción de Grecia, que son cristianos ortodoxos. Para la mentalidad anglosajona los latinos son países de fiesta, de falta de rigor y de vivir por encima de sus posibilidades.

Max Weber también pensaba que eran países menos aptos para que se desarrollara el capitalismo, lo cuál ha sido recientemente contradicho por una investigación muy rigurosa.  Recuerdo haber leído un libro, años atrás, en mi adolescencia, de Amintore Fanfani, en el cual  desmontaba –sin éxito editorial ni de aceptación general en el mundo intelectual-, esa tesis weberiana, al  demostrar que el capitalismo surgió de manera floreciente en muchas ciudades italianas del norte, naturalmente, católicas.

Pero ya sabemos, que los prejuicios son persistentes al razonamiento y a los hechos. Dicho lo cual no se debe encubrir ni disminuir la irresponsabilidad absoluta de los conservadores griegos que habían gobernado durante los años en que se incubó el crecimiento del déficit público y que hicieron un festival de trampas, engaños y negocios fáciles, a la vez que fomentaban el tradicional clientelismo político griego, creando miles de empleos públicos innecesarios, improductivos e incluso de gente que ni siquiera acude a trabajar pero que si cobraban y cobran del estado.

La culpa de todo ello no era del socialista Papandreu pero ha sido este quien ha tenido que pagar –políticamente- los platos rotos por los conservadores de Karamanlis. Los mismos que ahora entran en la coalición del gobierno, cuando muchos de ellos, si hubiera una justicia conmutativa, debieran estar entre rejas hasta que se aclararan las cuentas, las trampas y los engaños griegos a la UE.

Pero nada de eso ha ocurrido ni ocurrirá porque los conservadores de Karamanlis supieron llamar a muy buenos encubridores. Fue la Salomon Brothers quien evaluó como correctas y positivas las cuentas griegas siendo el socio europeo de dicho sociedad financiera un tal señor Mario Draghi, actual presidente del Banco Central Europeo en sustitución de Trichet.

La crisis en Europa se ha llevado por delante a los primeros ministros del Reino Unido, de Irlanda, de Islandia, de Dinamarca, de Portugal, prácticamente a Zapatero – un fantasma político que vaga por el Palacio de la Moncloa hasta las próximas elecciones del 20 de noviembre. A Papandreu de Grecia y por último a ese personaje grotesco y amoral que es Berlusconi.

Papandreu se auto suicidó cuando planteó su idea de hacer un referéndum para que el pueblo griego diera su parecer sobre las medidas de recortes drástico y de pauperización inmediata que les espera con las mismas para hacer frente a una deuda casi imposible de afrontar. Tal osadía, llamada irresponsabilidad por el resto de políticos europeos, es inaplicable porque ningún pueblo consultado daría su aprobación a tales recortes.

Berlusconi ha sido apartado porque Merkel y Sarkozy a la vez que el FMI, sentenciaron que no debía continuar al mando en Roma. Ciertamente Berlusconi es impresentable, es lo mejor para Italia y sus intereses que ese pillo metido a político esté fuera del poder, pero la verdad es la verdad, y el método de presión impuesto por los mercados es inmoral.

Así pues, estamos en un momento en el cual aquello que escribíamos semanas atrás sobre que Europa estaba al borde del abismo se confirma. Los mercados reinan sobre toda Europa de manera soberana, los bancos están imponiendo su ley y sus intereses sobre los de cada Estado y de los pueblos.

La UE está más débil que nunca como proyecto político federalizador, y no se acepta ninguna alternativa que no sea ésta: ahogar económicamente a los asalariados, ir desmontando poco a poco los logros del Estado de Bienestar de la postguerra e ir aumentado la desigualdad social. Vamos a marcha forzada en la política del cangrejo: hacia atrás.