En la Región Este del país se encuentra el municipio de Miches, un paraíso escondido perteneciente a la Provincia de El Seibo. Playas de arenas blancas conjugadas con montañas que miran a la bahía, dos lagunas- una dulce y otra salada-, el salto de agua más alto del Caribe, y una extensa flora y fauna que permanecen aún vírgenes, son sólo algunos de los elementos que constituyen un paisaje que asombra y cautiva a quien lo visita (Cruset, 2012).
Esta riqueza natural no ha pasado desapercibida por inversionistas locales y extranjeros, quienes vislumbran a Miches como el próximo gran destino turístico del Caribe.
El primero en dar el gran paso ha sido la Organización Cisneros, quien mediante el proyecto Tropicalia, un desarrollo inmobiliario basado en el turismo sostenible, pretende dotar de la infraestructura y visibilidad que requiere la región para impulsar su potencial turístico y económico (Duran, 2012).
Sin embargo, a pesar de los augurios favorables, en el pueblo de Miches persiste un triste presente, al cual si no se le presta la debida atención se estaría condenando al fracaso a cualquier emprendimiento público o privado en pos del desarrollo sostenible de la zona. Uno de los mayores obstáculos para las inversiones y el desarrollo del municipio es la pobreza, la cual atenta contra la intención de inclusión social y comunitaria que caracterizan al turismo sostenible.
La población pobre de la provincia del Seibo, según la metodología de pobreza monetaria, que vive por debajo de los dos dólares diarios es de un 53% (Ceara-Hatton, 2013). La pobreza medida por la metodología de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), alcanza un 79.5% al nivel de provincia y un 76% para el caso del Municipio de Miches (Censo 2010).
La población de Miches es eminentemente joven. La edad promedio es de 28 años, y en bono demográfico, es decir, su población en edad de trabajar (53%) es mayor que la población dependiente (Censo 2010).
No obstante, el escaso nivel educativo de la zona supone un desafío al potencial de progreso que tiene el Municipio. Según el Censo 2010, la población mayor de 15 años que no sabía leer ni escribir o analfabeta absoluta era de un 18.20%; casi el doble del promedio nacional, mientras aquella considerada como analfabeta funcional rondaba el 24%. En promedio, los habitantes de Miches en edad de trabajar tienen solamente 5 años de escolaridad, frente a 8 años del promedio nacional. Cabe destacar que un 13% de la población de Miches nunca asistió a un centro educativo (Censo 2010).
Si bien entre la población más joven los indicadores de educación tienden a mejorar, estos siguen siendo preocupantes. Dado los altos niveles anuales de repitencia (9%), sobre edad (58%) y abandono escolar (12.5%), solo 1 de cada 2 jóvenes entre 15 y 17 años ha asistido a primer grado del nivel de Media (Ceara- Hatton et al. 2006 y Censo 2010). Más del 40% de los jóvenes entre 18 y 24 años no ha terminado la educación primaria y solo un 21% de los habitantes de 25 años o más ha asistido a algún curso de nivel secundario (Censo 2010).
A través de la realización de diversos estudios y su interacción con la comunidad, la Fundación Tropicalia (FT), institución que lleva a cabo los programas comunitarios y de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) del proyecto Tropicalia, en un esfuerzo por integrar a su gestión los principios de desarrollo sostenible, ha evidenciado que los estudiantes de Miches no sólo poseen conocimientos generales por debajo de la media nacional, sino que en su día a día se desenvuelven en un ambiente de importantes dificultades a nivel económico, social y familiar que les impide un mayor aprovechamiento de la jornada escolar.
Los niños y niñas de Miches asisten a la escuela en búsqueda de una seguridad que no les proporciona el entorno. Según estudios que EDUCA ha realizado en la zona, la mayoría de los niños y niñas estudiados provienen de hogares fragmentados, debido a la gran cantidad de personas que decidieron emprender viajes ilegales hacia el extranjero. También existe un entorno social en el que prevalecen los antivalores dado la gran cantidad de habitantes involucrados en el tráfico de drogas y otras actividades delictivas. Otros males mayores son el trabajo infantil y la inequidad de género en los hogares. Esto compromete los niveles de permanencia en la escuela, aumentando así los niveles de deserción escolar en todo el municipio (EDUCA, 2013).
De igual forma, la evidencia recogida demuestra que las competencias pedagógicas y administrativas del personal docente deben ser revisadas. Se ha identificado que los docentes poseen deficiencias tanto en niveles profesionales como pedagógicos y conductuales. Exhiben bajo nivel de formación, y si bien la mayoría posee muchos años impartiendo docencia, no actualizan sus conocimientos con frecuencia.
A pesar de estos obstáculos, es importante destacar que dada la oportunidad de integrarse en programas de formación continua, iniciativas de mejora de la infraestructura escolar, y/o en actividades extracurriculares para reforzar habilidades o contenidos en sus estudiantes, los docentes demuestran alta receptividad y disposición para participar. Esto indica que hay un potencial considerable para fortalecer el cuerpo docente si los recursos adecuados llegan a la zona de una manera estructurada, continua y con acompañamiento en el aula y la gestión.
Ante este panorama, la Fundación Tropicalia ha apostado al desarrollo del Municipio, centrando sus esfuerzos en el impulso de la educación. Por ejemplo, a través del Programa de Recuperación y Mantenimiento de Escuelas (PRyME). Desde el año 2008 once escuelas han sido recuperadas, traduciéndose en un impacto positivo para alrededor de 3,000 estudiantes (más del 50% de la matrícula del Municipio) y setenta maestros.
Además de la remodelación de las estructuras físicas de cada escuela de la zona, la Fundación contribuye junto al Ministerio de Educación, en esquema de Asociación Público- Privado (APP) en la formación de profesores mediante el programa “Actualización de Maestros en Educación” (AME). A través de este programa se imparten cursos en línea en alianza con reconocidas universidades nacionales e internacionales en diferentes áreas como lectura y escritura, matemáticas, salud, educación ambiental, comunicación, organización escolar, entre otros.
Si bien es cierto que la FT ha logrado dar inicio a la labor de transformación de Miches, todavía queda un largo trayecto por recorrer. Ante esta realidad, es necesario que se realice una intervención integral, en donde el Estado juegue un rol protagónico de liderazgo y así convertirse en el agente de cambio tan necesario para mejorar la calidad de la educación. El MINERD debe poner en funcionamiento políticas públicas justas que premian la vocación y desempeño del maestro, motiva los estudiantes a seguir estudiando, e incentiva el compromiso de las familias y comunidades con el desarrollo académico y escolar del Municipio. De no hacerlo, esto puede resultar en un desaprovechamiento de las capacidades humanas de la zona y la importación de trabajadores, bienes y servicios de localidades ajenas al municipio; impidiendo así un desarrollo integral y sostenible de la zona.