A 5 meses de las elecciones generales, donde los acontecimientos están en pleno desarrollo, todo lo que se diga ahora en torno al posible resultado de la contienda electoral del año 2016, cae en el campo de lo especulativo e hipotético, pero se pueden formular proyecciones respecto ala tendencia dominante que apunta a definir el panorama nacional.

La tabla del ajedrez político dominicano marcha hacia una definición cierta luego de que se constituyeran dos coaliciones claramente diferenciadas que agrupan a las distintas fuerzas que luchan por el poder en el país.El horizonteque hace solo un pequeño espacio de tiempo lucía muy confuso y muy complejo, se está acercando al momento de las definiciones.

Para decirlo en el argot boxístico, en una esquina se encuentra el Gobierno y los mas o menos dieciocho partidos que representan una barrera difícilmente franqueable para las organizaciones opositoras, en virtud de que representan más del 80% del presupuesto que la Junta Central Electoral destina al financiamiento electoral, lo que junto al grueso de la votación que encarnan, plantean un camino cuesta arriba a sus contendores.

En la otra esquina, se encuentra el aspirante presidencial Luis Abinader y su Convergencia por un mejor país, quienes aspiran a acortar la distancia que todavía los separan del que corre todavía como favorito en la carrera electoral del próximo año, el presidente Danilo, cuya fortaleza política descansa sobre los cimientos de la estabilidad macroeconómica y los resultados relacionales de las llamadas visitas sorpresas.

En una esquina se encuentra el Gobierno y los mas o menos dieciocho partidos que representan una barrera difícilmente franqueable para las organizaciones opositoras, en virtud de que representan más del 80% del presupuesto que la Junta Central Electoral destina al financiamiento electoral

Al centrar su agenda política en el desarrollo de estas incursiones sorpresivas en las poblaciones de la periferia, en sectores de la clase pobre, el presidente busca arrimar sus hombros y acercar su gobierno a las diferentes regiones y grupos, lo cual le ha permitido construir su mayor capital político en su lucha por la reelección.

Para Abinader, no será tan fácil remontar esa diferencia debido a la presencia avasallante de los recursos del poder y todo su peso abrumador para inclinar la balanza política en la dirección deseada, por lo que romper la hegemonía política que el Partido de la Liberación Dominicana ha establecido en las ultimas elecciones en la República Dominicana, será una titánica tarea.

Además, conspira contra las posibilidades de Luis Abinader el fraccionamiento del voto opositor con la emergenciade la candidatura de Guillermo Moreno y el bloque Alianza País que sustenta su proyecto presidencial, lo cual drena la sangre de la oposición, haciendo más anémico el reto de disputarle el poder a Danilo Medina.Esta dispersión del voto de sus adversarios lo fortalece y lo beneficia, a la par que debilita el desafío de la Oposición.

Aunque justo es reconocer a favor del candidato de la Convergencia juega el factor juventud y lafrescura de una imagen potable sobre la cual cabalga la motorización de su ascenso sostenido, pero que todavía no amenazan seriamente el arraigo político del candidato presidente.Abinader también tendrá que lidiar con la ausencia de su candidatura en la casilla número uno de la boleta y todo lo que ello representa en término de impacto y de psicología política.

Habría que ver también en la arena política, cómo repercutirá electoralmente el peso de algunos problemas irresueltos, como la delincuencia, la cual se plantea como un temade campaña política, ya que la misma es motivo de preocupación de los diferentes segmentos sociales, incluyendo a los empresarios.

Ahora, lo único que parece complicar el panorama es lo que sucederá a partir de los procesos convencionales pendientes y los resultados de las encuestas que se usarán para definir diputados, alcaldías, distritos municipales, regidurías y senadoresen todo el país, por loque restañar las heridas internas que resultarán de ese proceso y lograr la reunificación será determinante para optar al poder con perspectiva de triunfo.La lógica de competencia que se da en estos niveles no esigual a la que se da a nivel de la candidatura nacional, como la presidencia, porque los espacios de poder local y regional hacen que el voto se fragmente de varias maneras, sobre todo en el contexto del voto preferencial.

Definido esto, las muchas encrucijadas de la vida política finalmente comenzarán a distinguirse con un mínimo de claridad. De modo, que a la luz de este panorama,la presente coyuntura electoral se centra en un proceso de reconfiguración de fuerzas políticas, a partir de rupturas y acercamientos políticos inimaginables hace algún tiempo.

En las grandes coaliciones políticas que todavía están en proceso de gestación, los partidos que se capten para obtener las mayorías necesarias en la mecánica de la democracia, serán determinante en el triunfo.