Vancouver, ciudad del suroeste de la Columbia Británica en Canadá y una de las ciudades con mejor nivel de vida del mundo se plantea para el 2020 un ambicioso plan de acción que la convierta en un ejemplo de sostenibilidad.

Desde el 1990, las autoridades de Vancouver encaminaron esfuerzos para reducir la contaminación, siendo la ciudad de Norteamérica con menor huella de carbono. De todos modos y aún con estos datos favorables, se continúan consumiendo muchos recursos naturales no renovables, emitiendo enormes volúmenes de GEI (gases de efecto invernadero) y produciendo grandes cantidades de residuos sólidos.

Es precisamente a partir de estos datos que Vancouver planea convertirse en Greenest City 2020 o lo que es lo mismo: la ciudad más verde del planeta. Vale decir que como competidoras están Toronto, Nueva York, Chicago, San Francisco, Portland, Seattle, Londres, París, Berlín, Copenhague, Estocolmo y Sidney; objetivos: reducir la huella de carbono mejorando a la vez la calidad de vida de sus habitantes sin comprometer a las generaciones futuras ni a otras partes del mundo.

Para que cualquiera de estas ciudades pueda transformarse en una ciudad sostenible (que significaría además de un objetivo medioambiental, una buena estrategia económica para atraer inversiones y consolidar un clima favorable en este sentido) debe cumplir una serie de requisitos – diez en total- los cuales se recogen en el Plan de Acción 2020. Cada uno de estos requisitos conlleva un objetivo a largo plazo y un objetivo específico para el año 2020 que sería algo así como "conseguir la sostenibilidad en una generación". Se da por descontado que esto no es del todo posible, pero se aspira a ir sentando las bases a partir de unos parámetros medibles que serían los que citamos a continuación y que ayudarían – en el caso de Vancouver-  a conseguir una generación libre de contaminación.

1. El valor de la Economía Verde: Consolidar a Vancouver como puntera de la empresa verde, creando 20.000 nuevos empleos verdes.

2. Liderazgo Climático: Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 33% aprox. con respecto a los niveles de 2007. Conseguir reducir a cero la dependencia de Vancouver de los combustibles fósiles.

3. Edificios verdes: Toda nueva construcción será bajo los estándares de edificios con emisiones casi nulas. Mejorar la eficiencia de los edificios existentes en un 20% por lo menos. Liderar la Construcción sostenible y el diseño de edificios verdes a nivel global.

4. Movilidad Verde: Hacer del transporte público, la bici o el paseo a pie,  la opción preferida de los ciudadanos.

5. Basura Cero: Reducir los residuos per cápita en un 50% por ciento respecto al 2008.

6. Fácil acceso a la naturaleza: Producir el fácil acceso a los espacios verdes urbanos.

7. Reducir la huella Ecológica: Conseguir una reducción efectiva y per cápita de un 33 por ciento en 2020.

8. Limpieza del agua: Procurar que Vancouver tenga la mejor agua potable del mundo.

9. Aire Limpio: Igualar/mejorar las directrices de la OMS (Organización Mundial de la Salud) en cuanto a calidad del aire.

10. Alimentos Locales: Convertir a Vancouver en un líder mundial en sistemas alimentarios urbanos.

Todo cuanto se plantea como objetivos del Plan de Acción 2020, representa un gran desafío para cualquier ciudad del mundo llamado desarrollado. Es posible que varios de  estos objetivos no puedan ser cumplidos totalmente por varias de las candidatas a conseguirlo. Incluso es probables que intereses político-empresariales impidan que estos objetivos se alcancen, protegiendo así algún tipo de ventaja o ventajas obtenidas de la situación actual. Peor aún, no nos sorprendería saber que esto quede en agua de borrajas y todo cuanto se ha venido hablando sobre este tema, no pase de un tímido documento que se sume a un motón de papeles echados al pozo de lo imposible…o como llaman los “expertos” lo no factible.

Sin embargo y a pesar de todo el párrafo anterior, sabemos que es posible conseguir ejecutar un plan parecido al Plan de Acción 2020. Sabemos que sí existen intereses sanos, que propugnan por convertir nuestras ciudades en lugares ciertamente mejor vivibles y más habitables para los que nos siguen detrás. Incluso, somos más soñadores aún, y llegamos al atrevimiento de pensarlo posible para un pequeño rincón del Caribe.