El problema de la violencia hacia la mujer tiene diferentes campos de expresión: no sólo es calificable de violencia el hecho que un señor asesine a la amante en pleno día, o tire "ácido del diablo" a la bella mujer que rechazó sus propuestas amorosas.
La violencia es explícita e implícita – esta última puede ser más frecuente tal vez, ya que surge directamente e inesperadamente hacia la mujer, sin que los implicados se den cuenta. También, hay una violencia institucional estructural: es cuando algunos individuos en nombre de la institución dicen cosas inaceptables – como lo que recién declaró el general Eduardo Alberto Then, director de la Policía Nacional. Este dijo que "no permitiría que hijos de madres solteras, ni huérfanos entraran a formar parte de la policía". Al leer esto, pensé que no podía ser cierto, tuve que escuchar la grabación de la periodista Zoila Luna, para comprender la dimensión de las declaraciones y su pedido de disculpas en nombre de miles de madres solteras dominicanas.
El general Then se ha equivocado y disculpado, debemos aceptar sus disculpas, porque la ideología patriarcal está en un nivel tan alto de introyección en nuestras formas de ser y de expresión, que conducen a esas declaraciones desafortunadas. Pero sobre todo, porque hay gente que no tiene conocimiento del tipo de sociedad en la cual viven, no conocen la conducta del hombre nacional ante la paternidad y, mucho menos, el rol de la mujer de cualquier origen socio económico, en el seno de la familia dominicana.
El director de la policía no sabe que la familia dominicana, en su disfuncionalidad actual, está marcada por el abandono – en la cual las madres solteras, esas que "no deben tener hijos que aspiren a ser policías", las que asumen todas las implicaciones de criar como pueden, en una realidad injusta, clasista y excluyente.
El discurso del director de la Policía Nacional no hace más que ilustrar la fuerza que tiene la ideología patriarcal, y los diferentes niveles de desinformación hacia la condición de la mujer, que se manejan en nuestra sociedad, donde es necesario trabajar en la construcción de una masculinidad menos errática, descodificando y descolonizando un discurso hacia la mujer, que reproduce las formas permanentes de sujeción, desvalorización y dominación del hombre.
En esta sociedad patriarcal, la soledad de la mujer ha sido mal vista. Pareciera que habría que tener un pene colgando de la puerta o del cuello, cual dije como símbolo protector, porque sólo la presencia de un hombre garantiza el valor de una mujer ante los ojos de los demás – al punto de pretender que el hecho de criar solas produce seres inadaptados socialmente… Es lo que ha querido decir, entre líneas, el honorable general Then.
Las estadísticas hablan de más de 3 millones de mujeres criando solas, porque se divorciaron y los padres se desentendieron, porque enviudaron jóvenes y se quedaron solas, antes de ponerle padrastros a los hijos. Ni las mujeres casadas cuentan siempre con sus maridos, a veces proveedores, para educar y levantar seres de bien. Esas mujeres también pueden estar solas.
Es sabido que muchos son los que vienen de hogares de madres solteras, que los padres negaron la paternidad, y es gente de bien, de valía, de principios. Y muchos son los criminales que han salido del corazón de familias honorables unidas y hasta religiosas. Cabe destacar que la disfuncionalidad familiar no necesariamente define el comportamiento de los individuos para llevarlos a delinquir. Hay muchos factores que influyen en la crianza de los niños.
Es cierto que la sociedad atraviesa por una crisis de valores muy peculiar, donde hay cada vez más niños abandonados y niñas empujadas a la prostitución, formadas a la sombra de la vulgaridad y desvalorización de género. Pero habría que preguntarse sobre el papel del Estado y la legislación para proteger a la mujer y no seguir, desde los gobiernos, manteniéndola en una condición de dependencia, invisibilidad, desvalorización y abandono.
El Estado tiene una deuda social incalculable, al no invertir en la calidad de la educación, al no pensar en el tipo de ser humano que estamos construyendo. Hay que invertir en la gente, aunque la clase política no lo crea, es lo único que da resultados reales en cualquier sociedad.
Con sus declaraciones, el director de la Policía acabó criminalizando la soltería y orfandad, identificándolas como fuente de reproducción delincuencial, de donde surgen individuos sin escrúpulos, ni principios – como los que se dedican a la delincuencia y al crimen, en la misma policía que él dirige. La delincuencia tiene una pluricausalidad que cualquier miembro de un cuerpo represivo de Estado debe conocer.
Saludamos el gesto del general Then de retornar sobre sus palabras, asumiendo que se ha equivocado, que de haber conocido más profundamente el valor y la lucha de la mujer dominicana, abandonada por el Estado, jamás habría dado tales declaraciones. No deja de ser una lástima que funcionarios de esa estatura, tan preparados, tan necesarios, desconozcan el sufrimiento y los retos de las madres solteras.