Un querido lector del pasado artículo “ Robarse un avestruz” me comenta que “hable de Pujol, a ver si roba”. No sé si la sugerencia la hizo por estar algo molesto porque señalé en ese escrito que en este país se producen robos ( insisto que el del avestruz de Moca es curioso, porque eso no sucede todos los días) o por la coincidencia de que el señor Pujol, un político importante, es catalán, al igual que yo, o tal vez quiso decir lo que está tan en boga entre políticos corruptos… y tú -o ustedes- más!

Si es por lo de robar, no debe sentirse ofendido, porque esa práctica es muy vieja y se hace aquí, allí, allá y acullá, en todos lugares del mundo, hasta en el santo Vaticano donde está entronizado el Papa, y creo que coincidirá conmigo al decir que esta plaga se ha recrudecido en nuestro país con la crisis económica y el ablandamiento de la autoridad. Casualmente, el editorial del Diario Libre de  este miércoles pasado lo confirma  diciendo “que ahora en turba, asaltan periódicos, hoteles turísticos y comerciales, roban cables de teléfono, torres de energía eléctrica, tapas de alcantarilla, y todo lo que se pueda vender”.

Si es por el segundo motivo, el de ser ambos catalanes, le diré que Jordi Pujol fue durante más de veinte años el presidente de la Generalitat, institución autonómica con autoridad en todo el territorio de Catalunya, e hizo una gran labor al frente de la misma, reconocida y alabada por la inmensa mayoría del pueblo catalán.

Pero como el humano es humano, y el dinero es inhumano, resulta que se ha descubierto que el señor Pujol tenía ocultos durante treinta años en Andorra, un minúsculo país enclavado entre España y Francia, paraíso para el turismo de montaña y también paraiso fiscal para esconder fortunas de toda Europa, varios millones de euros, se dice que tres o seis, o tal vez sean más, heredados de su familia, que no robados, con el pecado de no pagar impuestos a hacienda como le correspondía, por lo que este delito no se considera robo, sino una defraudación, aunque a fin de cuentas viene a ser lo mismo, porque no pagó unos impuestos destinados a la educación, infraestructuras, viviendas sociales, sanidad etc. de sus conciudadanos.

Para que vea que no estoy parcializado por el origen catalan, le añadiré, como propina informativa, que tres de sus hijos y su mujer, los Pujol Ferrusola, están involucrados en supuestos negocios turbios por valor estimado en cientos de millones de euros, y hasta se habla, o mejor dicho se especula, de dos o tres mil millones, aprovechando el estatus y las influencias del padre, y que la Justicia es la que debe aclarar hasta el fondo la veracidad y el alcance de esos posibles delitos. Pujol ha defraudado al fisco, y lo que es aún peor, ha defraudado a los catalanes, que lo tenían como un referente moral de la política nacionalista.

Hace sólo unas semanas que estuve en Barcelona, y pude comprobar que todos los catalanes, todos, sin excepción condenan sin paliativos este hecho, y por ello Pujol tuvo que comparecer ante el Parlamento de Catalunya y dar explicaciones, aunque estas fueron tan retorcidas y confusas que nadie pudo entenderlas, ni mucho menos aceptarlas. Además, el señor Jordi Pujol lo obligaron a devolver, de manera vergonzosa, la Medalla de Barcelona, una altísima distinción otorgada por su labor política al frente del gobierno catalán.

Lo que también debo decirle, es que contrasta la cantidad de acción mediática y la manipulación la información que al caso Pujol se le ha dado, y se les está dando dedde el sector oficial, por el hecho de provenir de un político catalán, sobre todo si se compara con otros casos de corrupción ocurridos en otras autonomías, como las de Madrid, Valencia o Andalucía, entre muchas otras. Se han realizado tantos reportajes sobre este asunto, que superan en varias veces las tres largas películas del Padrino, y hasta podrían convertirse en una de esas novelas que duran años en llegar al desenlace final.

Además, el Gobierno español ha convertido de manera premeditada y perversa el caso Pujol en un arma contra el actual proceso soberanista de Catalunya, en su intento de frenar las justas reivindicaciones independentistas de esta nación, y especialmente para evitar a como de lugar, la próxima consulta soberanista del 9 de Noviembre, la cual tiene como objetivo decidir de manera democrática sobre el futuro de Catalunya. Se ha retorcido, especulado, exagerado y juzgado el caso Pujol, de manera implícita o explícita hasta límites insospechables, adelantándose así a los fallos definitivos que deben ser de la justicia.

Contrasta, decíamos, con la difusión limitada, y hasta casi omitida, de los casos de corrupción del Partido Popular, del Partido Socialista y otras agrupaciones políticas, entre los que destacan las acusacione al mismísimo Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por recibir sobres con dinero en B, dinero negro ilegal, junto a otros de sus más cercanos colaborades, todo ello con pruebas autentificadas por los más expertos peritos calígrafos, y datos incuesionables presentados como verdaderos por la propia Policía.

Hace apenas dos o tres semanas se destapaban las tarjetas negras de Bankia que enbarraban a más de 80 altos dirigentos de esa entidad bancaria, entre los que estába Rodrigo Rato, alto dirigente del parido del gobierno, que tuvo que dimitir al vapor, y hace sólo unas horas, se descubrieron 51 políticos más en una trama de comisiones y sobornos, entre los que destacan cuatro alcaldes del PP, y uno del PSOE. La corrupción en España ha penetrado a todos los niveles, ministros, presidentes autonómicos, políticos, empresarios, alcaldes, regidores…hasta la intocable familia real, con los escándalos millonarios de Iñaki Undargarin y su esposa, la hija del Rey.

Y aquí viene el tercer posible motivo, el tú, más! entre corruptos! Se estima que en España hay unos 1.500 funcionarios y políticos imputados, más de 300 encarcelados, los menos importantes como es costumbre, y unos robos, sobornos, desfalcos y toda clase de truchimanerías inimaginables, por valor de 40.000 millones de euros. Como verá, querido lector, puede dormir tranquilo, un simple avestruz, unas alcantarillas, unos cables telefónicos, e inclusive los millones no declarados del señor Pujol, son una bagatela ínfima, microscópica, viral, comparada con lo que se roba allí, en la no muy bien llamada Madre Patria.

Aunque, si a presumir de políticos corruptos vamos, en nuestra casa también tenemos buenos ejemplares que no van a la zaga de nadie. No hay más que ver las demandas y acciones judiciales en que se encuentran enzarzados de dos de ellos, y que todos sabemos muy bien quiénes son. Y gracias, de verdad por su comentario.