Hablar de “respeto” en la República Dominicana nos resulta cada vez más extraño. La jungla y el desierto avanzan, el sentido común ya no lo es lo que debería ser.

Un esfuerzo tan válido como la publicación del libro de fotografía “Una  primavera para el mundo”, del cineasta René Fortunato, se envuelve en un cúmulo insoportable de irrespetos que ennublecen los alcances de la obra. Lo que debió ser la más hermosa conmemoración de la Gesta de Abril de 1965 se convierte en una indeseable manzana de la discordia.

Contemos la historia: hace años la hija del escritor René del Risco autoriza a René Fortunato el uso de una canción de su padre para un documental. La interpretación que se le da quien recibió la autorización fue simple: úsala como quieras y ni te preocupes en decir que el título de esa canción tiene un autor con un nombre: René del Risco. Lo que en principio pudo concebirse como un descuido en el acto siguiente se convierte en irrespeto, porque a pesar de las leyes del buen entendimiento, ni Fortunato asume el descuido públicamente ni mucho menos le pone una hoja extra a su libro para decir: “el título de este libro fue sacado de una canción de René del Risco”.

Del irrespeto se salta al abuso al publicar una carta donde de postre se le añade un video de Fernando Casado, que como espadachín manco hasta llega a agenciarse los derechos morales del título –él dice que fue suya la idea-, además de lo más grave, de afirmar en pleno 2015, en el minuto 4:13 de su video, con toda la sonrisa Colgate: “René era un personaje de la izquierda agresiva”. Fernando Casado llega a una afirmación infame.

Aparte de ser conocido históricamente como “El Magistrado”, de ser intérprete de toda una generación del 60 al 70, a Fernando Casado no le reconocemos la altura política como para cuestionar la ética ni la política de René del Risco. Recordemos los años de militante antitrujillista de René del Risco a finales de los 60, su encarcelamiento y las torturas sufridas, su papel militante en la Guerra de Abril, el legado de sus poemas cuestionantes de tantos órdenes represivos, sus principios de esperanza y su conciencia crítica. Mientras Fernando Casado pulía su voz en festivales, deleitándonos con “Por amor” y otras canciones, alejado de todo aquello que significase “pueblo” o “social”, René del Risco conservaba la lucidez en lo personal, en lo cotidiano, haciendo un compromiso con sus convicciones y no sólo con quien aplaudía más.

Por lo demás, René del Risco nunca fue miembro de “izquierda agresiva” alguna. René se ganó el respeto de todos porque cuando tuvo que luchar, luchó hasta las últimas consecuencias. Una parte de la izquierda lo toleró mientras otra parte, más facilona en sus comentarios, se conformaba con situarlo como parte de “la frustración de la pequeña burguesía”. René tuvo la virtud de pensar y de pensarse, siendo consecuente con lo que creía, sin inventarse pasados heroicos e históricos, nada que ver con aquello a los que nos tiene acostumbrados Fernando Casado desde hace un par de años, al parecer poseedor de una memoria elefantíasica y hasta con la cachaza para sugerir que el “cielo rojo” de René era como una avanzada guerrillera o cosa parecida. En síntesis: para “El Magistrado”, René era un “izquierdista agresivo”. ¡Una pena que en aquellos Doce Años de Terror balaguerista Fernando Casado sólo se haya dedicado a interpretar hermosas canciones!

Lo de Fernando Casado como verdadero autor de “Una primavera para el mundo” lo podemos considerar, entonces, como una boutade, un desliz de su memoria, un inflarse sin darse cuenta que su “lógica” no es más que una vejiga reventada.

Pero volviendo a la carta que ahora le envía Fortunato al Presidente Medina, permítanme decir lo siguiente: conozco a los dos hijos de René del Risco desde hace un buen tiempo. En 1984 tuve el privilegio de conocer a Minerva, forjándose desde entonces una gran amistad. En 1998 me encontré con Rene hijo, cuando traemos a su abuela doña América Bermúdez vda. Del Risco a un programa de Radio para hablar de su padre. [El programa se llamaba “Café de Medias”, lo producía José Antonio Rodríguez, y en su primera parte se integró un elenco de primera: Yaqui Núñez del Risco, Nandy Rivas y quien esto escribe. La primera parte se puede oír en: https://www.youtube.com/watch?v=LQqs4dmQqGc).

Con Minerva comenzamos a finales de los años Ochenta un arduo trabajo de puesta “en orden” de una parte de los papeles de su padre. En mis más de 30 años de trabajo editorial y unos cuantos más como crítico literario, nunca me había encontrado con una persona con la calidad humana de Minerva del Risco. Solidaria, generosa, desprendida, dispuesta a compartir con todo el legado de su padre, así es ella. Cuando se trata de algo relacionado con la obra de René del Risco, ha sabido desplazarse largas distancias para representar a su prestigiosa familia, porque no sólo está René, sino también su bisabuelo Federico Bermúdez y también su abuela, doña América Bermúdez vda. Del Risco.

Cuando en aquellos Ochenta escribía mi trabajo de tesis sobre su papá, no hubo rincón de sus papeles que ella no cediese generosamente. ¡Hasta su novela inédita, “El cumpleaños de Porfirio Chávez”, nos permitió recuperar sin hacer una sola pregunta ni pedir nada, ni siquiera ejemplares a cambio!

Testigos de esta corrección de la Familia Del Risco-Musa-Bobea podrían ser José Israel Cuello –el primer gran editor de la obra de René, a través de su mítica Editora Taller-, y también Miguel De Camps, quien realizó una hermosa edición de sus “Cuentos completos”.

Según tengo entendido, ni Minerva ni René hijo buscan obtener una “obtener una fuerte suma de dinero”, porque para ellos la memoria de su papá no es una mina de oro. Esto es todo un exceso de Fortunato. O no los conoce lo suficiente o está exagerando abiertamente la nota. De todos modos, es muy afirmar realizar semejantes consideraciones sin ubicar el contexto de aquella demanda.

A los que estamos inmersos en el mundo editorial y al mismo tiempo trabajamos la literatura, lo que se busca con esta demanda es muy simple: respetar los Derechos de Autor. Aunque consuetudinaria, aunque sea ya una costumbre el no reconocer derechos, es hora ya de llamar la atención por una cultura del respeto.

A René Fortunato le pregunto: ¿es tan difícil excusarse, anexar una hoja donde simplemente se diga “Una primavera para el mundo es el título de una canción de René del Risco”? ¿O cree el cineasta mencionado que ya tiene todo el derecho moral sobre algo que históricamente se ha determinado que tiene nombre y apellido? ¿Tiene sentido sacar a Fernando Casado con la misma lógica con que el mago saca un conejo de un sombrero? ¿Ahora hay que acusar al mismo René del Risco de abuso de confianza por haber asumido como suyo un título que no lo era?

Todo esto es un absurdo, una majadería, también un exceso, algo que pudo haberse arreglado con una curita pero que ahora, por el desmadre, seguramente necesitará un cirujano, lo cual en verdad lamentamos. Al final, los que sufrimos somos los lectores, a los que nos resbala un libro como el de Fortunato, que debió ser toda una conmemoración y que por este detalle del título se convierte en una máquina ruidosa.

Ojalá y René finalmente le ponga el papelito en cuestión a su libro, admita su desliz y que para mirar al pasado no necesitemos de los conejos salidos del sombrero, perdón, de los Magistrados que sólo agregan humo.

Ojalá y no nos sigamos esfumando con algún que debió haber sido una buena primavera.