Como es sabido, el abuso sexual suele ocurrir entre personas cercanas, conocidas y familiares. Se da sobre la base de una relación de confianza donde el niño o niña no espera que esta persona querida y cercana le agreda sexualmente. Esta manera en que ocurre, no les permite a las víctimas reaccionar  tan rápido como lo amerita la situación, pues la confusión acerca de lo que está ocurriendo, retrasa su capacidad de respuesta.

Cuando el abuso ocurre en los primeros años de la vida, es aún más difícil, pues si los niños no han recibido la información que requieren acerca de quién puede y quién no puede tocar sus partes privadas y el secreto se guardará durante años. Con más frecuencia de lo deseado ocurren situaciones de abuso sexual entre primos y primas, tíos y sobrinas, abuelos y nietas, en fin, vínculos directos de familiaridad y consanguinidad.

Recibí a una familia que asiste a la terapia, pues la chica adolescente de 13 años acaba de revelarles a sus padres el abuso sexual sufrido. Ella tenía 5 años y un primo hermano, 8 años mayor que ella, la tocaba. Padre y madre, en una actitud responsable, buscan ayuda para manejar esta situación que  las familias, regularmente, no están preparadas para enfrentar.

Callar por vergüenza, proteger a otras personas distintas a las víctimas o desatar una guerra, mantiene las dinámicas que sostuvieron el abuso y estaremos traspasando el trauma a la siguiente generación

La chica con una capacidad de análisis y agudeza mental sorprendentes, cuenta cómo había olvidado los hechos y un día, repentinamente, los comenzó a pensar y le  provocaron angustia,  fue cuando valientemente decidió conversar con sus padres. El inconsciente, como un recurso de sobrevivencia para nosotros los humanos, guarda los recuerdos dolorosos en un rincón, pero un día, por algún estímulo asociado se despierta y el recuerdo llega a la conciencia. Talvez está vinculado con la posibilidad de estar listos para asumir el dolor que provoca y hacer alguna acción al respecto.

Una vez revelado el secreto, se despiertan muchos sentimientos distintos en cada miembro de la familia que pudiesen confundir la dirección de las acciones a tomar. Cada uno de los padres, de acuerdo a su fondo emocional, las circunstancias particulares de la relación y de cómo ocurrieron los hechos, podría sentir culpa, rabia, pena, miedo, deseo de justicia, desilusión, entre muchos otros.

Es importante decir que en una situación como esta las emociones principales a cuidar y proteger son las de la víctima. El niño, niña o adolescente tiene que mantenerse como el centro de la reparación por el daño sufrido. A ella o él deberemos preguntar, ¿qué necesita que su padre o madre hagan para sentirse mejor y comenzar a sanar? Así, en la medida de lo posible y en el tiempo adecuado, se van  tomando las acciones para su recuperación emocional.

Regularmente las víctimas piden que el agresor sepa que recuerda lo ocurrido. Esta conversación es necesaria y puede ser en compañía de su familia, con uno o ambos padres, a solas en un lugar seguro o incluso por medio de una carta o vía digital, de acuerdo a cómo decida la víctima hacerlo.

Luego, los padres del agresor, que seguirán siendo familias toda la vida, también deberán enterarse. Este suele ser un paso muy difícil pero necesario. Con mucha frecuencia estos agresores fueron víctimas anteriores y esta circunstancia les da la oportunidad de reparar también el daño sufrido.

Explorar en la familia la posibilidad de otros miembros que hayan sido víctimas de la misma persona, también es necesario en estos casos.

El abuso sexual se sostiene en el silencio  y si callamos, luego de ser revelado, estaremos re victimizando a las víctimas, haciéndonos cómplices y responsables de lo ocurrido.

Es necesario tener una visión más amplia acerca de los problemas que suceden en las familias. Un hecho tan doloroso como este no debería ocurrir, pero si así fuera, es la circunstancia adecuada para aprender nuevas formas de convivir y ser familia.

Callar por vergüenza, proteger a otras personas distintas a las víctimas o desatar una guerra, mantiene las dinámicas que sostuvieron el abuso y estaremos traspasando el trauma a la siguiente generación.

Buscar ayuda terapéutica idónea que encamine a la reparación completa de la familia, la humanización de todos los implicados y desarrollar nuevas fortalezas en todo el sistema familiar, le dará sentido al dolor convirtiéndolo en oportunidad de crecimiento y desarrollo.

solangealvarado@yahoo.com

@Solangealvara2