- El amor platónico viene del Renacimiento
Se ha dicho que el término Amor platónico tiene un extraño origen. Que lo utilizó por primera vez el italiano Marsilio Ficino, un sacerdote católico, filolólogo, médico, filósofo, especialista en Platón.
A partir de entonces el término se aplicó a los amores imposibles. Es decir a las personas que idealizan a otras y se enamoran de tal manera, que el contacto físico no ocurre nunca. Ni siquiera se atreven a intentar alguna acción física. De modo que ese plantonismo significa un enamoramiento que nunca se llega a materializar.
Puedo dar testimonio de estos sentimientos. Cuando me enamoraba de alguna joven y la idealizaba, comenzaba a escribirle poemas. Lo importante no era llegar a tener amores, sino la musa a que me motivara. Cuando ese amor platónico se materializaba, es decir, llegábamos a tener algunos contactos físicos, desaparecía. Moría como instrumento poético. Comenzando a buscar otras.
Resultó que entre esas mujeres que me inspiraron, estaban por lo menos dos, que como en el caso de Dante Alghieri y Francisco Petrarca, los más grandes poetas del amor platónico perfecto, es decir que solo vieron a sus damas de la cual se enamoraron, de tal modo, que las inmortalizaron sin haberlas tocado y de la que solo una de ellas se enterara de la pasión que inspiró, reaccionando de mala manera, como veremos más adelante. A las dos, solo después de muertas le dieron motivos para producir obras tan grandes, que se han mantenido como los más importantes poetas platónicos de todos los tiempos.
Yo, puedo, con toda modestia, señalar, que no igual, pero muy parecido a ellos, tuve esos apasionamientos puramente poéticos, jamás materializados, de dos damas en especial que sobresalían del montón social y por quienes sentí, a pesar de la amistad sincera que nos unía, del respeto a sus esposos, amigos muy queridos también, el deseo de idezlizarlas y le escribí poemas que cualquiera al leerlos pensaría que entre nosotros hubo algún contacto físico. Nunca personalmente les expresé ninguna palabra afectiva de amor sensual, ni hubo toques ni nada parecido. Si hubiesen existido, ahí mismo la musa se desvanecería.
Esta descripción real de lo que es un amor platónico, que no aspira ni desea siquiera la consumación de la carne, podría confundir, como decimos, a que “algo hubo”. Sí, lo hubo: la inspiración, el motivo del poema. Solo eso. Nada más.
Para que quien lea estas palabras ofrecemos datos biográficos y retratos de El Dante y de Petrarca; tomados los primeros de nuestro libro inédito “Siempre habrá poesía romántica” y de otras fuentes.
Dante Alighieri degli Alighieri, como era su nombre, ha pasado a la historia simplemente como El Dante (Il Dante, dicen los italianos). Estamos hablando de la más alta figura de la literatura italiana de todos los tiempos y uno de los más importantes y más citados del mundo. La Divina Comedia (1304-1321) es, quizás, la obra poética más conocida y difundida del universo. Como referente romántico está dedicada Beatrice Portinari (1265-1290) de quien se enamoró al verla cuando tenía nueve años (1274) y a la que había dedicado Vita Nouva Vida nueva)en 1295.
- ¿Quién fue realmente Beatriz?
De un programa radial: https://radiomitre.cienradios.com/historia-de-un-amor-eterno-dante-y-beatrice-por-federico-andahazi/ Hemos tomado algunos detalles interesantes sobre Beatriz. Su nombre real no era Beatrice, sino Bice. Dante la conoció cuando ambos eran niños, ella tenía 10 años, por vivir ambos en Florencia no muy lejos, la veía pasar y la idealizó. Pero ella nunca le hizo caso. Luego ella casó con Simoni Bardi un rico banquero.
“Cuenta la historia que Bice era amante de la poesía y asistía a reuniones en las que se recitaban versos de los jóvenes florentinos. En una velada, alguien leyó algunas poesías del entonces para nada conocido Dante Alighieri y Bice se dio cuenta que esos versos se referían a ella, una mujer casada.
Espantada por la idea de generar esos sentimientos apasionados en un hombre a quien nunca había dirigido siquiera la palabra, después de eso, ya no volvió a saludar a Dante. Si lo veía por las calles de Firenze, le daba vuelta la cara, incómoda y ofendida en su pudor. Bice, Beatrice, la amada, la mujer idealizada por excelencia, murió a los 23 años”. Dante escribió:
“Un hombre descolorido y macilento se me apareció y me dijo: ‘¿Qué haces? ¿No sabes la noticia? Ha muerto tu dama, que era tan hermosa”.
“Dante no soportó el dolor y cambió su actitud de amante sufriente y casto por un desenfreno signado por todo tipo de excesos, hasta que su padre le eligió una esposa.”
De modo que en este caso, el amor fue imposible. Ella murió por una pandemia que asoló a Italia.
- El caso de Petrarca fue un poco diferente
Ficha del libro inédito citado:
Francesco Petrarca (1304-1378). Como poeta enamorado de un amor imposible, que apenas vio también una vez y quedara prendado para siempre, siguiendo las huellas del Dante, íntimo amigo de su padre, está dedicado a Laure de Noves (1310-1348), que luego sería Laure de Sade al casarse con el marqués Hugo de Sade, familiar del Marqués de Sade (1740-1814), a quien vio un Viernes Santos el 6 de abril de 1327, cuando tenía 22 años. Ella le inspiró su obra mayor en verso: El Cancionero o Rima in vita e Rima in morte de Madonna Laura, publicado en 1359.
Se citan históricamente muchos otros amores, pero estos dos son lo máximo. Nunca hemos sabido la reacción de los viudos ni las de sus descendientes. A veces, pienso en los hijos de mis musas platónicas, que sus esposos en vida lo supieron y se dieron cuenta de que eran “cosas de poetas”, por saber que nunca hubo nada parecido a una pasión carnal, sino una amistad limpia y pura, solo para la inspiración inventiva. Eso es realmente el amor platónico.