El sufrimiento causado por la Revolución Cubana a   cubanos en América  ha servido de  trasfondo a   cambios  en las obsoletas y costosas políticas del hegemón mundial hacia un insignificante ratoncito de campo; una neo-colonia  cuyo soberbio líder, hoy en la decrepitud,  hace  años osase rugir.  Apena tanto dolor y  añoranza sentidos por el inteligente, trabajador y prospero Cubano-Americano  por mas de medio siglo no haya servido para cambiar el status quo ni en la amada isla ni en los EEUU.  Vale preguntar ¿por que?

A pesar del D17, fecha en la cual el presidente Obama diera a conocere los cambios en la politica americana hacia la isla, ese  pueblo, principalmente en MIami,  pregunta,   ¿mas  de la misma retórica  en los próximos cinco años?   Y nosostros ¿ ademas de remesas  y de testigos ante la historia,  que hacemos, que haremos?  ¿Podrá  "un puñáo" apuntalar la evolución cubana,  mas allá del caos generado por la implosión del modelo estatal cubano?  Y al apuntalar los cambios,  ¿será ese "puñáo"  capaz de apoyar a quienes quieran evitar  el derrotero marcado por los Trujillos, los Somozas, el narco-gobierno en Honduras, o el petrodictadura en Guinea Ecuatorial, Nigeria, o Chad,   la corrupción empobrecedora y galopante en  Rusia,  Brasil, Argentina, México,  la Rep. Dom., Colombia, Argentina,  Hungría o  Venezuela, o las nuevas dictaduras  en los Stands del  oriente en su era post-soviética donde frecuentemente la única libertad para la mayoría de la población aislada e ignorada es la libertad para morirse de hambre?   ¿De ser ciertas las crecientes especulaciones, podría tener  éxito una oposición frontal de un puñáo de "exiliados" a los planes de la CIA y sus afiliados cubanos, sobre todo dada  una victoria Republicana,  de montar allá, un hombre fuerte modelado en dictadores latinoamericanos del Siglo XX?     Como dijera FDR refiriéndose a Somoza, esta vez nuestro "bastard."   ¿Cual es la perspectiva del fatigado pueblo cubano americano en estas diatribas teóricas?  ¿tendrá algún mérito  sencillamente preguntar?

¿Podrá ese pueblo creer las débiles señales apuntando cambios benéficos?  ¿Hacia una reformulación de la gobernabilidad cubana, con incipientes  indicios de mayor libertad, sobre todo  en el mundo artístico y la micro y pequeña empresa y, como describiese su Presidente, Raúl Castro, y en total desesperación,  su atrasadísima  agro empresa viciada por impenetrables bosques de marabú?.  Aún en los legalmente complejos   mercados de bienes raíces y vehículos se notan cambios. Difíciles de creer,  llegan a  ese pueblo, sobre todo en el Sur de la Florida,  rumores  con noticias de  cubanos en el extranjero  comprando propiedades y carros antiguos en la isla.   Siempre locuaces–a menos que hablar les vaya a costar el trabajo en la Florida–quienes a ella viajan  notan cierta  influencia de las nuevas políticas.

¿Será cierto los grises  estén abriendo un poquito la  restringida  libertad de expresión ( no de organización) en las calles habaneras? ¿Que el racismo va menguando efectivamente, no solo retóricamente y los derechos de la mujer valen mas al  enfrentarse al  histórico machismo cubano?   Discusión  sobre la unificación de la moneda (vistas en el canal de TV cubano) y pagar sueldos no definidos por envidiosos burócratas mas por su valor añadido, entre otros cuestionamientos,   son temas frecuentemente discutidos en las mesas redondas cubanas  y en sus seminarios nacionales e internacionales.  ¿Tendrán estas expresiones alguna credibilidad o mas vale, como se ha preferido  por mas de medio siglo, refugiarnos en la fe del carbonero y sencillamente rechazar, dogmáticamente,  cualquier notícia benévola lleganda de la isla?  El pasado, y la distorsión de la información en ambos lados del  paredón de caña, llevan  hacia esta última opción.

Vale  cuestionar la euforia creada por  esas señales.  ¿Por que?  Fuera de alguna pequeña apertura en el sector turístico, poco nuevo hay (mucho ruido con embajadas; importante  símbolo, mas en símbolo por ahora  quedan).  El embargo sigue en pie  (mas allá de las exportaciones invisibles en ventas a turistas u otros visitantes, Cuba no puede exportar  a los EEUU, ni arte, ni tabacos, ni nada), y el Congreso aun niega  a los ciudadanos americanos  la libertad de visitar  la díscola neo-colonia.  O sea, las señales llamadas a producir el cambio aun brillan por su ausencia.  Hace falta urgentemente una segunda generación de empujones. Válidamente,  cubanos americanos cuestionan  ese segundo empujón.

En otro y siempre el mismo tema,  Hillary ha pronunciado  un excelente discurso en  Miami;  valiente, sereno y atinado.  Honra haber sufrido por el ideal de un caimán del Caribe libre,  y  Hillary  respeto  ese sufrimiento.  Reconoció  ese dolor nos caló hondo  mas, comprensiblemente, ha decidido cambiar su pensar porque ha concluido la política existente debilita al hegemón, no lo fortalece.   Muchos la aplaudieron, pero con los mefistofélicos hermanos aun vivos, que pasará?

Estas  dudas sobre el D17 y sus secuelas no hacen al  pueblo cubano-americano irracional como alegan los ignorantes. .  No solo  la ausencia patria golpeo  y creo emociones amargas e insatisfechas.  Hoirriblemente, ese  penar  fue  exacerbado por políticas dedicadas a  impedir su sanación (en su esencia,  sin McDonald’s y con enorme libertad,  similar a la seguida por los árabes con los refugiados palestinos).  Estas políticas de venas abiertas, de   no dejarlas sanar jamar,  a pesar de estar envueltas en sagrados valores,  han costado medio siglo de fracasos.  La emoción siempre debía dominar la razón, la objetividad el mayor enemigo.   Al pueblo sufriendo en Miami no se le ha permitido curar las laceraciones emocionales causadas por el dominio  del increíble Fidel.  En muchos hogares el discurso "de los abuelos" aun obedece el  triste libreto  escuchado a finales de los 50s y 60s.  ¿Serán en realidad Cuba y su dividido pueblo  grandes víctimas  ni del comunismo ni del hegemón,  sino del romanticismo a ultranza?   ¿La emoción de la sinrazon?  Gusano fue el emblema de honor creado por quienes nos rechazaban como traidores por atrevernos a cuestionar   decisiones revolucionarias porque el comandante siempre tenia la razon.   La razón en la Cuba de Castro estaba y esta  supeditada a la emoción de seguir ciegamente al máximo líder; el objetivismo, como la contabilidad,  no tenian lugar en la praxis castrista.  Mas mucha agua ha corrido bajo el puente desde entonces.

El mundo ha cambiado, los años han pasado y nosotros  quedamos.   Quienes otrora vociferasen  "paredón"  o están muertos, o  cantan otro ritmo con versos  distintos, o  ni lo recuerdan, o han partido de la isla.  ¿Habrá llegado  el momento de romper  las cadenas del pasado y dedicar la fortaleza y poder restante  a luchar por un futuro mejor, aunque sus vericuetos se aparten de nuestro preferido andar?  Incluirá el reordenamiento hacia Cuba dejar descansar nuestro dolor, y poder decir sin ser acusado por los poderosos de traidor, basta ya?  Se podrá elevar de nuevo el reino de la razón sobre el Dionisio de Nietzsch?  ¿O millones seguiran financiando la campaña manteniendo las venas abiertas?

Pobre pueblo cubano,  avasallado por la historia  y su consumismo ilimitado.  Los románticos revolucionarios, con su hombre nuevo pisoteado por una inclemente realidad sin subsidios soviéticos,  fracasaron al  entregarle el poder real a grises  burócratas.   Pero continuaron "mandando."  Y los románticos demócratas  quedamos cultivando neuras con la Cuba de Ayer.  Pero triunfamos en los EEUU.

Un puñáo,  digamos una segunda generación  de  gusanos, acusados  por nuestra "propia" gente,  escuchamos la clarinada  sacudiendo  nuestra pesadilla; las notas de esa  clarinada pedian mas razon, mas, horrible palabreja, "objetividad."  Para esos gusanos,  quienes  rehúsan la comodidad de la crítica cómoda, sin análisis y la vejez tranquila,  llegó el momento de guardar nuestro sufrimiento en un lugar digno, en  nuestros corazones, y contribuir, esperando poco  y nunca confiando en burócratas de uno u otro corte, a la aceleración de la democratización  paulatina  y la libre empresa en  la isla.   ¿Podrá ese puñao reestablecer el reino de la razón en medio de un mar sinrazón?  ¿Podrá el cubano americano superar sus justas reclamaciones y lanzarse a una difícil transición controlada, inicialmente,  por quienes en Cuba aún mandan?  Por medio siglo los cubanos de allá y de acá hemos arado en el mar. ¿No  es hora de arar en el fértil suelo cubano?