"A mi gusta Radio Cristal"…570 AM

Las aspiraciones de los  seres humanos no están escritas, y en esos millones de historias encontraremos hazañas de superación personal y logros que casi inenarrables.

Trascender con dignidad, poniendo la esperanza en un yunque de chispas e ilusiones. Es lo que a esta sociedad a muchos ha dejado Güicho Pichardo, quien tiene un lugar de honor entre tantos.

Luis -Güicho-Pichardo
Luis -Güicho-Pichardo

A todos nos gusta Radio Cristal, la vieja, la de la línea viva de Güicho Pichardo

Se remonta la memoria al corazón vivo de los años 70 del siglo XX.

Luego de la Guerra de Abril, la radio dominicana se rehacía, buscaba como todas las cosas de entonces un reacomodo para organizar la creatividad y acompañar la vida cotidiana de dominicanas y dominicanos, en el contexto de lo que geopolíticamente se conocería como la Guerra Fría o los tiempos de la Democracia Restringida.

En aquel marco aparece Radio Cristal, cuya frecuencia en Amplitud Modulada (AM), era 570. Los últimos dos dígitos contenían la década.

Y en los días patrios volvía el Parque Enriquillo a ser la algarabía popular urgente; máscaras, diablos cojuelos, campanitas y un gozo popular  que Güicho Pïchardo evocaba siempre como si fuera el anhelo de una memoria popular perdida para siempre.

Que se recuerde, aquella fue una de las últimas grandes experiencia en AM, junto a Radio Continental, en materia de audiencia, sin olvidar la Voz del  Trópico y Onda Musical, la legendaria e “inconfundible”.

Radio Cristal fue un referente vigoroso y juvenil de la radio de entonces.

René Alfonso, con la Excelente Música del Mundo; Emmanuel Silvestre con Etcetéra;  Ricardo Gil y Juan (Johnny García) con Cristal Latinoamericano; Tommy García con la experiencia de Audio Cristal; Armando Almánzar con su Chitti, Bang, Bang fílmico. Pero la mañana arrancaba con Güicho Pichardo y la Línea Viva y la audiencia crecía, nadie movía la aguja del dial.

Apenas interrumpía la famosa Noticia Viva, que desde la calle estrenando control remoto, los hechos de  sangre y  asfalto de entonces llegaban de inmediato a miles de hogares en la capital y gran parte del territorio nacional (entonces las frecuencias no se yuxtaponían una sobre otras, no existía tanto desorden en el dial).

En cada historia evocada: su Villa Francisca primero

Envuelto en toda aquella historia, estaba Güicho Pichardo haciendo los pinitos musicales del gran melómano, que sería base esencial para su carrera de productor musical en años futuros.

El viejo Parque Enriquillo, centro de Villa Francisca
El viejo Parque Enriquillo, centro de Villa Francisca

Mientras tanto, ahí estaba el parque Enriquilllo, pulmon popular de la famosa Villa Francisca, lar urbano de esta capital con miles de historias y personajes, el asiento del Centro Obrero y el voleibol interbarrial nocturno. En fin, historias incrustadas en las narraciones de Marcio Veloz Maggiolo y las vivencias de la familia Lendor (deportistas y barítonos); lugar donde Ramón Oviedo descubriera su vocación, la que Güicho Pichardo conocía por haber trabajado cerca de la calle Félix María Ruiz, en un taller de enmarcados de cuadros. Eran los tiempos en que era difícil señalar la calle Caracas, sin hacer alusión a los almacenes de la antigua Ferretería Villa.

Y en los días patrios volvía el Parque Enriquillo a ser la algarabía popular urgente; máscaras, diablos cojuelos, campanitas y un gozo popular  que Güicho Pïchardo evocaba siempre como si fuera el anhelo de una memoria popular perdida para siempre.

Y Güicho, con ese mismo sabor a nostalgia envolvía  su alegría. ¿Cuántas veces al subir  por la 19 de Marzo o la José Reyes sus ojos  vivos miraron en la colina  emblemática  la escuela Arzobispo Valera?…

Güicho Pichardo: miembro de número de la Logia 19 De Marzo con Conde

El proyecto de Radio Cristal y quizás mucho antes, le había hecho contradecir la orden del dedo de bronce del Almirante (tocar madera) ubicado en el Parque del mismo nombre, que pretendía enviar a los de Villa lejos de la Ciudad Colonial, con la sentencia soez que ya es dicho popular.

A la izquierda Luis -Guicho- Pichardo hacia el centro Fausto Rey (camisa oscura), entre otras personas no identificadas.
A la izquierda Luis -Guicho- Pichardo hacia el centro Fausto Rey (camisa oscura), entre otras personas no identificadas.

Güicho Pichardo viviría entonces entre dos culturas barriales, haciendo suya la Ciudad Colonial y conservando esa digna ciudadanía de Villa Francisca mientras ejercía todas las tardes, en su ungida esquina de Conde con 19 de Marzo, aquella Logia al azar masculina que era un bazar multitemático: cultura, pelota, política y un largo erotismo visual con humor y ganas…

(No faltaba el abuelo de Julito Sanz, cuyo radio portátil pegado al oído era el monitor noticioso ad honorem de los congregados)

Ecos circundan aún en las paredes intramuranas y sus  calles de siglos, cuando Güicho con Fernando Echavarría colmaría con largas noches de fin de año esos  fiestones a los pies de puertas del Mesón de Bari, su morada de amigos y cercanos, en la actitud sobria del afecto recíproco…

El productor musical se  enamora de Colombia y gusta de Puerto Rico: promueve su país con orgullo

Nos gustaba a todos Güicho Pichardo en su Línea Viva, la huella sonora de la conocida voz, aquellos eran otro tiempo y otra historia, aquel país en dos décadas más sería solo recuerdo y memoria: como las olas, nos arrastraba la triste trampa de Heráclito, todo es cambio y devenir continuos.

Agitados pasarían los segundos y los minutos, el tiempo todo lo cambiaría para siempre.

Al  tris de un tic tac giraría, en un abrir y cerrar de ojos, la gigante estrella parvularia de ferias y  confetis. Pesan los años y las ilusiones, en cada balance de arbolitos y luces decoradas, emerge el pelo gris sin decir palabras,  los ojos piden gafas amistosas, las de Güicho. Nacen las batallas vitales y nuevas  circunstancias piden respuestas.

Un manejador de grupos musicales, es aquel que está pendiente al dinero, a la presentación inmediata, que no tiene sensibilidad de audiencia, que desconoce el secreto de la diplomacia en las relaciones comerciales. Güicho Pichardo fue un brillante productor musical, eso es otra cosa.

Escarbó en sus experiencias de auténtico amante de la música, consagrado melómano, conocedor de audiencias populares, excelente olfato para el  talento joven y  la experiencia por él mil veces narradas de su relación con Mateo Santacruz. Hilvanó todo eso para buscarse un espacio de trabajo inspirado en estos últimos tiempos de música, aviones y proyectos.

En más de una ocasión hablamos de Puerto Rico y compartimos esas simpatías mutuas dando muestras inequívocas de su conocimiento de la cultura jíbara de Puerto Rico, uno de los pilares de la música rural de aquella isla. Entonces tarareaba una plena con regusto borinqueño y rendía honores a Ismael Rivera  y  Andy Montañez o de repente se recordaba del pianista Papo Lucca.

De pie, segundo a la izquierda, Güicho Pichardo, seguido de Frank Moya (Super Frank), René Alfonso, entre otros. En primer plano, sentados, José Joaquín Pérez entrevistado por Joseph Cáceres.
De pie, segundo a la izquierda, Güicho Pichardo, seguido de Frank Moya (Super Frank), René Alfonso, entre otros. En primer plano, sentados, José Joaquín Pérez entrevistado por Joseph Cáceres.

Su contacto con lo lúdico de Colombia vía el Caribe, Barranquilla entre otras ciudades, le abrió a perspectivas nuevas, distintas, vivía ilusionado con una sociedad que le acogió como un Zar de la música antillana. Se sintió altamente valorado y respetado allí, tenía planes importantes generados por su astucia y visión en ese mercado de la música, siempre en ebullición, y que él conocía como nadie.

Un punto que nunca se debe olvidar: a pesar de todos los elogios a Colombia, excitado, furioso, fue allí como dominicano a brindar nuestra música y  promover un  país que, a pesar del dolor que a veces expresaban sus palabras, amaba con delirio inquebrantable: el oficio de patria no es un empleo accidental, es un sentimiento fuerte y constante: Güicho Pichardo lo tenía.

Estaba consciente de que con su labor la música era un magnifico instrumento de promoción de lo dominicano.

Entre sus labios habrá quedado, lo que falta, New York, su New York. Marcel Proust, aquel novelista francés de la Búsqueda del tiempo perdido (A la recherche Du Temps Perdu) nos recordaba que Güicho Pichardo quedará vivo en la memoria de los generosos, bondadosos, que de modo sabio han aprendido a valorar la idea de que una hora común, como la suya, es  un marcado destino colectivo y que recordarlo con afecto, es un acto de gran humanidad, que Güicho Pichardo merece, con cariño y sincera simpatía. (CFE).

Nota

A instancia de Don Tito Serrata, han compartido este recuerdo:

Dr Amable Castillo. Freddy Ferrúa.Tito Serrata. Familia Mejía González (José Julio Mejía-Cuqui-Marisol, Ullianov, Verónica, Licinia, Juan Julio/Javier). Bienvenido Pouriet. Eddy Leonardo. Arnulfo Soto.  Nandy Rivas. Miguel Vargas Maldonado. Rafael Tejeda. José Ernesto Oviedo Landestoy. Rolando De Castro. Freddy Agüero. Dr Roberto Fernández  de Castro. Marcelino González. José Martí Otero. Rubén Acevedo. Freddy Pérez. Manuel Read. Yoyo Hazim. Amable Valenzuela y Fausto Rey.

Otros amigos no pudieron ser contactados al momento de esta publicación, nuestras excusas.