¡Recojan la basura¡  La expresión del doctor Marcos Espinal, el médico dominicano que es director del Departamento de Enfermedades Infecciosas de la Organización Mundial de la Salud, para prevenir el dengue, la chinkunguya y el zika equivale a un verdadero grito de guerra.  Así es como hay que entenderlo y asumirlo.

En realidad se trata de una guerra. Una guerra para erradicar los criaderos del mosquito que las produce.   Una guerra necesaria para  preservar la salud del pueblo dominicano amenazada por estas tres enfermedades, la más letal de las cuales, el dengue, que el año pasado dejó un trágico saldo de más de cien víctimas fatales, otorga al nuestro el triste privilegio de ser el país de la región donde el padecimiento, que es endémico,   provoca el mayor número de muertes en proporción a los casos que registra. 

Lamentablemente gran parte del país padece un vertedero.  Donde quiera se produce un cúmulo de desperdicios que se amontonan a cielo abierto, criadero de todo tipo de animales dañinos a la salud de los humanos, ratas, ratones, cucarachas, moscas y mosquitos, sobre todo el que resulta el agente transmisor de este trío de enfermedades que tiene en alerta a las autoridades de Salud y la clase médica y en estado de tensión a la ciudadanía.

Si bien se ofreció la noticia de que los cinco casos bajo observación, cuyas pruebas de laboratorio fueron enviadas al exterior para ser analizadas, no están aquejados de zika, esto en modo alguno debe ser motivo para bajar la guardia.  Tanto el Ministerio de Salud Pública como los organismos internacionales, OMS y OPS, han advertido que es inevitable la entrada de la enfermedad en el país.

La pasada semana la Ministra de Salud Pública y el presidente del Colegio Médico Dominicano se reunieron y suscribieron el compromiso de colaborar estrechamente para enfrentar el zika. Es una decisión positiva.   Pero lo importante es trabajar en la prevención. Y la única forma de lograrlo de manera efectiva es erradicando los criaderos del vector.  Es una labor que compete en primer término a las autoridades, tanto de Salud Pública como municipales, pero que requiere también el concurso amplio y decidido de la ciudadanía.   En definitiva somos los ciudadanos los que producimos la basura.

Se trata, pues, de poner el país en pie de guerra.  Es lo que reclama el doctor Espinal con la consigna de ¡Acabemos con la basura¡  Es el paso fundamental.  Los ayuntamientos, que han hecho oídos sordos al reclamo y cuyas autoridades están demasiado ocupadas al parecer en los afanes electorales para ocuparse de la salud de sus munícipes,  tienen que darse de inmediato a la tarea.  Situaciones como las registradas en Santiago y en San Cristóbal representan un alto riesgo sanitario.   Pero no son los únicos casos.   Acabar con la basura tiene que resultar una prioridad inexcusable e impostergable. 

Declarémonos todos en guerra contra la basura como primer paso para eliminar el mosquito transmisor, con lo cual estaremos preservando la salud pública acabando al mismo tiempo  con la peligrosa tripleta que constituyen el zika, la chicunguya y el dengue.   Y de paso, con todas las demás enfermedades asociadas a la falta de higiene pública con la cual estamos en obligada y casi permanente convivencia.