Si dices medias verdades y
medias mentiras, dirás
monstruosidades completas.
A. Thomen.-
Dice una canción; “No sé tú, pero yo…”, sí, yo he comenzado a pensar que ya siquiera pensamos, porque no estábamos preparados para este tipo de situación la cual nos ha abrumado. La ociosidad en muchas ocasiones es mala consejera y si no se tiene la suficiente preparación y capacidad mental, nos acerca más al comportamiento animal irracional que al comportamiento de un ser humano. Hoy asistimos a las manifestaciones más inverosímiles dentro de los barrios marginales y de una juventud que parece totalmente acéfala, adoctrinada por las cosas superfluas en la cuales se ha desarrollado y que esta situación calamitosa, ha sacado a flote todas esas flaquezas morales y éticas con la cual hasta ahora han estado coexistiendo.
Lo expreso sin temor alguno, muy a pesar de que fuerzas cobardes husmean como perros sabuesos tratando de hacerme peor mi existencia pero, me he fijado, que en muchas ocasiones, escribiendo algo o sobre algo fuerte, mi corazón cancanea como una vieja locomotora pero el pulso, oh, ese pulso, nunca, jamás ha temblado; oh Dios mío, ese bendito pulso que tantos desacreditados y por demás lacras purulentas, han tratado de tumbar o torcer.
Grito al igual que lo hace la Nación; grito como gritan los condenados en base a las truculencias de una justicia disfuncional, selectiva, inoperante y descarada; grito por la vergüenza en cara ajena, ante la impotencia frente a los actos bochornosos que han llevado a cabo un grupo mafioso aprovechándose de las calamidades que está pasando este pueblo; grito junto a todos aquellos “quédate en casa”, sin recursos, que sucios políticos les han robado y continúan robándoles, basados en falsas esperanzas y ofensivas migajas, llegando hasta malograrles su propia dignidad.
Grito porque en algún momento, alguien dentro de este gobierno o esta política enrarecida, piense en el bien institucional del país, no solo en hacer negocios o arreglos políticos electorales para saciar sus ambiciones sino, en el futuro de la nación; grito para que comprendan que después de la Dictadura hemos continuado haciendo lo mismo y por eso estamos cosechando los mismos resultados y la muestra de esto, la estamos viviendo con el desastre institucional de los organismos con la responsabilidad de llevar a cabo el monopolio de la violencia a fin de conservar el orden social; grito para que tengan la valentía de hacer una revolución en el entrenamiento de estos organismos, porque las situaciones han cambiado; la guerra fría se acabó; las amenazas han cambiado; no existen los soldados enemigos armados; Haití no es una amenaza de guerra bélica, aun y haya activado nuevamente su Ejército; las protestas no son conspiraciones para derrocar gobiernos, y estas situaciones solo viven dentro de los mismos parásitos creadores de complots, para vivir a costa de inventar ingobernabilidades que solo existen en sus mentes maquiavélicas no, pero aun así, continuamos entrenando la fuerza para luchar en contra de enemigos fantasmas o que han sufrido mutaciones quizás mucho más peligrosas que las que existían, como la irresponsabilidad ciudadana, producto de una falta de cultura y la inexistente fuerza que sin favoritismo, haga cumplir las leyes.
Ahora nada me sorprende, porque hace tiempo que el proceso clientelista de dejar hacer dejar pasar, inició su proceso de arrastre hacia el abismo institucional y hoy lo estamos ya pagando. Por eso, me uno al silencioso y lastimero grito del pueblo, que cual si fuese un símil de aquellas palabras pronunciadas por Arquímedes, ese ilustre científico cuando hizo el descubrimiento de la ley de la palanca: “Dadme un punto de apoyo y moveré al mundo”, el país dice: Busquemos un punto de apoyo, para remover todas estas plagas y escorias, sean políticas o no, que no nos permiten construir una mejor Nación. ¡Sí señor!