La República de Haití aún con las grandes adversidades  de todo tipo que ha tenido que afrontar, en calidad de la educación primaria supera a la República Dominicana en 16 posiciones.  De acuerdo al Índice Global de Competitividad 2014-2015, mientras la República  Dominicana ocupa la posición 138 de 144 naciones del mundo, Haití ocupa la  122.

Dentro del mismo índice internacional, Guatemala supera a la República Dominicana en 8 posiciones; Nicaragua en 13,  Honduras en 22, Venezuela en 24, Bolivia en 27. Chile supera a la República Dominicana en 39 posiciones y Costa Rica, que ocupa el lugar más alto de todos los países de la región, supera a la República Dominicana  en 99 posiciones.

El que ocupemos en calidad de la educación primaria tan lejano lugar es un problema de extrema gravedad. Significa entre otras consecuencias  que aun asistiendo a las escuelas y colegios del nivel primario,  en una gran proporción y desde el punto de vista del aprendizaje, es como si las niñas y niños  no asistieran, pues es muy poco lo que aprenden.

Las cifras que se comentan son suficientes como para provocar una gran alarma. Si bien reconocer los avances que el país ha logrado con respecto a sí mismo, entender que aun así en este mundo global y altamente competitivo, está increíblemente retrasado. Y ello tiene profundas negativas implicaciones en cuanto a las perspectivas de mejorar  el nivel de  vida en el futuro  de una gran proporción de las niñas  y niños que actualmente asisten a las escuelas  y colegios, pues la clave  es precisamente una educación de calidad.

La calidad de la educación es multifactorial en cuanto a sus causas, pero procede  en lo inmediato diseñar  e implementar estrategias de gran impacto que puedan revertir la situación.

En el corto plazo se precisa de una  supervisión  de acompañamiento de gran alcance, innovadora, que se centre en el qué aprender y el cómo aprender que tan bien se han formulado en el currículo, pero que funcionan muy poco en la práctica.

Hacia el  largo plazo pero que ha de ser iniciado en lo inmediato,  procede asumir un nuevo paradigma de la formación de profesionales de la educación para dotarlos de la capacidad suficiente, para dirigir un proceso educativo orientado competencias que integren coherentemente conocimientos, valores, actitudes y habilidades.

Educación de calidad es el gran desafío. Tan trascendente como para que a un solo grito se convierta en la más importante demanda del presente; es mucho lo que significa y encierra para que sea asumida por la Nación  como  una asignatura más.