Hace varias semanas planteamos que Grecia podría estar vislumbrando la luz al final del túnel, ya que todo parecía indicar que se aprobaría el desbloqueo al desembolso de los 12.000 millones de euros restantes del primer paquete de rescate, luego de la propuesta de austeridad del gobierno heleno al FMI, BCE y la Unión Europea; ignorando la posibilidad de un recrudecimiento de su difícil situación interna tanto a nivel político, social y económico.

En Grecia el pueblo está volcado en contra del paquetazo de reajuste fiscal que propone la privatización de la mayoría de empresas estatales, reducción de las pensiones, aumento de los impuestos, disminución de salarios de funcionarios y el despido de miles de empleados públicos. Antes de la erogación de estos fondos y la formulación de un posible segundo salvamento, es necesario que el congreso heleno apruebe la pieza.

La forma más fácil de perder votos en política es con medidas que no sean populistas, como lo es una reforma fiscal. Las reformas se convierten en un verdadero dolor de cabeza para la población, pero un buen estadista prefiere que su pueblo tenga fiebre y no que pase a un estado de coma producto de malas decisiones. Las reformas son difíciles y con un altísimo costo político, pero totalmente necesarias en aras de mantener la estabilidad económica.

Lo que debemos de tener en cuenta es que en caso de que no se haga un verdadero ajuste, el crecimiento económico y la creación de empleo serían una utopía. En este punto, los políticos deben de dejar a un lado los votos electorales en beneficio del país.

El pasado domingo 19 de junio en aras de resolver la profunda crisis fiscal griega, se juntaron en Luxemburgo los representantes económicos de los países de la Unión Europea, pero por más que intentaron ponerse de acuerdo, la reunión fue un profundo fracaso, en vez de diálogos concertantes se vieron amenazas de parte y parte. Habiendo pasado la "moción de confianza" donde el parlamento aprobó la gestión del ejecutivo el pasado 21 de junio ante el fracasado ensayo de constituir un gobierno nacional, el gobierno tendrá hasta el 3 de julio para cerrar el conflicto sociopolítico antes de la cumbre de ministros de finanzas de la zona euro, donde se dictará si se mantiene o no abierta la llave del flujo de recursos.   

El futuro griego es incierto si el gobierno no aprueba esta profunda reforma fiscal, como consecuencia se quedaría sin los 12.000 millones de euros del primer rescate, al mismo tiempo que le cierra la ventana a la posibilidad de un segundo salvamento, dejando al golpeado país al borde del impago de su deuda, con catastróficas consecuencias para la familia, los bancos y la credibilidad del país.