En la misma línea de las últimas semanas, analizaremos otro de los “titulares inspiradores” que nos encontramos en nuestros recorridos por las publicaciones especializadas. Esta vez pudimos leer con cierto nivel de ilusión, que lo que hemos criticado muchas veces (aquello de que se vende mejor vistiendo una marca de verde), pues va cambiando a realidad.
El caso es que una importante firma francesa de materiales de construcción, lo que podría llamarse un almacén de materiales o gran ferretería, ha inclinado la balanza hacia la sostenibilidad y ha apostado por productos favorable al medio ambiente, dentro de su catálogo de ventas. Esta empresa, una de las más grandes en estas latitudes europeas, no es precisamente una firma green por definición, pero lo va intentando de manera seria.Y esto que decimos lo ha traducido en volumen de venta, siendo el caso que casi el 20 % de su facturación corresponde a productos energéticamente eficientes. Pero ha ido aún más lejos en sus objetivos de sostenibilidad ambiental y durante dos días del otoño del año pasado, donó el 5% de sus ventas a una entidad sin fines de lucro, que se encarga de la promoción de la eficiencia en los hogares.
Actos concretos
Realizar actos concretos es la clave para construir, juntos, un compromiso global. Algunos podemos predicar con pequeños gestos, y en efecto lo hacemos, y otros pueden realizar grandes acciones, con un impacto masivo, que se traduce en un bienestar colectivo. El caso es que todos podemos hacer algo.
Es cierto que en países en vías de desarrollo todavía no cuentan con las infraestructuras para gestionar los residuos de manera sostenible, es decir reciclando todo lo que sea posible reciclar, pero esto no exime a sus ciudadanos de realizar esos pequeños gestos de amor al planeta; desde luego, partiendo del hecho de que no todos somos multinacionales que podemos operar grandes cambios en sus hábitos comerciales y fomentar un consumo ecológicamente responsable.
Por poner una ejemplo y dando una solución casuística a esto que planteamos, tomemos el caso de un ciudadano cualquiera, de una localidad cualquiera, como La Vega, en República Dominicana, por decir algo… Este ciudadano no puede reciclar sus residuos, dado que dicho sistema aún no se ha implementado en su ciudad. En cambio algo que pude hacer es, gestionar su consumo eléctrico doméstico, de manera que no solo su factura mensual se vea favorecida, en cambio, y además, pueda conseguir que la energía fósil que consumen sus bombillas sea menor apagando oportunamente las que no utiliza. Evidentemente esto cuando no tenga que competir con los apagones.
Otro consejo práctico, pero en este caso para un ciudadano de Madrid, y que sería lo de gestionar el consumo del agua. Decirlo en estos días de abundante lluvia en dicha ciudad, puede parecer una necedad, pero la realidad es que en Madrid el agua es un bien de alto valor y la gestión del agua una virtud.
Hacer una pequeña inversión y cambiar los grifos normales por pulverizadores, de los que combinan aire y agua, no resulta ser una inversión incomoda ni en términos económicos ni en términos de utilización.
Podemos seguir con pequeños gestos, casi hasta el infinito, pero preferimos dejarlo aquí -por hoy- y dar gracias por los poco o mucho que podamos hacer. Hasta la próxima.