Lo cierto es que nos hemos creado grandes expectativas con los acuerdos diplomáticos y comerciales que se han establecido recientemente con China. Y más ahora que el presidente irá esta semana en visita oficial con la agenda de formalizar esos acuerdos, y de seguro habrá otros más que no se han dado a conocer.
Estas expectativas se han creado sobre la base de que organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial y las Reservas Federales ( el Banco Central de Estados Unidos ) han coincidido en el resultado de sus análisis, y predicen una disminución del crecimiento de las economías de los países desarrollados, y con los cuales nosotros tenemos relaciones comerciales.
Por lo tanto, es lógico deducir que si para el próximo año los países más grandes van a crecer poco, o en menor proporción que el presente año, y son los que nos compran, muy probablemente sus relaciones o compras con nosotros también disminuyan. Entonces nuestra economía no crecerá al ritmo que han proyectado nuestras instituciones de más de un 6.7%, al contrario, la tendencia será a la baja, si seguimos dependiendo de estos países.
También, estas expectativas han crecido porque China ha anunciado grandes inversiones en el mundo, está en el proceso de unir varios continentes y más de 70 países, incluido América Latina, en lo que ellos llaman la Ruta de la Seda. Harán grandes construcciones en infraestructuras para vías terrestres, ferroviarias y marítimas. Serán construidos trenes de alta velocidad para estos viajes por Asia Menor, Oriente Medio, Europa, etc., así como grandes embarcaciones navieras, por lo que dichos trabajos y efectos del comercio que se creará o fortalecerá harán crecer esas naciones. Y si han mostrado interés en invertir aquí en un ferrocarril y en turismo, lo más sensato sería aceptar estas inversiones, el país debe abrirse a estas y otras inversiones.
Entonces, siendo más objetivo, es lógico pensar que debemos acudir a nuestro nuevo y poderoso aliado, para poder establecer una red de intercambio comercial que nos permita obtener el crecimiento que las autoridades han estimado. He pensado que tal vez podríamos negociar préstamos blandos y a largo plazo, con los cuales pagaríamos los que hemos tomado a corto plazo y caros, y así mejorar nuestro flujo de caja. Proponemos la creación de un tratado de libre comercio, un DR-CHINA. Dentro de este esquema, proponemos un financiamiento con China que permita pagar los préstamos viejos que tenemos con otros países y organismos internacionales costosos, y que sea incluido el proyecto de las plantas de Punta Catalina, que por el problema de Odebrecht, este proyecto se quedó sin financiamiento y hemos tenido que solventarlo con recursos propios, extrayendo los mismos del cash flow mensual, lo que ha provocado una gran paralización económica, casi llegamos a una recesión.
Igualmente, han mostrado interés en comprar grandes cantidades de alimentos y diversas materias primas, lo que aumentaría significativamente nuestras exportaciones e impulsaría nuestra agropecuaria.
China es una nación potencialmente capaz de importar materias primas, minerales, productos agrícolas dominicanos ya que tiene que alimentar cerca de 1,300 millones de habitantes, así como invertir en áreas de industrias, alta tecnología y turismo. China debe crear anualmente unos 10 millones de nuevos puestos de trabajo para su creciente y demandante población.
Por lo tanto, por nuestra posición geográfica pudiéramos convertirnos en un gran distribuidor para América Central y el Caribe de sus productos. Y si somos un poco más agresivos pudiéramos asociarnos para fabricar aquí gran parte de los productos a los que Estados Unidos le está imponiendo aranceles y a través del DR-CAFTA los introducirnos a ese mercado libres de impuestos.
Estamos seguros que ampliando nuestras relaciones con China seremos altamente beneficiados con su asistencia financiera y técnica. Es obvio que el crecimiento de nuestra economía, y la de otros países, no será posible sin la participación de China.