Por haber decidido dedicarte a la labor de educar a pesar del poco reconocimiento social, de las limitaciones del Sistema educativo, de los obstáculos y las dificultades que encuentras cada día y que enfrentas con creatividad y con tu mejor cara.

Por intentar lograr que tus estudiantes se desarrollen y aprendan de la mejor forma posible y con lo que tienes, sin buscar excusas. No siempre cuentas con los conocimientos, las estrategias o las herramientas para resolver las situaciones o los retos que se te presentan con cada estudiante y con el grupo, pero haces lo mejor que puedes. Nunca dejas de aprender y crecer, siendo ejemplo de superación para todos.

Por mantenerte actualizado y dominar lo que enseñas, vinculándolo con la realidad. Esto facilita la enseñanza y el aprendizaje, la comprensión y aplicación de las competencias en el contexto real.

Por no darte por vencido cuando un estudiante o un grupo no logra lo esperado. Por buscar nuevas estrategias y recursos tomando en cuenta sus contextos, estilos de aprendizaje, sus necesidades y sus intereses.

Por esperar lo mejor de cada uno y estar dispuesto a ayudar en vez de atacar o ignorar. Esto no es fácil cuando te encuentras con estudiantes y familias desmotivados o que te retan, pero lo haces de todas formas, sin soltar.

Por escuchar a tus estudiantes y ser muchas veces ese refugio para ellos, esa persona de confianza y seguridad que no necesariamente encuentran en sus hogares. A ti te cuentan sus historias, sueños o situaciones que viven. Acoges y aceptas en vez de juzgar o discriminar.

Por usar esas palabras que llenan de aliento y motivan a seguir adelante, aun cuando el entorno que nos rodea sea difícil.

Por despertar el interés y deseo de descubrir y aprender en cada uno de tus estudiantes a través de preguntas abiertas, interesantes, experiencias variadas y significativas. Disfrutas el proceso y no tienes miedo a lo desconocido.

Por ser ejemplo, mostrando un comportamiento ético y un compromiso con la calidad. No negocias tus valores y principios, siempre luchas por la justicia y la equidad.

Por siempre velar por el bienestar, la salud física y emocional de tus estudiantes, garantizando sus derechos y promoviendo una cultura de paz.

¡Gracias por ser y estar!

Esta carta está dirigida a todos los educadores que se sienten identificados y consideren que la misma está escrita para ellos, esperando sea la mayoría. Ojalá todos los estudiantes sientan que esta carta refleja lo que desean expresar a cada uno de sus docentes y no solo a unos pocos. 

¡Feliz día del maestro!