Desde octubre de 2011 hasta hoy he estado escribiendo artículos de opinión para Acento con entera libertad, recibiendo un trato distinguido y un aprecio y un calor humano extraordinario de sus editores-propietarios.
Creo que a mis amigos y colegas Fausto Rosario Adames y Gustavo Olivo Peña no les fue difícil soportar mis irreverencias por tan largo tiempo y espero no haberles causado ningún daño. Ellos son más irreverentes que yo y tal vez por eso abusé de su cortesía.
Hoy pongo punto final a mis escritos porque aprovecharé el inicio del otoño para tentar suerte en otros proyectos profesionales y personales para darles respuesta a necesidades apremiantes tanto mías como de los míos, pues si algo puedo decir con cierto aire de orgullo es que en el oficio periodístico no he procurado ni aceptado ningún tipo de prebendas graciosas, pero mucho menos las he repartido.
Si en mi bolsillo ha entrado un peso, ha sido el fruto de mi trabajo honrado o la donación (nunca pedida) de algún familiar o un amigo probado, que es lo único que lo puede justificar porque en cualquier momento se puede reciprocar.
Si mi destino es sembrar aguacate y naranjos en El Jobito, Baní, allí estaré con la misma energía que he luchado en todos los escenarios que me ha tocado estar presente. Sin dobleces.
Agradezco una vez más a Fausto y a Gustavo –así como a todos los que hacen posible la vida de un digital tan leído como dinámico- por haberme abierto desde hace cinco años su espacio para soltar mis verdades.
A los lectores que pude tener en mi columna “Viento sur”, mis excusas por privarlos de mis provocaciones de cada viernes y les prometo que cuando los aguacates que ahora voy a plantar den los frutos y yo pueda cambiar mis anteojos para ver más clara la realidad, tocaré de nuevo las puertas de Acento y confío en que las encontraré listas para abrirse. Ahí intentaré descorrer las cortinas y gritar más fuerte. Si no llego a hacerlo, perdonen desde ahora cualquiera que sea la causa.
Lamento no haber podido compartir esta decisión con amigos muy queridos y a los que respeto y que espero seguir leyendo en este digno diario digital. Aprecios infinitos para todos.
¡Hasta luego, queridos amigos!