(A la memoria de: María Sánchez De Fontana. En vida, alegría de todos. Su recuerdo…una esperanza)

En esta serie de artículos nos hemos propuesto mostrar la otra cara de la enfermedad, con el deseo de convertir esta manifestación penosa y expectante en un proceso creativo, participativo e irremediablemente renovador para la vida de quien la padece.

Si ya hemos entendido a la enfermedad como consecuencia de algunos errores, no podríamos contemplar la realización de ninguna terapia sin la corrección de dichos errores. Casi siempre los esfuerzos se realizan con la intención de combatir la enfermedad olvidándose de crear salud, que es la forma como realmente cumplimos los seres humanos con los fines biológicos de nuestra evolución.

La idea de preservar la salud y no sólo dedicarnos a esperar que aparezca la enfermedad para entonces combatirla, es una medicina de actualidad eminentemente preventiva y con carácter social. Intenta evitar que se produzca la enfermedad a través de enseñar y educar al individuo a armonizarse con las fuerzas y los ritmos de la naturaleza que potencien la salud a la vez guardando el equilibrio que debe existir en sus pensamientos y emociones. Pero, ¿cómo producir en nuestra vida un bienestar estando la enfermedad presente? ¿Cómo vivir la enfermedad?

Es realmente hermoso y estimulante saber que luego de esa pausa temporal podremos organizar una vida sin depender del tabaco, alcohol o drogas ni de esconder bajo una máscara nuestra verdaderas emociones

En primer lugar, el descanso forzoso a que obliga la enfermedad es justamente lo más necesario. Ahí nos recuerda que nos estamos olvidando de sí mismos y de nuestro mundo interior y que hemos pasado mucho tiempo preocupados por las cosas externas a nosotros, sin tomarnos en cuenta de forma íntima y personal, dejando pasar por alto las veces en que nos sentimos agotados o tenemos sueño, suprimiendo esas situaciones con tácitas de café o simplemente diciendo "no puedo pararme, tengo que seguir".

Si realmente conseguimos ver en el reposo una fórmula para recuperar energías reiteradamente consumidas y sentimos el placer de escuchar interiormente a nuestro cuerpo, estaremos dando un buen paso para empezar a implementar un buen tratamiento.

Es motivo de satisfacción ver en el mal que nos afecta una posibilidad de recuperar el dominio sobre uno mismo, sobre el cuerpo, las sensaciones y los sentimientos. Es realmente hermoso y estimulante saber que luego de esa pausa temporal podremos organizar una vida sin depender del tabaco, alcohol o drogas ni de esconder bajo una máscara nuestra verdaderas emociones, si no manifestando con una sonrisa la bella experiencia de vivir de una forma más integral, valorando todas las cosas positivas que tenemos que muchas veces son pasadas por alto ante pequeños detalles negativos.

Entonces lo duro y difícil del dolor y la enfermedad empieza a convertirse en una fuente de esperanza y en la extensión del gozo de vivir que se expresa cuando encontramos La Paz en nuestro corazón.

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