Seguramente, y sin darle mayor importancia, se habrá encontrado desde hace ya un tiempo al iniciar su navegación por internet que le advierten de una nueva política de privacidad que va a regir el uso de información por parte de Google. Según estoy leyendo en varios sitios, este asunto, colado entre nosotros como la letra pequeña que nunca leemos de un contrato, no es banal y merece la pena que le pongamos atención.
Hace ya unos cuantos años, las televisiones encontraron una veta de oro para aumentar sus audiencias en los llamados "reality shows". Nos hemos acostumbrado tanto a observar la vida ajena, o mejor dicho lo más morboso de la vida de los demás, que lo del voyerismo ya no nos parece una tendencia perniciosa.
Con facebook muchos internautas parecen participantes de un "Gran Hermano" que dejan a la intemperie sus datos personales, incluso muchos de aquellos que la prudencia recomienda reservar, para ser observados por decenas de personas, tantas cuantos amigos uno tenga confirmados en su lista.
Muchos iniciaron este frenesí de exhibicionismo sin percatarse que en manos ajenas dejaba valiosísima información personal que un día podrá ser usada incluso en su contra.
Ese día ya ha llegado. Ahora Google anuncia que nuestra información personal podrá ser almacenada en cualquier servidor que este gigante compañía tiene alrededor del mundo. Esto lo que significa es que en lo adelante la legalidad no dependerá de la legislación de nuestro país, sino del país en el que Google haya almacenado nuestros datos.
Cuando abrimos una cuenta en Google, en los formularios que completamos, además del nombre, los apellidos y la dirección, damos nuestro perfil con nuestra fotografía y algunos datos más. De esta manera, Google tiene ya una ficha básica nuestra bastante completa.
Puede que esto no signifique riesgo alguno al limitarse nuestra información a esos datos básicos y generales, pero no lo crea, la tecnología de Google hace lo demás.
Reúne datos adicionales que nosotros no suministramos echando manos de sus servicios de búsqueda como Youtube, Gmail, Google Maps, Picasa, Grupos de Google, Google+, etc.)
Se hace Google también, según leo, con datos del ordenador, y celular con que nos conectamos a la red de internet. Sabrá también Google qué hacemos en cada momento, cómo usamos el teléfono, la identidad de la persona que realiza la llamada y los números de desvío. Rastreará la ruta de nuestros mensajes SMS. No le resultará tampoco difícil determinar el lugar exacto donde se encuentra físicamente cada uno de sus usuarios.
En definitiva aceptando la nueva política de privacidad de Google le damos licencia para que utilice todos los medios a su alcance, y no son pocos estos medios, para identificar nuestro equipo de forma unívoca y poder hacer un seguimiento detallado del uso que hacemos de Internet, de nuestro hardware y de nuestro software. Y, no sólo eso, en la medida que pueda, tratará de saber quién eres y dónde te encuentras en cada momento.
Y, por si fuera poco nos advierte que compartirá nuestros datos para "cumplir cualquier requisito previsto en la legislación o normativa aplicable o atender cualquier requerimiento de un órgano administrativo o judicial". Es decir, primero nos hacen la ficha policial, y luego se la dan a la policía.
Y esto no es todo. Google aunque dice que guardará bien nuestros datos y los usará correctamente, añade: "proporcionaremos tus datos personales a nuestras filiales o a organizaciones y otros terceros de confianza…". Es decir: en la práctica, Google se reserva el derecho de dar nuestros datos a quien considere conveniente.
En definitiva, Google acaba reuniendo datos que nosotros no le hemos dado, datos que afectan, muchos de ellos, nuestra intimidad. Es como un Gran Hermano a nivel mundial.
Puede que hayamos llegado a un punto sin retorno en este asunto del uso de las mal llamadas redes sociales. Si así lo fuere se impone extremar la prudencia no aportando datos personales. Necesitamos cambiar la mentalidad; vivimos en un mundo exhibicionista y superficial. Tendemos a exponerlo todo "al público" sin ningún pudor.
Estamos perdiendo lo que nos ha costado tanto alcanzar, la libertad. Si en la realidad virtual, que es hoy por hoy la realidad real, la que se impone, no podemos ser libres, ¿para qué la queremos?.