La lucha contra la corrupción será eterna mientras el hombre,  carente de racionalidad y de ética,  interponga  su voluntad e intereses  personales en perjuicio del  bienestar e interés comunitario.  Ese ha sido siempre la lucha de nunca acabar  que nos obliga cada vez más a propugnar e imponer un gobierno limpio y ordenado respaldado firmemente por su pueblo  a quien les cabe la mayor responsabilidad de denunciar y combatir la corrupción,  sin banderías partidarias,  caiga quien caiga.

En ocasión del primer centenario de la Revolución Comunista China,  su Excelencia el Embajador de  la República Popular  China, me obsequio  el libro “Librarse de la Pobreza” de la autoría de Su Excelencia Xi Jinping, donde trata  30 temas  íntimamente relacionados  “para salir del difícil camino de la pobreza” e  inequidad,  y enrumbar  al  país y al pueblo,  unificados,  hacia el bienestar colectivo  “para  el desarrollo de  una economía fortalecida  basada en la educación,  la disciplina y el orden institucional y político del Partido.”

Llamó  mi atención  dos temas referenciales a los funcionarios públicos   y el objetivo de  “hacer  un Gobierno Limpio y Ordenado, cuya  misión histórica y primordial  es combatir la corrupción” reconociendo que si bien  la gran mayoría del Partido sirven a los intereses de la nación y al ciudadano,  “un pequeño número de personas corruptas dentro del Partido ha alcanzado un nivel intolerable, que debemos castigar para evitar la ira del pueblo.”

“Por tanto,   no tenemos más alternativa que luchar contra la corrupción”, señalando tres áreas específicas donde la corrupción echa raíces: “1º. Los funcionarios  que se expropian  indebidamente de terrenos para levantar edificios. 2º. Aquellos que abusan  de su poder en contrataciones de proyectos. 3º. Los que se implican en actividades corruptas y aceptaban sobornos.” En ese sentido,  “para construir y fortalecer un gobierno limpio debemos continuar investigando,  haciéndole reto a los principales casos de corrupción, ampliar la profundidad y alcance de las investigaciones,  y dar publicidad a casos representativos.”

Para  concluir lo referente hace  una severa y sabia advertencia que ha de tenerse en cuenta: “Debemos requerir en forma  estricta a familiares, hijos y personal, abstenerse de proteger, esconder o interceder en cualquier asunto relacionado con la familia o los amigos.”

En otro capítulo, sobre “el Trabajo del Gobierno, el Presidente Xi Jinging nos dice:“Lo primero que debe hacerse todo aspirante  es dos preguntas: “¿Por qué quiero ser funcionario? ¿Qué tipo de funcionario quiero ser?” Algunos quedan  atrapados por  la fama y la fortuna. Otros carecen de talento, son ineptos. Todos arruinan su reputación cuando niegan la esencia de lo que constituye su naturaleza básica.

“Ser funcionario es simplemente una profesión.” Los hay buenos y malos. Los buenos son servidores públicos que resuelven los problemas reales de su pueblo. Requiere tener talento, integridad, magnanimidad, ética adecuada y un solo propósito: beneficiar  al pueblo. De ahí la importancia de su elección y supervisión. Todo lo demás, es camino equivocado. Solo entonces podremos luchar airosos contra  la corrupción.