Trujillo, creyendo que encarnaba Historia y  Fé, cambió la identificación de Santo Domingo de Guzmán por Ciudad Trujillo. El lema “Dios, Patria y Libertad”, lo condensó en “Dios y Trujillo”. No tuvo tiempo de cambiar la secuencia por “Trujillo y Dios”, como paso previo a que sólo fuera “Trujillo”.

Balaguer conoció bien al tirano y gozó de su gracia, casi siempre. Temprano, en 1934, publicó en Madrid “Trujillo y su Obra” señalando: “Muchos años antes de que le sonriera la fortuna… Trujillo era algo más que un hombre de carácter: era un carácter de hombre”. Trujillo, el hombre y su obra fueron exaltados, pero Balaguer pifió  destacando virtudes oratorias de Estrella Ureña, ya defenestrado. Para enseñar a Balaguer que Trujillo no era, como Dios, “Trino y Uno” sino “Uno y Único” fue destituido como Secretario de la Legación en Madrid. Ante reprimendas del Canciller Logroño, el Jefe de Legación, el poeta Osvaldo Bazil , amigo de Rubén Darío, para mantener su puesto presentó una excusa inédita: “Escribí el prólogo, más no leí el libro”.

Desde entonces Balaguer simuló ser un oblato, cuyo credo consistiría en  excederse enalteciendo a Trujillo como prócer. No conforme con que fuera “Padre de la Patria Nueva”, igualó a  Trujillo con Duarte, Sánchez y Mella, consagrándolo como el cuarto Padre de la Patria.  Aumentó el número de   fundadores de “La Trinitaria”, entronizándolo como “el décimo Trinitario”.

En “El Principio de la Alternabilidad en la Historia Dominicana” de Abril, 1952, Balaguer proclamó: “Todo lo grande que hay en el país, con la sola excepción de las cenizas de Colón y de las batallas ganadas a filo de machete por los libertadores, es obra de Rafael Leonidas Trujillo”. En  Agosto 1955 arremetió  contra quienes  no mencionaron a Trujillo en un acto en honor de Federico C. Álvarez en el Matum de Santiago, organizado por Sánchez Cabral, enrostrándoles que hasta ese hotel donde se reunieron, lo hizo Trujillo. En ese mitin de “desagravio” Balaguer reseñó, minuciosamente, el prontuario de la obra taumatúrgica de Trujillo y culminó diciendo: “…arrancad todo eso de la historia nacional y sólo quedará el desierto, con las cenizas de Colón, y los restos de los edificios construidos por Ovando en las once ciudades que levantó al iniciarse en la isla la colonización española”. Condescendiente, admitió  que Ovando había construido algo antes de Trujillo.

El cadáver de quien supuestamente hizo todo lo bueno, hace hoy 58 años amaneció “aperruchado” en el grasiento baúl de uno de los vehículos de los Héroes de Mayo, quedando atrás, en su carro, su prótesis dental, su “plancha” masticadora, prueba de que fue herido de muerte con las primeras ráfagas, siendo falsa la ridícula opereta montada a partir de la expresión: “¡Zacarías, párate! ¡Vamos a pelear!”.

También Balaguer fungió como taumaturgo. Intentando una tercera re-reelección, en Febrero 27, 1978 minimizó a todos, incluyendo a Trujillo. Glorificándose como faraón, dijo: “Hemos hecho más carreteras, más caminos vecinales, más acueductos, más escuelas, más hospitales, más centros de educación vocacional, más presas, más canales de regadíos, más plantas deportivas, más alcantarillados sanitarios, más redes de electrificación, y más viviendas que todos los gobiernos que el país ha tenido desde el que presidió ese formidable constructor de los días de la colonia que se llamó Frey Nicolás de Ovando hasta el que surgió de la intervención militar extranjera que puso fin en 1965 a la última de nuestras contiendas civiles”.

Esa arenga no le valió para re-reelegirse. El cruento ajusticiamiento de Trujillo  en Mayo  30, 1961, se reeditó de manera incruenta, electoralmente, 17 años después, en Mayo 16, 1978 quedando sepultados,  con votos ciudadanos, los  “doce años” de “Los Incontrolables”.  Mayo de 1961 y 1978 deben ser aleccionadores para que Danilo admita que no hay taumaturgia que le permita re-reelegirse. Danilo debe arrepentirse y autocriticarse diciendo: “Confieso que he contraído préstamos para endeudar a las presentes y futuras generaciones de la Nación por  un monto que actualmente supera, múltiples veces, el nivel alcanzado por la sumatoria neta  de la totalidad de los préstamos contraídos por todos los gobiernos que me antecedieron y que dirigieron el país desde que Colón  descubriera la isla en 1492, y reconozco que  el endeudamiento de mi gestión podría tener consecuencias tan o más  devastadoras que el fatídico Empréstito Hartmont, que provocó la pérdida de nuestra soberanía”. ¡Gloria a los Héroes  de Mayo!