Todos los años en el mes de abril los dominicanos recordamos y conmemoramos la gesta patriótica de la Revolución de Abril de 1965, y aún nos hinche más el pecho, ese orgullo patrio que nos reviven las páginas de valor escritas ante el invasor que osara mancillar nuestro suelo y nuestra libre determinación. Sin dudas, es un glorioso abril. Sin embargo, hoy quiero referirme a ese abril patriótico – independentista en que la patria afloraba cual bella adolescente, en los albores de nuestra emancipación y separación del pueblo haitiano.
Abril es un mes que en los anales históricos dominicanos está escrito con letras de oro sobre la sangre de aquellos que osaron desconocer nuestro albedrío en reiteradas ocasiones. Veamos las gestas acontecidas en el Glorioso abril independentista.
BATALLA DEL MEMISO (13 de abril de 1844).-
El General Pedro Santana, el día de la Batalla del 19 de marzo en la noche, aún victorioso, hizo una retirada táctica con toda la población azuana, hacia el poblado de Sabana Buey en lo que es hoy Baní, por lo que los haitianos ocuparon el Pueblo de Azua el 20 de marzo.
Las tropas haitianas acantonadas en Compostela, llevaban ya varios días en reposo. Empiezan su avance hacia La Capital 2 regimientos. Uno de ellos (El 4to) comandado por el Coronel Pierre Paul, el otro (El 5to), bajo el mando del coronel Auguste Brouad. En conocimiento de que el General Pedro Santana se encontraba apostado con sus tropas en Sabana Buey, prefieren tomar el camino que conduce al Maniel, en las inmediaciones de lo que es hoy San José de Ocoa para no tener que cerrar combate con el Marqués de Las Carreras, es decir, que las tropas haitianas bordean las montañas de El Número y de Lomas de Rincón. Santana en su camino hacia el Este iba dejando gran parte de sus tropas apostadas en lugares ventajosos del terreno, designando al General Antonio Duvergé como encargado de retrasar el avance haitiano.
Es así como las tropas dominicanas emprenden el asedio de los dos regimientos haitianos que se dirigen a Santo Domingo, de manera que los conducen en su ataque hacia los desfiladeros ocoeños, con la intención táctica de obtener ventaja en el terreno. El 13 de abril las tropas de Duvergé y Alfau emboscan a los haitianos en El Memiso y desde las montañas les atacan con grandes rocas, ocasionándole al enemigo grandes daños físicos y materiales, por lo que los invasores se ven en la obligación de poner los pies en polvorosa retrocediendo hacia Azua. Este combate ganado por los aguerridos dominicanos comandados por el General Antonio Duvergé, es de gran significación para el mantenimiento de la independencia dominicana, porque denota las ansias y el fervor patriótico de los dominicanos de no volver jamás a postrarse bajo el yugo de los haitianos.
BATALLA NAVAL DE TORTUGUERO (15 de abril de 1844).-
En este interregno, llegaba a La Bahía de Ocoa, una flotilla de barcos haitianos que traía avituallamiento a las tropas de Hérard, lo que fue informado a la Junta Central Gubernativa Dominicana por el Almirante Francés De Moges. Como respuesta, comenzó de inmediato a prepararse algunas embarcaciones para la guerra, armando dos goletas, lo que estuvo a cargo de Juan Alejandro Acosta y Juan Bautista Maggiolo (italiano). Simultáneamente con el Combate en El Memiso, zarparon desde La Estancia en Baní estas embarcaciones que se habían bautizado con los nombres de La San José, (comandada por El Teniente Acosta), y La María Chica (bajo las órdenes del Capitán Maggiolo); para unirse a La Goleta Separación Dominicana que se encontraba en esta localidad al mando del Comandante Juan Bautista Cambiaso, que sería el buque insignia.
El 15 de abril la flotilla dominicana avistó tres barcos haitianos que bombardeaban la costa de Tortuguero. El Comandante Cambiaso de inmediato atacó a cañonazos a los enemigos empleando maniobras de combate marítimo, resultando la flota haitiana hundida en su totalidad, sin sobrevivientes.
Esto fue motivo de gran júbilo para los dominicanos, y La Junta Central Gubernativa ordenó, el 23 de abril, la incorporación de la triunfante flotilla, a la Marina de Guerra que recientemente se había creado.
BATALLA DE LAS CARRERAS (19 de abril de 1849)
Habían pasado 5 años de los acontecimientos armados de abril de 1844 y los haitianos no cejaban en su obstinación de hacer la isla una e indivisible.
Es así como el 5 de marzo de 1849 el Presidente haitiano Faustine Souluque, se lanza contra la República Dominicana al frente de un ejército de 18,000 soldados bien avituallados. A la sazón el presidente dominicano lo era Manuel Jiménez, quien comandaba personalmente las tropas criollas, y que había apostado su puesto de mando en Sabana Buey. Al enterarse de esta nueva invasión haitiana movilizó a toda la nación para enfrentar al reiterado enemigo. No obstante, el empeño de las tropas dominicanas, no fue posible evitar que Azua fuera tomada por los invasores.
Ante tal situación el General Pedro Santana es designado para comandar el ejército dominicano, quien a su vez escogió a valiosos oficiales para apostarlos, al mando de tropas, en posiciones claves. El General Antonio Duvergé fue posicionado en el Alto del Número con la orden de hostigar las tropas enemigas en su paso hacia Baní. Mientras la flotilla naval victoriosa en Tortuguero, al mando del ya Almirante Cambiaso, y con nuevos buques como La Fragata Cibao (buque insignia); las Goletas General Santana; 27 de Febrero; y Constitución; cubrían la Costa para obligar a los invasores a avanzar por otro camino que no fuera por el litoral, y de esa manera estarían al alcance de las tropas de emboscada.
Justamente así ocurrió, los haitianos se desgastaron y pudieron ser derrotados por Duvergé en El Número. Pero el grueso del ejército atacante enfiló hacia el Cantón de Las Carreras y Santana dividió a los defensores dominicanos en 4 regimientos que en total sumaban unos 800 soldados para enfrentar a unos 15000 atacantes. El 21 de abril comenzó el cañoneo de los haitianos apoyando el avance de su infantería y caballería que se dirigían a cruzar el Rio Ocoa. Pero los enemigos no pudieron avanzar pues fueron repelidos de una forma tan encarnizada con armas blancas y caballería que tuvieron que retroceder en fuga abandonando la lucha, y quedando una gran cantidad de muertos en el campo de batalla.
El General Santana ideó una efectiva estrategia enviando unos 100 hombres al mando del Coronel Francisco Domínguez hacia la línea enemiga para luego retroceder, y cuando los haitianos tocaran retirada, atacar por el flanco izquierdo de manera que daba la impresión que a las tropas dominicanas le habían llegado refuerzos lo que produjo una gran turbación en los haitianos pues ya otra parte de las tropas enemigas se encontraban cruzando el Rio Ocoa, y al oír los tambores de retirada y replegarse, fueron devastadas por el ejército dominicano. Esto subió en grado superlativo la moral de nuestro ejército que acosó a los haitianos en su desbandada obligando a las maltrechas unidades a volver sobre sus huellas.
Valederas razones para referirnos al Glorioso abril independentista.