De vuelta en la capital,  con el respaldo entusiasta de APEC, el Ing. Gustavo Tavares Espaillat empezó a accionar en diversas direcciones para conocer y dar a conocer  en detalle la realidad de las escuelas públicas dominicanas y buscar cómo ayudar a mejorar la experiencia educativa de los alumnos.

Una de las iniciativas sugeridas en la reunión de APEC en Puerto Plata habría de dar abundantes frutos desde muy temprano. Nos referimos al esfuerzo de acercamiento a la Iglesia Católica por su vasta experiencia en instituciones de educación básica en la Republica Dominicana desde hacía muchas décadas. Por mediación del Dr. Luis Heredia Bonetti se gestiona una reunión con el Arzobispo de Santo Domingo y entonces Presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano.  Pocas semanas después, creo que en agosto de 1988, Monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez nos invita a un almuerzo al que asisten todos los obispos dominicanos y que resultó crucial por las informaciones y  la orientación obtenidas. Pero sobre todo una sugerencia de Monseñor Tomás Abreu Herrera, a la sazón Obispo de Mao-Montecristi, resultó de gran impacto: él nos recomendó conocer la obra educativa de unas religiosas concepcionistas canadienses en las escuelas públicas de la  comunidad de Consuelo, provincia de San Pedro de Macorís. Ésta  era la pista que necesitábamos para orientarnos y acercarnos al objetivo de impulsar una mejoría en la educación básica dominicana desde la sociedad civil.

Sin perder tiempo emprendimos el peregrinaje  a Consuelo en busca de la Escuela Divina Providencia y las hermanas de la Inmaculada Concepción, Sor Ana Nolan y Sor Lenore Gibb. Recuerdo que fuimos a visitar por primera vez sin previo aviso a finales de agosto, pocos días antes del inicio del año lectivo. Al llegar  nos sorprendió ver un plantel en perfectas condiciones con una agradable jardinería y una tarja que dice que las instalaciones de la escuela fueron construidas en 1969 con fondos de la Alianza para el Progreso; hacía casi veinte años y estaban verdaderamente inmaculadas. Pero lo más notorio fue la gran actividad que encontramos en la escuela, a pesar de estar en período de vacaciones, pues había maestros, alumnos y padres preparando el plantel para la inminente vuelta a clases. Se respiraba un aire de festividad y  esperanza en el ambiente, y preguntamos por las hermanas en la confianza de que debían estar al frente de este convite. Pero la respuesta fue que las hermanas habían viajado al Canadá a la congregación y a compartir con sus familias antes del retorno a Consuelo para el inicio de clases. Sin conocer a Sor Ana y Sor Lenore, con solo hablar con algunos de sus discípulos, sabíamos que por la Divina Providencia habíamos llegado al lugar indicado para iniciar la cruzada del siglo veinte por la educación pública dominicana.*

Pocas semanas después regresamos a Consuelo a entrevistarnos con las religiosas concepcionistas y así se inicia una estrecha colaboración cimentada por una amistad a toda prueba que perdura y crece después de veintiséis años. En lo referente a la educación y cómo alcanzar la calidad deseada, sus experiencias y sabios consejos resultaron invaluables para trazar las primeras acciones de EDUCA.

Los trabajos prácticos en colaboración con la comunidad educativa de Consuelo  se iniciaron de inmediato, como se relata en el informe que el Ing. Tavares rindiera al Consejo de Directores de APEC en agosto 1989:

Con Sor Leonor Gibb y Sor Ana Nolan encontramos que el trabajo debía empezar por mejorar la formación de los directores de escuelas primarias de la Región Este. Es así como organizamos un Seminario de 100 horas de duración en las áreas de Administración Escolar, Ética Profesional, Relaciones Humanas y Organización Escolar, dirigidas a Directores de Escuelas Primarias de las provincias del Este. El Seminario concluyó en junio con todo éxito y siguiendo este modelo se han organizado Seminarios similares en Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata y San Juan de la Maguana. Tanto en Santo Domingo como en Santiago los Seminarios se realizaron ya también con mucho éxito, el primero en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña y el segundo en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Los directores de primaria que han participado en los Seminarios dan elocuentes testimonios de la calidad de su contenido y de su organización.

Al concluir el Seminario de Administración Escolar en el Ingenio Consuelo, se inició un segundo Seminario en Supervisión Escolar que actualmente se está llevando a cabo con mucho éxito.

Si bien habíamos identificado teóricamente la importancia del maestro como elemento primordial en la calidad de la educación en los Escritos de Ulises Francisco Espaillat, fueron las hermanas de Consuelo que nos indicaron la urgente necesidad de capacitar a los directores de escuela o primeros maestros, como  llaman los angloparlantes a esta pieza clave de la comunidad escolar (“headmaster” o “principal”). Pues en esa época en nuestro país no se capacitaba a los maestros antes de elevarlos a la dirección escolar, provocando serias deficiencias en la gestión de los centros escolares, entre otras la  falta de capacidad de supervisión y liderazgo educativo para trabajar en equipo.

Otra de las esenciales lecciones aprendidas en Consuelo con las hermanas concepcionistas es la importancia de la participación de las madres y los padres en el proceso de aprendizaje escolar de sus hijos, para así conformar una verdadera comunidad educativa. Esto dio lugar a una línea de acción que incluyó obtener la asignación de voluntarios del Cuerpo de Paz estadounidense para trabajar fomentado y fortaleciendo sociedades de padres y amigos de la escuela en las comunidades, publicación de literatura popular para orientar a los padres y madres en cómo apoyar la educación de sus hijos, y el  trabajo con los directores de escuela capacitándolos para lograr el apoyo comunitario a las labores de la escuela.**

Una tercera línea de acción (y no menos importante) identificada en los intercambios con las educadoras de Consuelo fue la urgente necesidad de acompañar  a la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos para transformar la forma de gestión de tal manera que en lugar de ser una barrera burocrática entorpeciendo las labores en la escuela y el aula, se convirtiera en un ente de apoyo a los educadores y los alumnos. Como veremos en futuras entregas, afortunadamente el titular de  la SEEBAC tenía la misma visión de que la sociedad civil no podía dejar la educación básica exclusivamente al gobierno y estimuló la consolidación del grupo de empresarios dispuestos a contribuir su tiempo y recursos para apoyar la gestión estatal de la educación básica.

*Ayuda-memoria  de esa primera visita es la publicación por el autor del artículo titulado Sor Ana Nolan: Consuelo de la Divina Providencia en el Listín Diario poco después el 6 de septiembre 1988.

**Fruto tangible de esos esfuerzos es la trilogía de opúsculos escrita para esos fines Tu hijo te necesita, La escuela te necesita, La Patria te necesita, iniciada bajo la autoría del entonces voluntario del Cuerpo de Paz, David Smolen.