“En la medida en que una de las funciones básicas de los procesos electorales es la legitimación del sistema político, los procesos electorales no solo tienen que ser limpios, seguros, sino también deben generar confianza.” —Héctor Fernández Masís, Director del Registro Electoral de Costa Rica
El proceso electoral no solo tiene que ser transparente y confiable, sino que también debe lucirlo, tiene que ser percibido como tal por la ciudadanía. Ninguna democracia es funcional sin la confianza de los ciudadanos en que su sistema de sufragio es diáfano y eficaz. El ciudadano necesita tener fe en que su voto cuenta y será computado responsablemente en las elecciones. Los procesos electorales exitosos generan la confianza que validael sistema político vigente y certificaa los ganadoresde las eleccionespara que puedan iniciar sus mandatos sin cuestionamientos sobre su legitimidad.
Velar por la confiabilidad del sistema de sufragio no es tarea exclusiva de los funcionarios de una o dos instituciones del Estadoencargadas de su reglamentación y gestión operativa de acuerdo con la constitución y las leyes, ni siquiera en Suiza.El sufragio es demasiado importante en la democracia para depender solo de unos cuantos funcionarios y burócratas, por buenos y dedicados profesionales que sean ellos. Generar la confianza en el proceso de sufragio y la fiabilidad de los resultados electorales es responsabilidad y tarea de todos los ciudadanos comprometidos con la república democrática, y sobre todo de los más privilegiados por sus conocimientos y experiencias de vida para incidir positivamente en tan importante misión.Es esencial exigir transparencia y aportar soluciones para controlar las vulnerabilidades, sobre todo cuando la contienda es muy reñida. No se debe escatimar el diálogoy la cooperación con todos los sectores para superar los escollos que pudieran surgir durante el proceso, haciendo los ajustes necesarios para mantener la confianza de la ciudadanía.
La Junta Central Electoral ha dado un importante paso al anunciar,en referencia al próximo proceso electoral,que,“si no hay consenso nos vamos con el método de las boletas”. Es un buen indicio de que se valora la importancia de la confianza que debeinspirarel proceso electoral en los partidos políticos y la sociedad civil, en todos los ciudadanos. Las bondades técnicas de la automatización serán siempre insuficientes para garantizar la paz social y la legitimidad del estado democrático si no se produceun fuerte sentido de seguridad en los electores de que su voto será respetado y contabilizado.
Nosotros hemos sido muy agresivos al emprender la automatización del sistema de sufragio a nivel nacional de golpe y porrazo, sin pasar por las etapas intermedias que permiten desarrollar la confianza del electorado en el proceso. En contraste, ponemos como ejemplo el caso de Panamá, una nación con un nivel de cultura democrática similar al nuestro: en mayo de 2019 los panameños experimentaron con automatizar el sufragio de un solo circuito electoral de la capital con 5,274 electores distribuidos en 10 mesas, a modo de ensayo, después de haber iniciado el proceso en 2011. Precisamente la implementación gradual procura generar orgánicamente la confianza de la ciudadanía en el proceso y detectar debilidades para corregirlas a tiempo, antes de depender exclusivamente de un sistema digitalizado.
Para lograr el consenso deutilizar el método de votación empleado en las primarias para las elecciones del 2020, debemos controlar los riesgos resultantes denuestra premura en lanzarnos a la automatización del voto con medidas que compensen las vulnerabilidades implícitas en la digitalización. El sistema de automatizacióndel voto adoptado en nuestro país tiene una ventaja sobre muchos otros: produce un documento impreso que permite al votante comprobar si la boleta refleja su intención de voto, y esa prueba queda depositada en la urna a la vista de todos hasta finalizar el proceso. Haciendo hincapié en esta fortaleza del sistema implementado, que transparenta el sufragio, una amplia campaña de comunicación debe instruir al votante sobre la importancia de revisar la boleta impresa contra la pantalla final para asegurarse de que refleja su votación, porque es la mejor forma de comprobar personalmente que su voto será contabilizado correctamente. Lo lógico es aprovechar esta fortaleza para generar confianza en el electorado, sobre todo en vista de que hemos cometido la imprudencia de automatizar al vapor en lugar de propiciar un desarrollo orgánico de la automatización para consolidar en el tiempola aceptación del nuevo método de sufragio por los ciudadanos.
Laprudencia recomienda haceren el 2020 el conteo manual de todas las boletas impresas en cada mesa al finalizar la jornada, tarea que se puede completar en pocas horas y no conlleva un costo adicional. Este proceso debe hacerse antes de conocer el resultado del cómputo que sale automáticamente del sistema, y,solo después decomprobada la concordancia,debe ser enviado para su publicación por la Junta. En caso de cualquier discrepancia, debe prevalecer el conteo físico de las boletas impresas y realizarse una auditoría forense delaplataforma digital para comprobar por quéel conteo automático no refleja los resultados de la votación. Esto en adición a poner a prueba la seguridad cibernética de todo el sistema previo al evento y otras medidas de precaución para salvaguardar la integridad del proceso.
También debemos analizar en detalle la experiencia de las primarias del 6 de octubre para poder introducir mejoras en el sistema automatizado. Por ejemplo, según reportes y anécdotas, un númeroindeterminado de personas (incluyendo a la madre de uno de los precandidatos presidenciales) cometió el error de pulsar en la casilla NINGUNO, cuando su intención era votar por un candidato. De hecho, es dudoso que en unas primarias muchas personas no quieran votar por ningúnprecandidato a nivel presidencial. NINGUNO no es una candidatura, y debe diferenciarse, diciendo que no se quiere votar. Estosugiere que la plataforma debe requerir una revalidación de la intención del voto, sobre todopara el elector que opta por rechazar la oportunidad de votar, en vista de que una vez transmitida la selección no se puede cambiar, por razones entendibles. El sistema deberequerir seleccionar un candidato, y si se deja en blanco y se trata de pasar a la próxima página, entonces alertar preguntando si en definitiva el electorno quiere votar o desea volver a la pantalla anterior para ejercer su derecho al voto por la persona de su preferencia. Es la manera más efectiva para evitar este tipo de error que se evidenció en las primarias.Similares son las buenas prácticas de las plataformas bancarias para hacer transacciones en línea buscando evitar errores del usuario, y deben ser también característica del sistema digital de sufragio. Al finalizar, la pantalla debe reflejar exactamente la boleta que saldrá de la impresora y requerir la revalidación del votante, quedando en pantalla para la verificación de la boleta impresa.Por precaución debe consensuarse un protocolo detallado para el extraordinario caso de un votante que descubra que la boleta impresa no refleja su votación en pantalla final, que es muy diferente a cometer un error de digitación, como fue el caso de la madre del precandidato, pues ella no alegó que la papeleta no reflejaba lo que ella había pulsado, sino que había cometido un error al cliquear y quería enmendar ese desliz.
Otra ventaja de nuestro sistema de votación en pantalla electrónica es que expedita el posterior conteo físico al evitar tener que interpretar las marcas en la boleta. En la práctica, con el sistema de las boletas previamente impresas siempre había boletas anuladas porque el votante marcaba dos casillas en lugar de una ofuera de la casilla, así como otras variantes de votos que debían ser “anulados” o al menos “observados” por diversas irregularidades. Las mesas perdían mucho tiempo evaluando las boletas y los delegados discutiendo sobre la intención del voto expresada en las boletas. Un buen sistema automatizado prácticamente elimina estas complicaciones al momento de contar las boletas físicas, expeditando el conteo físico significativamente.
Concluyendo, hacemos nuestra la reflexión del politólogochileno, Kenneth Bunker, sobre los diferentes sistemas de sufragio vigentes en América Latina:
"A veces se cree que por pasar de la boleta múltiple a la única electrónica la transparencia va a mejorar automáticamente. Pero sólo son instrumentos. No son suficientes para acabar con la corrupción, el clientelismo y el caudillismo, que están dentro de la cultura. Son cambios que se producen a largo plazo. Mejorar los instrumentos es apenas dar un paso entre muchos otros que se deben dar."
Velar por la confiabilidad del sistema electoral no es tarea solo de la Junta Central Electoral, ni de los partidos políticos: es el deber de todos los ciudadanos contribuir a celebrar unas elecciones exitosas para legitimar la democracia, siempre abierta a mejoras en sus procesos e instituciones. El método de votación es un factor importante, pero no suficiente, para cambiar la cultura que ha incidido en nuestros procesos electorales durante generaciones. Debemos decidir ya el método o instrumento de votación a ser utilizado en febrero y mayo 2020, paradedicarnos afomentar el clima de confianza en el sufragio que es absolutamente del interés de todos los ciudadanos de convicción democrática.En ese ánimo compartimos esta reflexión.