Luperón marchó al exilio. Llegó a Haití. Se estableció en Saint Thomas.

Lílís tenía la pretensión de anexar a Samaná al gobierno norteamericano. Luperón desde su exilio protestó a través de una carta pública, en la que le decía a Lilís: “El infame traidor ha vendido una parte del país a los americanos, y como pícaro y mirable, se ha vendido él también a todos los planes de aquellos filibusteros.

“La patria debe probar al mundo que si ante el déspota se envilecen los políticos, aun quedan los pueblos patriotas y heroicos para hacerle frente y reivindicar la nación de tantos ultrajes”. (39)

Hubo un movimiento en contra de la pretensión de Lilís, encabezado por Casimiro de Moya.

Los americanos desestimaron el proyecto de Samaná, gracias a la oposición de Luperón y de otros dominicanos.

En el año 1896, el dictador Heureaux viajó a Saint Thomas para convencer al enfermo Luperón que regresará a su país. Quien  regresó a su ciudad natal de Puerto Plata.

Su figura cada día se agiganta y crece más con el tiempo, y, mientras aparecen nuevas investigaciones sobre él, queda mejor situado ante la Historia. Es un personaje que ha sido estudiado y analizado también por historiadores extranjeros. Mientras más se hurga en él crece su arraigo, valor y respeto alcanza su figura en el contexto del país, del Caribe y de América Latina, pues conjuga al valiente luchador por nuestra soberanía, por la libertad y al visionario del porvenir dominicano.

El Dr. Santiago Castro Ventura ha dicho sobre el general Gregorio Luperón: “Una de las más vehemente cualidades de Gregorio Luperón fue su combatividad, que no quedó sepultada con su cadáver el 21 de mayo de 1897 porque su personalidad de intransigente anticolonialista ha permanecido incólume a través de sus ideas, que todavía concitan el enorme interés que enardecía a sus coetáneos cuando pronunciaba sus discursos, con sus atributos innatos de orador grandilocuente. No obstante, cierta intelectualidad embriagada con un academicismo ortodoxo, no le perdona que por su humilde ascendencia autodidacta se le estime como un pensador político—social”. (40)

El General Gregorio Luperón murió de cáncer en la garganta, en su amada ciudad de Puerto Plata, el 21 de mayo de 1897, a la edad de 58 años. (41)

El historiador Hugo Tolentino Dipp ha dicho sobre él: “Dejaba Luperón una rica herencia de patriotismo al pueblo dominicano. Herencia inexpugnable, que resiste y rechaza la crítica vulgar y mezquina, esa crítica que ante la gloria legítima, escudriña aquí y allá tratando, en vano, de empañar la más grande virtud que pueda cultivar cualquier dominicano: la de encarnar, como lo hizo Luperón, en toda una vida, la lucha por la plena independencia nacional”. (42)

El de 15 de junio de ese año, fueron celebrados en Puerto Plata los funerales oficiales, encabezado por el presidente de la República, Ulises Heureaux.

Por iniciativa del Senador por la provincia de Puerto Plata, general Ricardo Limardo, el 16 de agosto de 1926 fueron trasladados los restos del general Gregorio Luperón de Puerto Plata a Santo Domingo y depositados en la Capilla de los Inmortales de la Catedral Primada de América. (43)

Ahí tenemos, en una breve pincelada al héroe y a la figura preponderante en la historia local, regional y nacional, que por sus  actuaciones y méritos acumulados en la Gesta Restauradora se ganó el primer lugar en la misma.   

Notas

39. Citado por Santiago Castro Ventura. Andanzas patrióticas de Luperón, Santo Domingo, Editora Manatí, 2002, página 318.     

.40. Santiago Castro Ventura. “La calumniada vocación intelectual de Luperón”. Clío, Año 76, No. 173, página 85. Santo Domingo,  enero—junio de 2007 (Academia Dominicana de la Historia).

41. Que copiada inextenso su acta de defunción dice, así el acto 14.4 y 5, Folio119, del Libro No. 10 de Defunciones, de la Oficialía del Estado Civil Puerto Plata: “En la ciudad de San Felipe de Puerto Plata, a los veintiuno de mayo del mil ochocientos noventa y siete, compareció el joven José Nolasco, vecino de esta ciudad y nos declaró que el General Gregorio Luperón, residente en esta ciudad de Puerto Plata, de la edad de 58 años, estando casado, ha fallecido en esta ciudad a la una de la noche. Firmado Dassá Heureaux, Juez Civil de Puerto Plata”. (sic). También hemos consultado el acto 709, folio 258, del Libro No. 13 de Defunciones de la Catedral San Felipe, de Puerto Plata, y nos dice que Luperón, murió el 21 de mayo de 1897. El Libro de Oro (letra A) de la Logia Restauración No. 11, de Puerto Plata, folio 6.

42. Gregorio Luperón. Biografía política. Cuarta edición. Santo Domingo, Editora Taller, 1997, páginas 382 y siguientes.

43. Ver. Ricardo Limardo, Compilador. Apoteosis del general Gregorio Luperón. Segunda edición. Santo Domingo, Editora Búho, 2005. (Comisión Permanente de Efemérides Patrias, Vol. 3).