El historiador César A. Herrera escribió un sustancioso artículo donde explica él por qué Luperón se hizo identificar como Eugenio de los Santos, o Eugenio el Médico, cuando nos dice: “Ocultando su identidad se movió a Puerto Plata a la entonces común de Sabaneta, identificado como Eugenio de los Santos, o Eugenio el Médico, dedicándose a curar, y a propagar las ideas revolucionarias en todos los contornos donde su oficio de “curandero” lo llevaba continuamente”. (34)
Por sus actividades revolucionarias y de reclutamiento de adeptos al movimiento, Luperón fue condenado a muerte y los demás componentes del Ayuntamiento de Sabaneta, como fueron: Manuel de Jesús Núñez, Regidor; Ambrosio Echavarría, síndico y Juan Isidro Rodríguez, secretario, se les condenó a los tres a una pena de tres años. (35)
Ya lo dijo Herrera Cabral: “Lo que entusiasma a sus admiradores, que son todos los dominicanos, es la firme continuidad de su nacionalismo sin transacciones; sus ideas democráticas, por las cuales combatió y arriesgó su vida sin descanso; su permanente defensa de los ideales de progreso y civilización y su encarnizada oposición al despotismo, que lo enfrentó con las armas en los campos de guerra a las tres figuras que durante 50 años encarnaron el absolutismo en esta tierra: Pedro Santana, Buenaventura Báez y Ulises Heureaux”. (36)
Luperón estuvo en la inauguración de la Casa Municipal de Puerto Plata, el 7 de enero de 1884.
Combatió a su ex discípulo el dictador Ulises Heureaux y se marchó al exilio, en enero de1888.
El dictador Heureaux le escribió una carta a Luperón antes de irse al exilio, fechada 1 de enero de ese año, en el que le decía: “Aunque separadas por distancias ajenas a la amistad, cumplo con reiterarle mis antiguas consideraciones asegurándoles que sean cuales fuera las circunstancias yo seré siempre un leal amigo. B. S. M” (37)
El acucioso historiador Santiago Castro Ventura ha dicho que: “En el período de la égida del Bando Azul, Luperón cometió uno de sus caros errores, refrendar el suspicaz ascenso de Ulises Heureaux (Lilis) y fiel asistente.
“La audacia fingida de Lilís no le permitió detectar a tiempo el fardo de ignominia que éste representaba. De inmediato esto provocó que la juventud democrática e intelectual que de inmediato ubicó el verdadero ropaje de Lilís, adversaria que el héroe de modo enconado, por su postura equivocada como lo hicieron Eugenio Deschamps, desde las páginas del periódico La República, y Juan Vicente Flores, en El Propagandista; las disensiones fueron tan acerbas, que entre Luperón y Flores se produjo un lamentable lance, en el que Flores resultó herido.
“Pese a las agudas diferencias, ninguno de ellos lo acusó de plagiario, nunca lo descalificaron como intelectual. Todo lo contrario, una vez juntos en el exilio, reconocieron sus méritos intelectuales, como lo dejó claramente definido ante la historia Juan Vicente Flores, en múltiples citas en su obra Lilís, el sanguinario machetero dominicano”. (38)
Notas
34. Gregorio Luperón, el general curandero. Contenido en su libro Divulgaciones históricas. Santo Domingo, Editora Taller, 1989, página 203.
35. Ibim, página 206.
36. Ibim, página 208.
37. Santiago Castro Ventura. Andanzas patrióticas de Luperón. Santo Domingo, Editora Manatí, 2002, página 316.
38. Santiago Castro Ventura. Andanzas patrióticas de Luperón. Santo Domingo, Editora Manatí, 2002, página 316.