Los sueños son indispensables no solo para reponer energías. Lo son también para idear y trazar rumbos, tanto personales como nacionales. De ahí que la iniciativa de proponer una Gran Cumbre Nacional para visualizar el “sueño país” de nuestro futuro sea pertinente. Pero la metodología para gestar el sueño nacional –una especie de visión del desarrollo– no siempre está bien encaminada. No es solo que se deba escoger la coyuntura propicia sino también que los actores relevantes participen de la manera adecuada. Por eso hay que hacer algunas observaciones a la propuesta del libro “Gazebo” en ese sentido.
Motivado por los desafíos de la Cuarta Revolución Industrial, el citado libro acaba de publicarse bajo los auspicios del Grupo para la Productividad y Competitividad Nacional (GPCN), un encopetado grupo de líderes empresariales creado en el 2015. El Grupo estuvo compuesto por 5 ministros y 35 líderes empresariales, pero en su Comité Ejecutivo figuraron solo Manuel Enrique Tavares, Felipe Vicini, Luis Molina Achecar, Frank Rainieri, Jose Gonzalez Cuadra, Fernando Capellan, Carlos Guillermo Leon, Jose Vitienes y Ligia Bonetti. Dos prestigiosos economistas extranjeros (Peter Prazmowski y Xavier Sala-i-Martin) elaboraron el reporte correspondiente (Amigo del Hogar, marzo 2020, 429 páginas).
En ocasión del lanzamiento del GPCN en el Palacio Nacional el presidente Medina señaló que lo que “el país más necesita es una visión de cómo aprovechar su potencial en el largo plazo e insertarnos, sin miedo y de forma competitiva, en la economía global.” En consonancia, Gazebo complementa que: “El desarrollo acelerado y sostenible de la nación solo puede lograrse si los actores de la sociedad aceptan desprenderse de sus privilegios a cambio del cumplimiento de un plan concebido para obtener un bien colectivo superior al actual. Y para deponer intereses particulares presentes a cambio de beneficios futuros hace falta un relato convincente y verosímil que proponga la cooperación necesaria entre los distintos sectores y actores de la sociedad dominicana.” (p.34) El relato es esa visión de nación, ese “sueño país”.
Gazebo también sentencia que “en el terreno económico no existe un manual de éxito. La formula adecuada para la Republica Dominicana será propia de la Republica Dominicana.” “La lección final que se deriva de la experiencia de otros países es la importancia que todos ellos concedieron a la educación. Cada uno ha seguido vías y políticas económicas distintas, pero les une un factor común: el gran esfuerzo realizado para mejorar el capital humano, sobre todo el femenino. La inversión en la mejora de la calidad educativa, desde el nivel inicial hasta la educación superior, es un elemento determinante a la hora de buscar el progreso y el bienestar de una sociedad.” (p.19) El señalamiento no puede ser mas oportuno en una coyuntura en que se inaugura una nueva administración gubernamental y cuando, en las pruebas PISA, nuestros estudiantes clasifican en los peores lugares del mundo en matemáticas, ciencias y lectura.
Para el diagnostico de nuestra economía, Gazebo usó el Índice de Competitividad Global (desarrollado por Sala-i-Martin) del Foro Económico Mundial, el cual consiste en 12 pilares (o aspectos) de la competitividad. Dictaminó que solo en uno de los pilares estamos bien posicionados, pero en los restantes 11 vamos a la deriva. En el primero la RD ha sido líder en materia de estabilidad macroeconómica en America Latina, principalmente por su política monetaria, ocupando “la posición 49 de los 137 países evaluados en todos los continentes.” Se advierte que la situación macroeconómica no debe descuidarse y “la reforma fiscal, necesaria para generar mas recursos debe realizarse procurando no aumentar las distorsiones impositivas que recaen sobe los sectores formales de la economía y sin crear una peligrosa situación de deterioro de las cuentas públicas.” (p.23)
“Resulta especialmente preocupante el pilar del entorno institucional, en el que la RD se encuentra en la posición 129 de 137 países. Y el problema mas grave es que la tendencia es a empeorar.” (p. 25) “Dentro del panorama institucional, el país obtiene valoraciones nada positivas por la falta de confianza en la clase política, la corrupción y el desvío de fondos públicos, el favoritismo de decisiones del Gobierno, la falta de ética de las corporaciones privadas, la falta de independencia judicial, el uso sistemático de sobornos, la ineficiencia del gasto público, el exceso de regulación, la falta de seguridad debido a la violencia y al crimen organizado.” Se trata, en definitiva, de una débil institucionalidad democrática.
En los pilares restantes “el país se sitúa por debajo de la media latinoamericana, e incluso en algunos aspectos se encuentra en las posiciones más bajas del mundo.” Entre 137 países las posiciones de la RD en otros pilares importantes son: 132 en empresas poco dinámicas e innovadoras y pésima ética empresarial; 117 en ineficiente mercado laboral con estancamiento en los salarios; 115 en la eficiencia del mercado de bienes y servicios por influencia de los monopolios; 101 en cuanto a infraestructuras, siendo el sector eléctrico el peor de los componentes; capital humano con muy bajo gasto público en salud, ocupando la posición 156 de 182 países de acuerdo al CIA World Factbook 2018; 128 en la calidad del sistema educativo debido principalmente a la “deficiencia en la cualificación de los maestros y en el alcance del plan de estudios.” Naturalmente, Gazebo ofrece propuestas para enmendar estas retrancas al desarrollo. Dado la limitación de espacio, a continuación, se esbozan las mismas sin detalles.
Para alcanzar el “sueno país” Gazebo propone un recetario de reformas de largo plazo que se introducirían gradualmente y estarían acompañadas de crecimiento económico. Aquí se resumen de la siguiente manera: 1) iniciando con las reformas institucionales se propone “delegar el monitoreo de las instituciones del Estado –entre ellas el poder legislativo y judicial—a organismos internacionales de máxima reputación”; 2) “revisar la estructura actual del Gobierno y demás instituciones del Estado, para eliminar las redundancias y las ineficiencias que han mermado históricamente su reputación y su capacidad de acción”; 3) “una regla fiscal que encamine al Gobierno, de forma gradual hacia un superávit que permita la creación de un fondo para contingencias y la reducción de los niveles relativos de deuda”; 4) “la actuación de las instituciones se deberá supervisar con total independencia estadística, con la debida calidad de la información y sirviéndose de plataformas tecnológicas que han sido internacionalmente efectivas”.
Entre las páginas 37 a 42 del resumen ejecutivo se menciona un ramillete de medidas que instrumentalizarían las reformas mencionadas. Pero Gazebo aconseja dividir la introducción de estas reformas en tres fases, con monitoreo periódico para determinar cuándo pasar de una fase a otra. En la primera fase se deberá lograr un consenso político mediante la convocatoria de “una cumbre que podría denominarse Cumbre Nacional para el Desarrollo y que debería reunir a los principales lideres sociales, políticos, empresariales, educativos, académicos y sindicales, así como a representantes de organismos internacionales.” Se propone también que el Consejo económico y Social (CES) que vaya evaluando los resultados de las diferentes reformas y “formulando nuevas propuestas a medida que se vaya comprobando el mejor o peor funcionamiento de cada medida.” “El CES deberá mantener vivo el sueño de nación.”
¿Cuál sería el lucro cesante de esta nueva receta para nuestro porvenir? Tal vez la tardanza para producir el documento lo haga extemporáneo y ya no concite la atención debida. Pero para quien escribe lo principal seria la metodología recomendada para generar el “sueño país”. Con excepción tal vez del Plan Decenal de Educación, las diferentes cumbres nacionales anteriores han generado planes que no se han cumplido. La razón no es tanto que los participantes tengan la capacidad para emitir juicios certeros, sino mas bien que el seguimiento a lo acordado ha fallado ya sea porque no se ha hecho o porque no se han cumplido las medidas (p. ej. Estrategia Nacional de Desarrollo). Una alternativa más efectiva podría ser la de sectorizar la elaboración de los planes para producir un seguimiento más estrecho por parte de los actores de cada sector económico. Eso de “sueño país” suena tanto al abarcador estribillo anterior de “proyecto de nación” que no inspira mucha confianza respecto a la superioridad de la receta y de la nomenclatura.
El segundo (potencial) lucro cesante de Gazebo seria la recomendada supervisión y monitoreo internacional. Aunque la idea es buena y quien escribe ha sugerido medidas como esa en algunos casos específicos (p.ej. Policía), es predecible que habrá que vencer el prurito de los nacionalistas. La primera prueba será la atinente a la actual participación del PNUD en la transición del nuevo gobierno. Esperemos a que eso rinda sus frutos y nos encamine hacia un mejor futuro.
ALGUNOS REPORTES SIMILARES DEL PASADO
Plataforma para el Desarrollo Económico y Social de la Republica Dominicana 1968-1985 (ONAPLAN, 1968)
Agenda Nacional de Desarrollo (Grupo de Acción por la Democracia/PUCMM, 1997)
Desarrollo Económico y Social en la Republica Dominicana: Los Últimos 20 Anos y Perspectivas para el Siglo XXI (CEPAL, 2000)
La Ruta hacia el Crecimiento Sostenible de la Republica Dominicana (BID, 2009)
Republica Dominican 2010-2020: Informe de la Comisión Internacional para el Desarrollo Estratégico de la Republica Dominicana (Jacques Attali, 2009)
De la Crisis Financiera Internacional al Crecimiento para Todos (BM, 2010)
Estrategia Nacional de Desarrollo 2010-2030: Un viaje de transformación hacia un país mejor (GRD, 2009)
Informe Nacional Voluntario: Compromisos, Avances y Desafíos hacia el Desarrollo Sostenible (Comisión ODS/MEPyD, 2018)
Propuesta para el Desarrollo de la Republica Dominicana (IX Convención Empresarial CONEP, 2019)
Además, los diagnósticos de los bancos BID y BM que dan sustento a sus respectivas Estrategia Pais.