Para el investigador puertorriqueño, Mariano Picón, la palabra “arepa”, surgió de la etnia extinguida de los cumanagotos. La Real Academia Española, aceptó esta palabra en 1884. Documentalmente, la palabra “arepa” aparece por vez primera en América, en un libro del cronista sueco: Taliano Galeotto, en “Viaje y Descripción de las Indias”, 1539, quien en su recorrido por el territorio venezolano, presenció y degustó en varios lugares la elaboración de la arepa.
En 1554, Pedro Cieza de León, reportó en Perú, que “entre estos indios de que voy tratando y en sus pueblos se hace el mejor y más sabroso pan de maíz”
Fray Pedro Simón, 1626, en “Noticias Territoriales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales” así como también Bernabé Cobo, en “Historia del Nuevo Mundo” escribieron que en América, los indígenas elaboraban “arepas” de maíz, como parte importante de su dieta cotidiana.
Más tarde, el viajero sueco, Baptiste Boussingault, confirmó la existencia y el consumo de la arepa en Venezuela, así como Cart August Gosselman notificó su presencia, en Colombia, en 1826.
De tal manera, que en los territorios de América, antes de la llegada de los españoles, el maíz, oriundo de este continente y la arepa como particularidad gastronómica, era uno de los principales alimentos de sus pobladores.
En el exterior, encontré en Loisa Aldea, en Puerto Rico, “arepitas de mano”, en un espacio tradicional de población negra esclava, que laboraba en la producción azucarera de esa isla y que hoy se ha quedado como herencia gastronómica. ¡Negros y mulatos de Loisa Aldea como negros y blancos de un barrio de Bani, coinciden en la presencia, elaboración y consumo de “arepitas de mano”, diferentes a las arepas venezolanas y las arepas de Santa Cruz de Tenerife en las islas canarias! ¿Coincidencias o herencia africana?
En la dieta taina, la yuca era el alimento más importante, preparada en tortas de casabe, pasando el maíz a ser secundario, tal como expresa Roberto Cassá y lo confirman todos los investigadores e historiadores del periodo precolombino en la isla.
Los venezolanos, llevaron a Santa Cruz de Tenerife, a las islas canarias su arepa. Allí encontraron la presencia y el consumo de arepa de “burén”, elaborada en calderos, colocados en un fogón con fuego por arriba y fuego por debajo. Esa misma arepa la llevaron los canarios al barrio de San Carlos y varios campos de Bani, destacándose en El Cañafistol.
En un barrio marginal de Bani, bautizado como “el barrio de las arepas”, precisamente por su abundancia, elaboraban y consumían una modalidad de arepa, diferente a la arepa venezolana y a la arepa de “burén”, traída por los canarios, privilegiadamente en el Cañafistol, conocida en Bani, como “arepitas de mano”. Eran pequeñas, larguitas, elaboradas con leche de coco, con sal, envueltas en hojas de plátano y colocadas en la parrilla de un anafe.
Estas “arepitas de mano”, se acompañaban con café, chocolate o jengibre, no pudiendo faltar el aguacate como acompañamiento. El único lugar de este país, en el que yo he encontrado las “arepitas de mano” es en el pueblo de Bani y en el antiguo barrio de San Carlos.
En el exterior, encontré en Loisa Aldea, en Puerto Rico, “arepitas de mano”, en un espacio tradicional de población negra esclava, que laboraba en la producción azucarera de esa isla y que hoy se ha quedado como herencia gastronómica. ¡Negros y mulatos de Loisa Aldea como negros y blancos de un barrio de Bani, coinciden en la presencia, elaboración y consumo de “arepitas de mano”, diferentes a las arepas venezolanas y las arepas de Santa Cruz de Tenerife en las islas canarias! ¿Coincidencias o herencia africana?
Gran parte de los esclavizados africanos que llegaron a la isla, conocían muy bien el maíz y la leche de coco, elementos importantes de su dieta y de su gastronomía.
Lo cierto es, que este producto precolombino del maíz, ha sido y es muy importante en la dieta de los pueblos de este continente. Los mayores consumidores son los venezolanos, pero por ejemplo; en Colombia, el consumo de arepas llega al 73% del consumo alimenticio, razón por lo cual, en el 2006, fue declarada como “Patrimonio Cultural Gastronómico” de este país.
En Venezuela, en el desayuno y en la cena, es obligatoria la presencia de la arepa en la mayoría de su población. Es tan importante para ellos, que el 23 de marzo del 2011, se empeñaron y con una arepa de 483.2 kg, entraron triunfantes a la lista del Record Guinness.
Yo soy loco con la arepa. Creo, como decían de los cañafisteros:
“arepa por la mañana
arepa al medio día
dicen los cañafisteros
que esa es la mejor comía”
Para conocer y degustar de la arepa de “burén” así como las “arepitas de mano banilejas”, aprovecha este domingo 28 de octubre, donde el Movimiento Recate Cultural de San Carlos, va a celebrar por tercer año consecutivo, el ya tan esperado FESTIVAL DE LA AREPA 2019. ¡HOMENAJE A NUESTRA IDENTIDAD Y A NUESTRO PATRIMONIO GASTRONÓMICO!