Solo horas faltan para que se materialice el proceso de elección de nuevas autoridades para dirigir los destinos del país desde el Palacio Nacional, el Congreso, y los ayuntamientos, o reelegir a administración que concluye su mandato.

Este 15 de mayo millones de votantes dominicanos decididrán si premiar a las autoridades actuales con un período de 4 años más, o castigarlos sacándolos del poder por sus malas y desacertadas decisiones económicas, políticas y sociales.

La implementación de la reelección por un solo período consecutivo no es mala. Es la oportunidad que motiva a los que gobiernan a laborar bien en beneficio de las mayorías para recibir como premio el otorgamiento de otro periodo igual por medio de una consulta popular, como ha sido establecido en la Constitución de la República.

Como seres humanos, hemos desarrollado la fórmula de premiar o gratificar a nuestros hijos por las buenas obras y conductas realizadas que nos enorgullecen, pero también aplicamos el castigo cuando el mal comportamiento y malas acciones nos hacen llorar, enojar o avergonzar de ellos.

En el ámbito político, hoy tenemos la oportunidad de premiar o castigar a quienes les dimos la oportunidad de gobernar el país para que nos brindaran a cambio seguridad social, bienestar económico, buena educación pública, servicio de salud eficiente, limpieza ambiental y protección del medio ambiente, y de ser celosos guardianes de los bienes y fondos públicos que otorgamos por medio del pago de impuestos.

Nunca votamos para mendigar una bolsita de comida individual o familiar, ni para vivir a escondida y con temor por falta de seguridad pública, ni por una deficiencia de suministro de energía eléctrica, ni por violaciones de nuestros derechos constitucionales, ni por la falta de libertad de tránsito, ni por la eliminación del derecho a la libre expresión.

Tampoco votamos para ver cómo desde el poder se enriquecen descaradamente y no dar explicaciones de sus acumulaciones millonarias en bienes inmuebles y cuentas bancarias, ni por una justicia parcializada, complaciente e injusta ante delitos punitivos y violaciones legales, mucho menos por una Policía inclinada a la corrupción y el abuso contra ciudadanos a quienes están obligados a proteger.

El voto elector debe y tiene que ser respetado. Que la imparcialidad de la Junta Central Electoral (JCE), organismo creado para la fiscalización, monitoreo, organización y ejecución de las elecciones imponga la credibilidad y confianza en sus ejecutorias, no la ansiedad, la duda, la desconfianza y la falta de fe en un proceso que provoque irritación y lleve a protestas que podrían generar en situaciones de ingobernabilidad e intranquilidad social.

La voluntad popular expresada en las urnas no debe ser manipulada o vulnerada antojadizamente para favorecer a un contendiente en particular. El proceso tiene que desarrollarse cívicamente, como debe ser, diáfano, limpio, justo y honesto. De manera que el que ganó, ganó y el que perdió, perdió.

Si al presidente Danilo Medina, candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) "le da lo mismo" que los votos se cuenten electrónicamente o manual y los candidatos de la oposición que participan en las elecciones reclaman que se cuenten manualmente uno a uno, qué espera la JCE para hacer lo que manda la Ley en ese sentido?

Si las encuestas dan como ganador por amplio margen al candidato reeleccionista Danilo Medina frente a su más cercano competidor del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader, y los demás candidatos cuando faltan 4 días para las elecciones, qué es lo que se oculta, cuál es el miedo de contar los votos uno a uno y luego utilizar los "scanner" para su envío electrónicamente al centro de cómputo de la JCE y luego emitir el boletín señalando el ganador de la contienda?

Si el triunfo es seguro e invariable (según el oficialismo reeleccionista) por qué no complacer a los “inevitables” perdedores con lo que piden que es legal y eliminar así toda duda de la pulcritud del proceso electoral?

Si ya todo está "amarrado" a favor del PLD y su candidato y no hay forma de variar la percepción de triunfo arrollador que han creado, ¿entonces qué más da que se cuenten los votos "one by one"?.

La democracia debe ser mantenida, por la salud de la nación. Muchos hombres y mujeres han entregado sus vidas luchando por la consolidación de un gobierno auténticamente democrático. Y lo hicieron porque saborearon el amargo sabor de la dictadura del pasado.

Si el pueblo quiere un cambio lo manifestará este 15 de mayo con el voto como lo establece la democracia y esa decisión no puede ser vulnerada.

Es hora de premiar o castigar a las actuales autoridades. Si hay castigo es porque se lo merecen, y debe ser respetado.