Al margen de los resultados de las elecciones presidenciales y congresuales celebradas el pasado domingo 5 de julio, el mayor ganador de dicho proceso fue la República Dominicana. Como país, dimos muestra de civismo y de ser una ciudadanía fiel creyente en la democracia. Acudimos a las urnas, a pesar de las adversidades presentadas por la pandemia que nos afecta, y, lo hicimos con la firme convicción de que en nuestras manos estaba el rumbo de nuestra nación. Muestra de esto, fueron las numerosas manifestaciones de orgullo de haber votado que se publicaban en las diferentes redes sociales.
Por otra parte, la Junta Central Electoral, a pesar de las múltiples críticas de que fueron objeto, principalmente por los cambios de colegio electoral a muchos dominicanos, quienes se vieron impedidos a votar por no residir en el país en donde fueron asignados, al momento del escrutinio de los votos y presentación de los resultados, la Junta Central Electoral actuó de forma transparente. La realidad es que hoy en día la tecnología y el acceso a los medios de comunicación dificulta cualquier intento de fraude para favorecer a un candidato o a otro. En esta ocasión, el ciudadano estuvo viendo en vivo el conteo de los votos para el nivel presidencial en los distintos colegios electorales a través de los distintos medios de comunicación.
El manejo de los candidatos presidenciales, de igual forma, estuvo a la altura de las circunstancias. Antes de que finalizara el día, tanto Leonel Fernández como Gonzalo Castillo, principales competidores, ya habían felicitado al presidente electo, Luis Abinader. Lo mismo hizo el presidente de la República, Danilo Medina, quien a través de su cuenta de Twitter felicitó a Luis y declaró haberlo llamado por teléfono con el mismo propósito. Estos son hechos, que a pesar de ser lo correcto y no necesariamente tendríamos que resaltarlo, le brindan una tranquilidad y paz al pueblo dominicano, que amaneció el lunes 6 de julio en completa calma y con la esperanza puesta en un nuevo gobierno y en un renovado Congreso.
Por todo lo anterior, es que entiendo que ganó el país. El nivel de madurez mostrado tanto por nuestros ciudadanos, como por el árbitro de las elecciones, así como por la clase política, hace que, a pesar de las diferencias que tengamos, podemos sentirnos satisfechos de que vamos avanzando. Por igual, sentirnos orgullosos de que hemos demostrado que no hay poder que detenga la voluntad popular de un pueblo. A esto es a lo que siempre debemos aspirar y lo que debemos consolidar aún más en el tiempo.
Finalmente, felicitar a Luis Abinader por su elección como presidente de la República para el período constitucional 2020 – 2024. De nuestra parte tiene un voto de confianza para hacer las cosas correctamente y llevar a este país por el rumbo adecuado, actuando apegado a la Constitución y a las leyes. Sin embargo, que sepa Luis que este mandato que le ha dado el pueblo dominicano para que sea su presidente será supervisado por toda la ciudadanía. Este pueblo ya demostró que no se conforma con falsas promesas. Este país necesita resultados.
Luis debe ser consciente que la aprobación que tiene actualmente es un acto de fe de la ciudadanía dominicana, quienes entendieron que su proyecto era el que más le convenía al país. A partir de ahora, el presidente electo tiene la tarea de darnos razones para seguir manteniendo esta fe a lo largo de su período presidencial. Debe tener claro que, si sus promesas no se convierten en hechos concretos, en 4 años toda la balanza a su favor pudiera ser revertida y el tan sonado canto de “se van”, lo estará escuchando en las puertas del Palacio Nacional.