GALLITO

He aquí otra palabra que tiene un significado diferente en el español de los dominicanos. Esa diferencia con relación a los demás significados es lo que la hace interesante.

Con la terminación –ito en ella, el vocablo de inmediato es interpretado por un diminutivo. En este caso esa no es la vía adecuada para entenderlo.

En República Dominicano cuando el arroz se “desgalla”, tanto si esta acción se hace en el pilón a la manera antigua de los campesinos, como cuando se procede a hacer este procedimiento por medio de máquinas, lo que se busca es retirar la cáscara de los granos.

En los medios rurales, después de pilar el arroz, lo que se hacía (o se hace), es que se soplaba sobre el pilón para hacer que la paja saliera del pilón. Se repetía esta operación hasta que la persona se diera por satisfecha.

No obstante el cuidado que se ponía (o pone) al desgallar el arroz resulta(ba) inevitable que algún arroz terminara con la cáscara. Ese arroz con la cáscara es lo que se llama en República Dominicana “arroz gallito” o simplemente “gallito” que en el contexto del arroz, de las factorías de arroz y en el comercio de comestibles transmitía el mensaje sin dificultad.

El verbo “desgallar” lleva en su seno la acción que se hace, pues está formado por el elemento compositivo des- que en este caso se toma por privación en el sentido de retirar “gallos”. Para el autor de estas reflexiones acerca del lenguaje resulta obvio que se refiere a los “gallitos” analizados aquí.

Esa cáscara, paja, era usada por las personas que vendían frío-frío en las calles para conservar los bloques de hielo. Esa técnica fue usada también por los banilejos para conservar el hielo enterrado. De esta práctica derivó que a los banilejos les llamen siembra-hielo.

La vida moderna y el cuidado que se dedica a la selección de la calidad del arroz han hecho que estos “gallitos” sean casi una cosa del pasado.

La historia del gallito no termina ahí, pues se ha tratado acerca del gallito cibaeño. En el sudoeste de la República Dominicana hay otro gallito. Así llaman en esa región al maíz tostado y reventado (explotado) que se conoce como roseta o palomita de maíz; o como dicen en Santo Domingo, la capital del país, “cocaleca”.

En ese sudoeste al gallito del arroz del Cibao se le conoce con el nombre de macho (macho del arroz). No deja de llamar la atención que en un país del tamaño de la República Dominicana pueda haber tanta diferencia en el habla entre ciudades o regiones separadas por cortas distancias.

TRIAGE

“. . . cada una con un área de TRIAGE. . .”

La voz triage no pertenece al español. La voz es de origen francés. Apareció en esa lengua en el año 1317. El sustantivo se refiere al acto de elegir o repartir en un grupo y, al resultado de este. Consiste en elegir o seleccionar.

En inglés la palabra se documentó en el año 1727. Durante la Primera Guerra Mundial la voz triage fue adoptada como término militar para la asignación de los heridos en tres grupos de acuerdo con la urgencia de sus lesiones. En 1974 se extendió -en inglés- para referirse a sistema de asignación de recursos conforme con la urgencia, tal como ocurre también con la distribución de alimentos durante una hambruna. Información sacada del Chambers dictionary of etymology (2015:1165).

En la actualidad en inglés se utiliza la voz en los hospitales, específicamente en las salas de urgencias médicas para tamizar, elegir, escoger, seleccionar con cuidado los pacientes y asignarles el orden en que serán atendidos. Ha tomado tal vigencia el procedimiento que hay un área de triage en los hospitales.

Esta parte -la del triage- corresponde a la evaluación con el fin de establecer el orden de prioridades en lo que ahora se llama sala de emergencias de los hospitales; es una priorización de emergencias. De alguna manera es una tamización, porque consiste en una selección realizada con cuidado.

En la sección de triage se fija el orden en que será atendido el paciente. Este orden no se corresponde con el momento de la llegada del paciente a la sala de urgencias médicas. El paciente será atendido tomándose en cuenta le necesidad que este tiene de cuidados médicos.

Del inglés la voz ha pasado al español, sobre todo en el área de urgencias médicas.

BOTADERO

“. . . y los 232 distritos municipales tienen sus BOTADEROS de desechos sólidos. . .”

Este “botadero” tiene relación estrecha con el verbo botar en una de sus acepciones. Como sucede en la mayoría de los idiomas, en el español dominicano el verbo mentado ha visto su campo de acción restringido; es decir, las acepciones que tiene en la lengua general se han visto reducidas en el habla diaria.

Antes de entrar en el meollo del asunto se echará un vistazo a algunos aspectos del verbo que se consideran importantes para colocarlo en perspectiva e ilustrar el tema.

Puede ser una sorpresa enterarse de que el verbo botar en su remoto origen procede del alemán. Entró al español a través de Francia. Comenzó con el significado de “lanzar, arrojar, tirar”. En España tendió a tomar el matiz de “arrojar con violencia”. Ya hacia 1500 pasó a significar “lanzar con fuerza la pelota”. Estos datos han sido extraídos del Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-I-640).

En el español dominicano la acepción de, “Salir despedido un cuerpo elástico al chocar contra una superficie dura” casi no se usa. En lugar de ese verbo se prefiere el verbo “rebotar”. Esta es una observación del uso. La razón por la que los hablantes del español dominicano gustan del último para indicar esta acción es algo que no ha podido determinarse. Quizás es porque botar es arrojar con violencia, y al salir despedido al chocar contra una superficie dura, el objeto vuelve de rebote, de ahí que antepongan el elemento compositivo re- al verbo botar, por la repetición de la acción.

El verbo botar ha relegado casi al cajón del olvido a los verbos “echar, tirar, arrojar, lanzar”. En República Dominicana se utiliza el verbo botar para dar a entender que algo se “desecha”. Así mismo se oirá al hablante del español dominicano decir que “botó la cartera”, por ejemplo, para significar que la “perdió o extravió”.

No es menos frecuente el uso de botar para “despilfarrar, derrochar”, quizás movido por el significado de botarate (botarata) en tanto equivalente de derrochador. El hablante típico de español dominicano no dirá que a una persona la despidieron del trabajo, sino que la botaron.

En el español puramente dominicano botar es “deshacerse alguien de algo”. Es además, “despedir, esparcir”, así como “expeler un organismo alguna secreción”. Se usa el verbo asimismo para “Romper una persona una relación amorosa con alguien”; “Dejar de frecuentar a una persona”; “Desbordarse un río”; “Derramarse o verterse un líquido del recipiente que lo contiene”; “Rebosarse una vasija de su contenido”; “Lucirse alguien, quedar bien en algo”. Las acepciones que constan aquí entre comillas fueron copiadas del Diccionario del español dominicano (2013:102).

Para volver al botadero. Este es un basural, basurero, vertedero, muladar. En el Diccionario de la lengua española figura ya el botadero con ese significado desde el año 2001, pero por infortunio solo se mencionan en la edición del año 2014 Honduras y México como los países donde la palabra es de uso. Para la próxima edición habrá que incluir a la República Dominicana.