El 5 de julio del presente año, el Listín Diario despliega el titular de primera plana “SE AVIVA EL DEBATE SOBRE LA TERCERA DOSIS”. En el mismo aparece publicado en la sección enfoque pág 6, mi análisis “RD ante la variante Delta del Covid 19”. A los pocos minutos recibí con sorpresa una llamada telefónica. El artículo había llamado la atención del prominente intelectual, físico e investigador científico italiano Sr. Galileo Violini, que quería comentar conmigo algunas de mis propuestas. Acordamos reunirnos para discutir más detenidamente algunos aspectos que nos preocupaban acerca del desarrollo de la pandemia de la COVID-19 en República Dominicana .
El primer encuentro fue memorable. Nuestra tertulia fue en un restaurante de Santiago, hicimos empatía inmediata, tocando múltiples temas diferentes del que nos había llevado a reunirnos. Hablamos de nuestras experiencias diplomáticas, él habló con pasión de sus días en Teherán, capital de Irán, donde, entre 1999 y 2001, se desempeñó como Representante de UNESCO ante la República Islámica de Irán y la Economic Cooperation Organization, y luego de su dilatada experiencia académica, de investigación y de política científica en America Latina y Medio Oriente (2010-2016 y 2019), del Centro de Física que ideó y creó en Colombia, de su actividad por la reconstrucción de la Universidad de El Salvador, después de la guerra civil, y en Chile, Ecuador y por supuesto República Dominicana.
Hace más de cuarenta años tuvo entre sus alumnos en Roma a Rafael Cuello y esto en algún momento lo trajo a la República Dominicana, donde desde hace más de diez años ha colaborado con el MESCyT en la organización de sus Congresos anuales. Me contó que su presencia del momento, había sido motivada por la invitación de la PUCMM a que promoviera dos proyectos que lamentablemente no se concretaron, la creación de un centro regional de ciencia de materiales, y la organización del VII Congreso Latino americano de física, que él mismo había contribuido para que su sede se asignara a RD. Cuando terminó su vinculación con la PUCMM, tuvo contratos temporales y discontinuos del MESCyT. Esto le permitió utilizar su red de contactos internacionales, científicos y políticos, para contribuir al éxito de varias actividades, entre las cuales la principal fue,, en junio de este año el Simposio sobre las perspectivas pos pandemia de la ciencia Latinoamericana y el rol de la integración y cooperación internacional. al cual invitó entre otros el Premio Nobel David Gross, el ex vicepresidente de Guatemala Alfonso Fuentes Soria y varias destacadas personalidades.
Les contaré un secreto, para Leo, como le llaman en su círculo más íntimo, no solo fueron sus pasiones de interés intelectual las que echaron raíces, sino, se ha enamorado de la belleza sin igual de nuestro país y la hospitalidad de su gente, y entendí sus motivaciones para querer ser ciudadano dominicano. Entre sus metas, es también poder algún día representar el país en su otra gran pasión. Es un jugador de bridge de nivel internacional y, compatiblemente con sus compromiso profesionales ha representado su país de origen en varios campeonatos internacionales y a Colombia inclusive n un campeonato mundial.
Las tertulias se hicieron encuentros habituales, confrontamos nuestras visiones sobre diferentes temáticas, el impacto de la pandemia de la COVID-19 en el tejido social del pueblo dominicano, la obligatoria apertura de la economía y sus riesgos sanitarios, los peligros que representan los no vacunados, su visión de los proyectos a implementar para la recuperación post pandemia, los cuales están plasmados en varios artículos publicados y otras ideas que están en su mesa de trabajo. Hicimos investigaciones juntos, y discutimos posibles hojas de ruta que permitan realizar proyectos de interés y exclusivo para nuestro país, y un tema que nos consumió largas noches, fue el proyecto de “La ciudad del conocimiento Silicon Beach”.
Coincidimos en la dificultad de entender cómo este extraordinario proyecto, planteado el pasado 27 de febrero por el señor presidente, Luis Abinader, ante la Asamblea Nacional en la rendición de Memorias del 2020, haya despertado un interés limitado y de corta duración en los medios de comunicación, cuya atención principal se concentró sobre los cinco grandes retos que él mencionó.
En los meses siguientes, la propuesta no ha sido objeto de nuevas mayores declaraciones del señor presidente, si se exceptúan un par de declaraciones que se le han referido de manera marginal. De acuerdo a una búsqueda que hice, sólo dos artículos analizaron con visiones contratstantes la viabilidad del proyecto. Uno lo escribió el propio Galileo Violini quien lo publicó en acento.com, destacando la potencialidad científica del proyecto, visto también como un factor de modernización y ampliación de la matriz productiva del país.
El impulso al proyecto de parte de este hombre de recia formación intelectual y gran experiencia científica está fundamentado en la convicción de que no nos debe preocupar la irrepetibilidad de las circunstancias que han hecho posible tanto Silicon Valley, como, en nuestra región, la Ciudad del Conocimiento de Panamá. No son ésas las únicas condiciones para poder realizar un proyecto de esa naturaleza. Por cierto, su realización requiere de una definición clara de sus finalidades, y un anclaje a la realidad económica y a los planes de desarrollo del país. La oportunidad de reflexionar sobre la única experiencia de ese tipo fallida en América Latina, la de Yachay en Ecuador, a pesar del fuerte compromiso del gobierno ecuatoriano lo condujo a dedicar en el Simposio que mencionamos una de las mesas redondas del Simposio al tema de las Ciudades de la ciencia, invitando un antiguo director del programa Yachay y ex ministro del presidente Correa, Fernando Cornejo.
Yachay es el ejemplo más cercano a lo que el presidente Abinader quiere desarrollar. El proyecto tenía una componente económica importante de atracción de capitales de riesgo e incubación de empresas, junto a una componente académica ambiciosa, Yachay Tech a una acción de recuperación del pueblo de San Miguel de Urcuquí. Su crisis ofrece indicaciones de cuáles son los posibles factores, principalmente políticos y académicos, que no permitan más que la realización la sostenibilidad del proyecto.
El Proyecto Silicon Beach Dominicana, debe ser un “Proyecto País”, y es ideal para ser implementado con el modelo “Alianza Pública Privada”, conformada por los principales empresarios y universidades de República Dominicana.
En un próximo artículo, abordaremos la visión de Galileo Violini, sobre otras materias pendientes de nuestro país, ciencia, tecnología, turismo, post pandemia e impulsar la Física desde las universidades dominicanas, que todas han sido objeto de su multiforma actividad durante los últimos años.
Por todas esas tareas inconclusas por él, me permito despedirlo con esta frase del escritor y pensador Eduardo Galeano: “La historia nunca dice adiós. Lo que dice es un hasta luego”. Mi amigo y amigo de los dominicanos, te esperamos pronto de regreso para que juntos impulsemos el desarrollo de nuestro país.
*El autor es diplomático y analista de política internacional, ex embajador dominicano en la República Federal de Alemania, República Checa, República de Polonia y Concurrente con la Federación Rusa.