1. ¿Quién fue realmente Domingo Moreno Jimenes

Lo más difícil para el ser humano es saber quién es él, esencial y realmente, como ciudadano del universo.

Una vez, hablando con él me dijo lapidariamente: “Vi vida está en mis versos”. Es decir que vitalmente no había confusión alguna entre el poeta y el hombre. Claro que habría que ser clarividente más que un detective cultural de altos quilates. De él se ha escrito mucho, a favor y en contra. Tarea inútil. La obra habla por el autor. A pesar de ser un hombre un poco misterioso, muy altivo en su interior y muy humilde en apariencia, tuve una experiencia en los años de intimidad que me reveló el hecho de que si Charles Spencer Chaplin se disfrazaba de Charles Chaplin o de Charlot,  el abogado Mario Moreno de Cantinflas, Domingo o Dominguito Moreno se disfrazaba de él mismo, del poeta Moreno Jimenes.

Una tarde que hablábamos bajo la sombra de la mata de almendras criollas  en su casa, me dijo: Hijo, búscame ahí en mi habitación, no recuerdo ya qué cosa porque al abrir la cómoda vi tantas  sin usar, camisas impecables, zapatos finísimos y otras prendas. A un lado el saco eterno, las camisas ajadas, el sombrero viejo y las chanclas que gustaba ponerse, con una corbata gastada por las veces que se usó, habiendo algunas de marca. Cuando le pregunté por esas ropas. me dijo que sus amigos se las llevaban, y él no las usaba, le gustaba más ser un ciudadano humilde.

Yo he recogido poemas suyos de diversas épocas, y en las tres antologías y el estudio del postumismo, y sin embargo, a pesar de esa rara familiaridad suya para conmigo, de tratarme de “hijo” cuando estaba de buen humor, era de un altivo desdén si se ofendía, como  la vez que lo sacamos de su claustro y lo llevamos en 1971 a Pimentel y los de Amidverza le rendimos un homenaje, y terminado este, después de comer, me dijo que se quería ir a su casa y Freddy Ortiz, que lo llevó, se había quedado con sus amigos festejando el encuentro. Tuve que salir a buscarlo y como me entretuviera cuando  nos volvimos a  ver en un evento de la UASD, fui a saludarlo y volteó el rostro y me dijo: “Yo tuve una vez un amigo, creo que se llamaba Juan”.

Para no cansarlos, antes de ofrecer algunos poemas que no aparecen en sus Obras poéticas del gemido a la fragua, Taller, 1975, copiaré  de mi un libro inédito: Antología poética didáctica de Domingo Moreno Jimenes, estas palabras en la Introducción:

“Domingo Segundo Moreno Jimenes nació el 7 de enero de 1894 como un regalo de reyes para el matrimonio formado por su padre Domingo Moreno Arriaga (de padre venezolano: Antonio Moreno Urdaneta y madre seibana: Emilia Arriaga) y de la sabanetera María Josefa hija de Rosenda Hernández y Juan Isidro Jimenes (1846-1919) que sería presidente en 1899 y 1916, quien a su vez era hijo de Manuel Jimenes (1808-1854), cubano, segundo presidente de nuestro país. Por su ADN nuestro poeta era un caribeño total. Fue bautizado y declarado el 8 de agosto de ese año en la Parroquia Catedral y en el Oficialato Civil de dicha Parroquia de acuerdo con documentos que poseemos*.

En otra parte señalamos:

“Domingo Moreno Jimenes, nacido en 1894 en pleno auge del modernismo de Rubén Darío (1867-1916) que ya era conocido y citado en nuestro país a pesar de que él confesara a sus veinte años en El Seibo que leyó por primera vez a Prosas Profanas un libro clave del modernismo publicado en Argentina a fines del siglo XIX (1896 o 1897). Por lo que es una simple coincidencia con Rubén Darío desconociendo a Epístolas y poemas (Primeras notas), 1885, su primer libro formal: Moreno señalara en el título de Promesa Mis primeras notas sin comas ni paréntesis; libro que incluye poemas desde 1911 cuando tiene 17 años. Es curioso que sucediera en El Seibo ciudad que junto a Sabaneta y la capital forman su triángulo vital, que había sido la cuna de uno de sus socios del postumismo, Zorrilla: De la primera era su abuela paterna y allí fundaría La Colina de Asomante; de la segunda era su madre, y allí nació el postumismo de acuerdo con sus compañeros Rafael Augusto Zorrilla (1992-1937) y Andrés Avelino(1899-1974) cuando en 1918 y 1919 enviaba desde allá los poemas que se consideran el origen del movimiento, al que le puso nombre Andrés Avelino: Y de la tercera, su cuna y de la Colina Sacra lugar de la proclama del postumismo incluyendo en su madurez a Santiago, donde fundó su Colina Sacra del Cibao y San Cristóbal, donde culminó su labor literaria, aunque todo el país fue escenario suyo.”

Concluida esta micro-biografía del poeta, más allá de su retrato de joven van los poemas prometidos.

Selección poética de su primer libro: Promesa, 1916, el libro iniciático más fatal de nuestra historia. Se ha leído mal, se han dejado fuera en sus Obras Poéticas con poemas que superan en mucho a otros escogidos y que explican sus preocupaciones. No hubo críticas y pasó, con todos los méritos, como si no tuviera importancia.

Domingo Moreno Jimenes (1894-1986)

A un poeta meláncolico

A Luis Perozo

 

No entristezcas el amor,

Que el amor es siempre triste

En este mundo en que existe

La espina junto a la flor.

*

No pienses en el futuro,

Contempla solo el presente;

Quien te ame con alma ardiente,

Amalo con amor puro.

*-

¡Tendrás al fin que sufrir!

Pues, olvida el sufrimiento

Y antes que venga da aliento

A los que quieren morir.

*

 

Que en esta tierra afligida

Donde todo es falso, todo,

Hay que volverse beodo

¡Para soportar la vida!

 

De Promesa, página 29

y en la Antología de Flérida de Nolasco

 

Deseo insatisfecho

Por todas las mujeres que yo he amado

Tan solo un desengaño yo he sufrido,

Que por no realizar lo que he querido

Es por lo que ese amor aún no he olvidado.

Que quizás a estas horas ya cansado

De tanto oír decir lo que ya he oído,

Me hubiera envuelto el eternal olvido

Relegando mis cuitas al pasado.

Mas no fue así, porque el destino adverso

Que es el alma sensible de mi verso

Al través de los años y los años,

Quiso turbar el pensamiento mío

Con falaces quimeras que el hastío

Es bálsamo que cura desengaños

 

De Promesa, Pág. 40

 

 

Solo!

A Federico Bermúdez

 

Aquí en la soledad es que se aprende

A conocer la ciencia no aprendida

De juzgarlo con sabio tino todo

Pues en la calma solo se medita.

Aquí en la soledad, donde el vil fuego

No llega, y cuando llega ya es ceniza,

De esas luchas estériles del hombre

Que a nada traen y nada significan!

Aquí en la soledad, todo entregado

A mi amada sublime, la Poesía,

Amada que no miente y que no engaña,

De la que no cosecharé perfidias…

Aquí en la soledad, con ella siempre

Ligada a mis anhelos de idealista,

Toman ya para mí un aspecto nuevo,

Los hombres, los fantasmas y la vida.

De Promesa, Pág. 82

Finalmente el poema que nadie comprende que no fuera incluido en sus Obras, ya que muestra su rebeldía, su tardío conocimiento de Darío y  su ruptura, su deseo de independencia poética, en ese poemas duerme el futuro Postumismo.

A Rubén Darío

Después de haber leído “Prosas Profanas”

 

Aún no te conocía, poeta de los cisnes;

Y no debe extrañarte, pues no conozco a nadie:

Entré solo en el Arte, y aquí solo me tienes

¡Alzándome en la cumbre mirífica del Arte!

*

Soy una fuente seca que agua no vierto ahora,

Porque para verterla de extraños manantiales

Prefiero ser estéril toda mi larga vida

Siempre que siga nívea la albura del plumaje…

*

¡Poeta! Yo he sabido que se ocultan feroces

Críticos estupendos detrás de los juncales

De gramáticas torpes, de retóricas ruines

Pretendiendo cerrarnos el paso; mas, los vates

(Nosotros) perseguimos con las frentes erguidas

Adelante en la senda que marcó en el combate

De nuestros interiores espíritus sublimes

Ese faro altanero, nuestro instinto. ¡Adelante!

Que haya espinas ¿qué importa si los rosales tienen?

¿Y quién teniendo espinas huye de los rosales?

Si gozamos los dones de la sacra belleza

¿Qué importa que nos hieran, que importa que nos claven?

Que mientras grazna el cuervo, la chicharra revienta.

Revolotean los buitres esperando el desastre,

Con fe en los ideales escalamos la cumbre

¡Y seremos estrella–fe de los ideales!

 

De Promesa, Pág. 103