Por exigencias de su propia naturaleza, el ser humano necesita la relación con los demás y las instituciones para su desarrollo y convivencia ordenada.
Sea para evitar la inseguridad que proporciona buscar la seguridad de manera individual, dando lugar a que "el hombre se convierta en un lobo para el otro hombre" o como producto de un pacto social para garantizar la convivencia, el respeto de derechos y libertades, el ser humano se vio obligado a vivir en grupos humanos primero, luego en sociedad y a crear una institución que le garantizara la producción y distribución colectiva de bienes y servicios, así como la convivencia ordenada que necesita para su desarrollo material y espiritual.
Así nace el Estado que, de manera resumida y simple, no es otra cosa que "la sociedad jurídicamente organizada".
Esa institución social y política que es el Estado, además de funciones "operacionales", que hacen referencia al orden, la estabilidad, construcción de infraestructura y al ejercicio del poder, tiene funciones tanto o más esenciales que éstas por estar relacionadas directamente con el desarrollo humano y el bienestar material y espiritual de las personas , son las llamadas funciones "misionales" del Estado.
Entre las funciones "misionales" asignadas al Estado tenemos: vigencia de un Estado de Derecho, en el que se garanticen y realicen los derechos y libertades de las personas, con seguridad jurídica; educación de calidad, para todos; salud preventiva y curativa que incluya a todos los ciudadanos; equidad social, que se concretiza en igualdad de oportunidades; cohesión social para evitar la exclusión y la marginalidad; seguridad social y ciudadana; vivienda digna, provista de los servicios esenciales y un trabajo decente.
Desde su nacimiento en la Polis griega hasta su definición más acabada en el Renacimiento, el Estado Moderno ha ido perfeccionando a través del tiempo la eficacia en el ofrecimiento de estas trascendentales funciones, de manera que los Estados son evaluados en la actualidad, y las autoridades que los dirigen, por su contribución al cumplimiento de estas "misiones" establecidas como fundamentales.
¿Qué estamos presenciando y padeciendo en nuestro país a este respecto? Que el énfasis en la gestión del Estado por parte de las autoridades está puesta más en la funciones "operacionales" que en las "misionales".
Mientras las travesuras para lograr el continuismo se hacen permanentes, se fomenta el clientelismo y el patrimonialismo, la corrupción se tolera, se prefiere la asistencia social a la ejecución de políticas públicas y el Metro cuenta con los recursos que no aparecen para otras prioridades, algo muy diferente pasa con las funciones "misionales" del Estado.
Con relación a las funciones "misionales" del Estado vemos: Violación de la Constitución y las leyes; justificación porque no se debe aumentar la inversión en educación; recursos y acciones necesarias para cumplir las metas de la seguridad social no aparecen; la pobreza disminuye poco y la desigualdad social aumenta; una vivienda digna es un privilegio para unos pocos y el empleo informal representa el 57% de la fuerza laboral empleada.
Tenemos un Estado que prefiere lo instrumental y operativo a lo sustancial y misional. Esto sucede cuando quien está al frente del Estado actúa como un "político" y no como un "estadista": mientras el "estadista" piensa en las próximas "generaciones", el "político" piensa en las próximas "elecciones".