UNO
¿Por qué se levanta la reelección del Presidente Danilo Medina si la Constitución que él juró defender lo prohíbe, y si, una vez lograda la dificultosa unidad monolítica del PLD, aún le faltan cerca de veintiún votos en la Asamblea?
Simplemente por la concepción patrimonial del Estado. Nadie se puede hacer el suizo en éste país: todo proceso reeleccionista se financia con los fondos públicos, y, además, desarticula la endeble estructura institucional. En rigor, en toda la vida republicana nunca ha existido una separación de la hacienda pública y los bienes de los caudillos. Ni Danilo Medina, ni Gonzalo Castillo, ni José Ramón Peralta, aportarán dinero de sus fortunas personales para la compra de los votos que faltan, porque gobiernan encaramados en la concepción patrimonial del Estado. Y no es verdad que la reelección sea un fuego lírico del más puro ideal. Hay un dominio personalista que anula la idea de que el Estado sea una relación social compleja, lo que impide un marco racional de todas las ejecutorias públicas. Es el dinero de los contribuyentes el que está financiando la aventura de la reelección de Danilo Medina, porque la ideología de la concepción patrimonial del Estado convive con nosotros como algo natural, como si fuera una sombra rabiosamente aferrada al destino del país.
DOS
Lo que está en juego con la reelección no es únicamente la hegemonía entre dos liderazgos. Leonel Fernández y Danilo Medina son, también, la expresión de dos grupos económicos contrapuestos hacia dentro del PLD. No en balde los principales activistas de la reelección son funcionarios rentistas que aportaron considerables sumas de dinero al proyecto presidencial de Danilo Medina. Cuando el PLD subió al poder por primera vez, había una esperanza difusa de que ejerciera la práctica política de manera diferente. El discipulado de Juan Bosch debía una parte considerable del poder al discurso ético con el que se identificó la pequeña burguesía que padecía la decepción de la historia, y se creyó que el mundo deslumbrante de la riqueza material no los atraería. Pero no fue así. Leonel Fernández descubrió el poder del dinero, ejerció hasta más no poder la ideología de la concepción patrimonial del Estado, y su hermana gemela la corrupción; y armó un grupo económico usufructuario del presupuesto público. Incluso, cuando le tocó salir de la presidencia, en el 2012, dejó todo organizado para regresar en el 2016. Sólo que Danilo Medina ha establecido también una entente económica, y la reelección es la forma de consolidar su hegemonía sobre el presupuesto público. La lucha por la hegemonía entre esos dos liderazgos es tan solo la apariencia, la esencia es el manejo del presupuesto público. Pero quien paga todo es el país, el contribuyente.
TRES
No es verdad que quienes se oponen a la reelección sean leonelistas. Leonel Fernández es lo más alejado del buen sentido y la sana moral que uno se pueda imaginar. Pero en los hechos concretos su diferencia con Danilo Medina es solo de forma. Danilo se ha diluido en agua de borraja, se solaza en el requiebro del enamorado que entusiasma a la amada, y sin hacer nada verdaderamente trascendente para la vida del país, se cree providencial, y se disfraza con el sudario del redentor que “se sacrifica” ante la petición “ensordecedora del pueblo” que le “impone” “seguir en el palo”. No hay una tarea más agotadora que la de ser original alentando un proyecto de reelección en la República Dominicana, porque hemos tenido miles de farsantes agazapados detrás de todas las máscaras. Cuanto podamos esgrimir contra los argumentos de los reeleccionistas ha sido extraído de la más cruel experiencia de la historia nacional. Y como tampoco hay historia que no sea una emanación del poder, quienes declaman ahora sobre las bondades de Danilo Medina para continuar gobernándonos, olvidan que ellos mismos no son más que una réplica de esos dos grupos económicos y políticos que hacia dentro del PLD se disputan el dominio de la riqueza pública. ¿Acaso no son los antireeleccionistas del PLD ahora, los mismos reeleccionistas del 2008? ¿Y los antireeleccionistas del 2008 no son ahora los que promueven la reelección de Danilo Medina?
Es que ahora son, también, la expresión de dos grupos económicos. A fin de cuentas, quien se jode es el país.