Continuando…

Atendiendo al documento que venimos mencionando (Estrategia Militar de la República Dominicana), se priorizan los siguientes desafíos (amenazas) a los intereses de Seguridad de la República Dominicana, por orden de importancia:

  • El narcotráfico
  • La inmigración y migración ilegal
  • La violencia social y callejera
  • La delincuencia organizada
  • La degradación medioambiental
  • Los desastres naturales
  • El terrorismo
  • El tráfico de armas, personas, municiones y mercancías
  • La piratería y la pesca ilegal
  • La usurpación, violación de las inversiones, las propiedades y los bienes públicos, urbanos y rurales y muy especialmente de los espacios públicos.

La Inmigración ilegal debe ser prioridad para la Defensa Nacional.

Los Estados soberanos tienen como deber obligatorio el aseguramiento de sus fronteras, y las fuerzas de defensa de la Nación son las primeras llamadas a tal salvaguardia, por patriotismo y por mandato constitucional. Con la crisis migratoria que vive nuestro país, ante la afluencia desordenada y masiva de nacionales haitianos, entiendo que la segunda amenaza de la lista anterior tiene que asumirse en el primer lugar del catálogo.

La mayor parte de estas amenazas deben ser enfrentadas con el empleo a fondo de las Fuerzas Armadas en el cuido de nuestra frontera terrestre, es decir, que enfrentando la inmigración ilegal, se engloba en la misma labor la lucha contra el narcotráfico; la degradación medioambiental; el tráfico de armas, personas, municiones y mercancías, entre otras; en el entendido que estos son flagelos que trae consigo el arribo descontrolado de extranjeros provenientes de un país con las carencias de Haití. Y es que, atendiendo tanto al volumen como a la propensión, así como a los serios problemas de todo tipo que ocasiona el fenómeno migratorio haitiano a la República Dominicana, es tiempo de que se enfrente ya el problema, asumiéndolo en el contexto de la Seguridad Nacional por representar una amenaza de extrema importancia, ya que pone en juego  la existencia misma del Estado Dominicano.

Y es que como Estado, debemos admitir, que nos ha superado el asunto migratorio con el vecino. Entonces nuestras fuerzas de defensa deben estar volcadas en las proximidades de los contornos fronterizos. Propugno por la colocación en la frontera con Haití de grandes campamentos de acogida de nacionales extranjeros ilegales, pero en territorio neutro, (llamados tierra de nadie) nunca de este lado de la frontera, ni en ciudades del interior, y mucho menos en Santo Domingo, pues si el propósito es la repatriación, la cercanía con la frontera facilitaría la labor de las autoridades de Migración y de las Fuerzas de Defensa, pues, la logística seria mucho menos onerosa. Este debe ser un proceso con todas las de la Ley, en el que los inmigrantes ilegales deben ser tratados con dignidad y respetárseles sus derechos humanos.

Vecindad con un Estado fallido.-

Si hay algo que justifica no sólo la presencia, sino también las operaciones militares en la zona fronteriza, es nuestra vecindad con un Estado fallido, y recordemos que nuestras fuerzas de defensa no atacan, por lo que tales operaciones tienen que ser de salvaguardia de la línea fronteriza y de nuestro territorio. Haití ha sido incluido desde el año 2005 en el índice de Estados fallidos que realiza el Centro de Estudios Estadounidense Fund For Peace, que es publicado anualmente por la revista Foreign Policy. En este año comenzó a emitirse este índice del cual el país del Oeste no ha logrado ausentarse.

 La teoría del Estado fallido nace por los años noventa, y se tiene noticia de que los primeros en definir el concepto fueron Gerald Herman (historiador, profesor emérito de la Universidad de Northeastern) y Steven Ratner (inversor de capital privado, financista, ex Jefe de DLJ Merchant Banking Partners). Su estudio determinó que un Estado fallido es “Aquel que se ha vuelto incapaz de sostenerse a sí mismo como miembro de la Comunidad Internacional, y podría poner en peligro a sus propios ciudadanos y amenazar a sus vecinos a través  de oleadas de refugiados e inestabilidad política”. En un Estado fallido encontramos dos características  que lo distinguen, por un lado, ha colapsado el “monopolio de la violencia legítima del Estado”, lo que quiere decir que allí las fuerzas militares, la policía, la justicia, y los organismos responsables de hacer cumplir la ley y el orden, así como a las demás funciones del Estado, no existen o no funcionan; Por otro lado, muestran una gran espiral de violencia, conflictos permanentes, y guerras civiles.

Díganme si este panorama no les describe a nuestro vecino país de Haití. Si estamos de acuerdo en la respuesta afirmativa, entonces estamos contestes de que nuestra vecindad con aquel pueblo (al que debemos desear recuperación) nos puede ocasionar y transmitir inestabilidad, y hacer peligrar la consecución de nuestros Intereses y Objetivos Nacionales, lo que convierte nuestra vecindad, en una amenaza constante.

Continuaremos…