Para nada. Cuando mi hija salió a estudiar al exterior quedé tan angustiado que pensé se me saldría el corazón y cuando uno de mis hijos varones se casó y dejó el hogar paterno,  sentí como si se me escapara el alma. Sin embargo, después de 46 años de militancia en el PLD persiguiendo los ideales del maestro de la ética política dominicana, el Profesor Juan Bosch, al irme, nada de eso pasó, ninguna nostalgia amargó mi corazón y ni siquiera un pequeño rubor cambió mi estado de ánimo.

El grupismo se tragó al PLD

El enemigo número uno de la obra política de Bosch, señalado por él mismo, el grupismo, terminó consumiendo su esfuerzo más preciado.  Percibiendo con claridad lo que se avecinaba e intentando detener el fantasma de la división, dos años atrás, junto a varios compañeros, decidimos integrar la llamada corriente institucionalista del PLD, desde la cual maniobramos haciendo toda clase de intentos para que la dirigencia del Partido retornara a la legalidad estatutaria, haciendo respetar los métodos de trabajo que sustentaban la estructura organizaba y los valores y principios que eran base ideológica del boschismo.  Lamentablemente, ya hacía mucho que el cáncer de la división había hecho metástasis en el cuerpo partidario.

Hasta el año 1999 el grupismo era prácticamente desconocido en las filas del PLD y aquellos que habían tratado de fomentarlo renunciaron o fueron expulsados, pero en ese año, cuando Leonel Fernández dejó el camino libre, el hoy Presidente de la República utilizó en su propio beneficio la otrora poderosa Secretaría de Activistas y Métodos del PLD, mediante la cual se ejercía la comunicación vertical con la base del partido en todo el territorio nacional.

En ese momento, “la unidad del Partido, …condición fundamental de su existencia…”, Art.5, letra a) de los Estatutos, sufrió el primer atentado no sancionado, y así fue como Danilo “venció” a Jaime David, haciéndose con la candidatura presidencial en el año 2000.  Lo que nadie entendería después es que la víctima -a quien todos suponían de la estirpe de sus tías y de Manolo- se acomodaría en los brazos del verdugo.

Posteriormente, con la apertura y masificación del Partido la estructura orgánica y sus funciones dejarían de tener importancia y con ella la Secretaría de Activistas, la que poco a poco fue siendo sustituida por una tenebrosa estructura externa llamada OTAN, donde se agrupó la parte de los miembros del Comité Político que finalmente terminaría secuestrando al único organismo del Partido que parcialmente funcionaba, poniéndolo a  su servicio.

Más temprano que tarde sucedió lo que tenía que pasar.  El PLD se dividió sin cumplir la responsabilidad histórica de completar la obra de Duarte y los Trinitarios y si aún le queda fuerza es porque está en el gobierno y disfruta del aparato del poder, lo que cambiará en menos de un año y desde antes veremos la estampida.

Sin principios, sin valores, sin métodos de trabajo, sin disciplina y sin los ideales y fundamentos que le dieron origen, solo con el cuestionable activo de un grupo de viejos dirigentes que vendieron el pensamiento de Juan Bosch, ya no hacia sentido quedarse ahí.  Y es por eso que para mí no significó nada separarme del viejo PLD.