Venimos analizando algunos conceptos existentes sobre las fronteras, su relación innegable con la soberanía nacional; las relaciones de vecindad que produce la colindancia entre naciones; las corrientes que propugnan por su anulación y avance hacia la integración; su relación con la capacidad de autodefensa nacional; los planteamientos cada vez más numerosos sobre su utilidad para los Estados; en fin, las innúmeras disquisiciones que sobre las líneas divisorias entre estos, se sugieren.

En la primera parte de este artículo, planteábamos algunas medidas que entendemos, serían de gran beneficio para nuestro país, junto a la barrera física que representa un muro fronterizo, el cual consideramos harto necesario; pero también somos de parecer que se necesitaría de medidas de seguridad complementarias para proteger la frontera abierta. Podrían levantarse voces que aleguen sobre el costo, tanto del muro, como de las demás medidas; sin embargo, las disposiciones sobre Seguridad Nacional ameritan de recursos cuantiosos, que los Estados no deben escatimar pues la frontera es una prioridad, pues para la República Dominicana, la inmigración ilegal se ha convertido en una amenaza; claro, en la inversión de los recursos, siempre habrá que hacer uso de criterios de sensatez, teniendo como límite, la capacidad económica del país;

Veamos los puntos que planteamos de manera más detallada. En primer lugar, ante el precario registro civil que posee Haití, así como la carencia en nuestro país de información fresca, minuciosa y válida sobre los extranjeros que cruzan nuestra frontera; proponemos instaurar un sistema de identificación detallado, que proporcione a las instituciones llamadas al control migratorio una base de datos pormenorizada sobre las personas que violan nuestras fronteras; tal sistema sería alimentado, justo al momento de ser capturados los inmigrantes ilegales con sus datos bio-métricos, faciales, dactilares y de señas particulares. Todo esto, además de operaciones conjuntas de control y patrullaje, así como dispositivos de vigilancia.

Algunos países han establecido sistemas de identificación en las fronteras con medidas similares a las que proponemos. Por ejemplo, Perú, preocupado por los actos de vandalismo de algunos grupos de inmigrantes venezolanos, cuya inmigración en los pasados meses ha llegado a más de 37O.OOO; inauguró el pasado 24 de agosto un sistema de estas características y ha sido puesto en ejecución por las autoridades de la Superintendencia Nacional de Migraciones en su puesto de control fronterizo en Tumbes, que limita con Ecuador; lo que, según el Ministerio del Interior de aquel gran país, proporcionará una mayor rigurosidad de la información de los extranjeros que ingresan al país.

También Estados Unidos, ha probado en Anzalduas y Nogales, para implementar en la frontera de Texas; un sistema que escanea los rostros de las personas que cruzan la línea limítrofe con México de manera que captura mediante cámaras DSLR, la biometría facial de aquellos. El método se podría implementar en nuestra frontera, de manera que se tomen tales imágenes para su posterior comparación al momento de capturar inmigrantes ilegales.

Nuestro segundo planteamiento, va en el sentido de establecer un sistema de deportación inmediata, de acción rápida, por medio de operaciones conjuntas de patrullaje y control lo que conllevaría la construcción y equipamiento de sendos “Centros de acopio e identificación de inmigrantes ilegales” para su repatriación en corto período de tiempo, pero ya identificados por medio del sistema de datos bio-métricos, faciales, dactilares y de señas particulares. Estos centros se encontrarían en los puntos formales de tránsito fronterizo. Un ejemplo de este tipo de centro de acopio, son los existentes en Estados Unidos, donde hay por lo menos uno en cada Estado, solo que allí son llamados “centros de detención”. En la actualidad la Nación del Norte cuenta con 637 centros diseminados en su mayor parte, a lo largo de la frontera con México y gran parte de ellos diseñados para estadías de no más de 72 horas.

A seguidas proponemos, instaurar con carácter de permanencia, las batidas en lugares de trabajo donde emplean personal extranjero indocumentado, para su deportación imponiendo prisión o multas a los empleadores que incurran en ello.

El ejemplo que más fácilmente nos llega a la mano lo constituyen las redadas que realiza la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas [ICE por sus siglas en inglés], en los Estados Unidos; consisten en la llegada de los agentes del ICE a un establecimiento de trabajo y una vez allí, se disponen a interrogar, detener o señalar a aquellos empleados que se compruebe que se encuentra en los E.U. de manera ilegal, o también pueden llevar a cabo el operativo, de manera apremiante; podrían tales agentes llegar allí, con una orden judicial que firma un juez; podría ser con permiso del empleador o sin este; podría ser sin avisar; al llegar a los lugares de trabajo, los agentes exigen ver los documentos de los empleados y hacen los arrestos de los que no pueden presentarlos. No hay que escandalizarse, es asunto de cumplir con lo que establece la ley.

En algunos países de la Unión Europea, en ocasión de la crisis migratoria que allí se ha desatado, también se vienen implementando duras medidas contra los inmigrantes ilegales, dentro de las que se cuenta las redadas en los centros de trabajo; por ejemplo, en Suecia, en los últimos meses se vienen realizando estos operativos, en los que se exige la presentación de documentos para identificar a los trabajadores que no los poseen; también advierten a los empleadores sobre esta práctica. Sólo en el 2O16 se realizaron unas 1.1OO redadas en centros de trabajo. En Italia, en algunas ocasiones se han puesto en ejecución oleadas represivas contra inmigrantes sin papeles, en las que se arrestan personas y se les acusa de varios delitos. Los detenidos son gitanos e indocumentados Zíngaros de la etnia rom de los cuales viven en Italia unos 18O,OOO. Incluso, se han llegado a realizar redadas en los alrededores del Vaticano en Roma, donde acuden inmigrantes africanos a vender chucherías.

Nuestras dos últimas propuestas no necesitan de mucha explicación ni conceptualización pues ellas se describen por sí solas. La primera se refiere al asentamiento de familias dominicanas en la zona fronteriza, proveyéndoles de viviendas y parcelas cultivables. De esta manera se aseguraría que los lugareños no abandonen su lugar de origen y no se vea la frontera abandonada dando curso al establecimiento o paso desprevenido de la inmigración no deseada.

Por último, nos hemos referido a la necesidad existente del muro que ya aclama gran parte de la ciudadanía, y que sea un complemento a este en nuestra frontera con el vecino del Oeste, el vuelco de todos los recursos y medios militares necesarios que levanten un valladar infranqueable ante la inmigración ilegal, el narcoterrorismo, y el contrabando de todo tipo. El dispositivo militar en la frontera debe modernizarse y establecer en el Ejército de la República Dominicana una infraestructura de Mando y Control que deberá incluir un Estado Mayor Coordinador como enlace entre las brigadas fronterizas, el Cesfront, y las demás instituciones que trabajan en la frontera.