Desde hace más de cincuenta años, primero a partir de tres personas y hoy día a través de más de cien comunidades, las comunidades Arca trabajan promoviendo la creación de un mundo más inclusivo, reconociendo los beneficios de promover la interacción entre personas con diferentes niveles de capacidad e insistiendo en la pertinencia de la dignidad de todos los seres humanos. Ha sido un esfuerzo sostenido al que cada día se han unido más voces, incluyendo la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidades en el año 2006 y la adopción de normativas nacionales a favor de este ideal. En República Dominicana esto se tradujo en la adopción de la ley 5-13, que penaliza la exclusión e incentiva que todos los lugares públicos adopten medidas para hacer accesibles al mayor número de personas.

Nuestros tiempos han traído la conciencia de que esta necesidad de inclusión se exprese también en otros ámbitos. Hoy viernes 9 de abril es el último día de la Segunda Reunión de la Red Fintech Lac, auspiciada por el Banco Interamericano de Desarrollo con el objetivo de contribuir al consenso en torno a las iniciativas que facilitan y amplían las transacciones financieras a través del uso de la tecnología.  Tal y como lo demandan los tiempos, esta segunda reunión se está llevando a cabo de manera digital por primera vez porque, antes de la pandemia, hasta las personas que eran punteros en el uso de la tecnología, preferían intercambiar opiniones y conocimientos de manera presencial.

Y, también respondiendo a la pandemia, la concepción del encuentro tuvo como eje temático de reflexión la utilización de estas vertientes como mecanismo de inclusión financiera. Es poco común leerlo, pero este año de reducción de actividades en todos los sentidos ha traído como saldo positivo para la región de América Latina una ampliación del espectro de integración entre estados e individuos, verificables en la aplicación de programas masivos de mitigación de los efectos económicos de este desaceleramiento y, en las últimas semanas, los todavía incipientes programas de vacunación.

En las ponencias que he escuchado al momento de redactar estas líneas es la reflexión en torno a la utilización de la Inteligencia Artificial y el Machine Learning tanto para la inclusión financiera como el potencial riesgo de que favorezcan una nueva manera de exclusión, la provocada por las diferencias en el acceso a la tecnología.  También es previsible que, al igual que la revolución industrial en su momento, la progresiva utilización de la Inteligencia Artificial tenga un impacto en el mercado laboral en dos sentidos: por un lado, se reducirá la capacidad de emplear trabajadores con bajos niveles de calificación y por el otro, ampliará la necesidad de contar con personas altamente calificadas. Algunas de estas últimas han llegado a diseñar herramientas precisamente para responder a situaciones de exclusión. Un ejemplo de ellas es Marian Croak, una mujer negra nacida en 1955 es hoy la responsable de que Google haga un uso responsable de la Inteligencia Artificial.  Antes de eso, había sido coinventora de Voice over Internet Protocol, la tecnología que nos permite intercambiar mensajes de voz por internet (en lugar de la antigua telefonía) y más aún, fue quien ideó que esta tecnología pudiera aplicarse bajo la modalidad “Text to give” para hacer donaciones en situaciones de desastres naturales que implican recolección de fondos de manera rápida, intensivas y sin relaciones establecidas con los donantes. Un ejemplo de inclusión desde cualquier ángulo que se mire.