Habla muy mal de los hoteleros que propiciaron una protesta para impedir que el presidente Danilo Medina acudiera al primer palazo para construir una torre de 18 pisos, que alojará al hotel Moon Palace en Macao, La Altagracia.
Esa protesta descalifica al sector que se opone a la construcción de torres y da la razón al Ministerio de Turismo; pues demuestra que no le importa que las imágenes protestando dañen al turismo que ellos dicen defender. Ese tipo de cosas no es usual ni conviene al sector turismo, donde lo que se espera es que se proyecte la imagen de tranquilidad, de desarrollo. Eso genera ruido y, por ende, mala imagen para la República Dominicana y el turismo.
Mientras unos protestan; los patrocinadores del nuevo proyecto dicen que la nueva inversión es de 600 millones de dólares, alrededor de 30 mil millones de pesos, una suma apetecible para cualquier país con las características y necesidades del nuestro, mucho más ante las urgencias que presenta Macao, que la pobreza y la falta de empleo marcan punteros.
Es alentador, en medio del conflicto, lo que anunció el ministro de Turismo, Francisco Javier García, de que está abierto a la concertación: “porque, según él, con el diálogo es que se progresa”. Explicó que su rol es regular y mantener el equilibrio en el sector, porque “yo no llegué al Ministerio de Turismo para irme a favor de ningún grupo en particular”.
Recordó que en el inicio del nuevo proyecto no ha habido nada novedoso y que el Ministerio de Turismo es la única entidad que tiene facultad para emitir resoluciones. “Lo novedoso en este caso es la forma como Asonahores (Asociación Nacional de Hoteles y Turismo) ha desarrollado una campaña mediática, una campaña internacional, acciones judiciales; y algo también novedoso, porque está haciendo lo que nunca se ha hecho: auspiciar, evidentemente, acciones “medio turberas” para tratar de boicotear una inversión de 600 millones de dólares”.
Esto dijo el ministro de Turismo en el programa de televisión Hoy Mismo del canal 9. Recordó que desde la Navidad del año pasado está buscando una solución concertada al problema. “Pero me están dando candela por los medios de comunicación… Yo digo que sería para amargarme la Navidad, porque esta me la están amargando. Parece que en Asonahores no son muy buenos celebrando la Navidad”, manifestó.
Osiris de León lo apoya
Hasta ahora lo que conocemos de la objeción que hace una parte de los actores turísticos del Este, se reduce al tema de la altura y el aspecto medioambiental. Pero los expertos, como mi compañero en el programa Gobierno de la Noche (Z101), el destacado geólogo Osiris de León, ve favorable el suelo de la zona por estar constituido de roca caliza que resiste carga de hasta mil toneladas por metro cuadrado. Y los estudios de impacto ambiental garantizan que el proyecto no representa riegos para el medio ambiente.
Por lo que planteamos en el párrafo anterior, es que Francisco Javier García está convencido que el alegato de oponerse a las torres es una cortina de humo, porque en el fondo es una lucha de intereses entre empresarios. “Mi amigo Frank (Rainieri del grupo Punta Cana) dijo que se oponía a las torres por principio. Yo no sabía que las torres tienen ideología, porque los principios nacen de las ideologías.… Están ocultando la verdad y el que oculta la verdad está trabajando con la mentira”, añadió.
Dos Asonahores
García insistió en que el sector de los hoteleros que rechaza la construcción de la torre, nunca objetó la obra a pesar de que participó de manera activa en todas las discusiones realizadas para transparentar y consensuar el importante proyecto.
Al participar en el citado programa de televisión, el ministro de Turismo dijo que la posición de la anterior directiva de Asonahores, encabezada por Joel Santos, dio la impresión de que existían dos entidades, una que mantenía una posición en la mesa del diálogo y otra de cara a la opinión pública. Puso como ejemplo que es “como si existiera una Asonahores en la capital y otra Asonahores en el Este”.
Mencionó las declaraciones de Joel Santos, en el sentido de que para lograr la meta de los 10 millones de turistas al año, a que aspira el país, se deben construir no menos de otras 29 mil habitaciones para adicionarlas a las existentes. García dijo que se sorprendió por el cambio de actitud de Santos, que ahora se opone a la construcción de nuevas habitaciones en Macao.
En ese tenor, y de buena a primera, ese grupo rechaza la inversión en Macao, y a pesar de que el Ministerio de Turismo siempre estuvo abierto al diálogo, decidieron presentar un recurso por ante el Tribunal Superior Administrativo (TSA), en el que solicitan declarar la nulidad de la resolución que ellos conocen bien, pero que ahora califican como “clandestina”. ¿Quién está mintiendo al respecto?
No quieren competidores
La extraña postura evidencia dos motivos fundamentales: en primer lugar, el sector disidente de los actores del turismo en el Este se resiste a ser regulado y, en cambio, quiere regularse por su propia cuenta, sin que el Estado tenga ninguna participación en la materia. En segundo lugar, sus alegatos respecto a la altura y al tema medioambiental, son una simple excusa, es decir, y, según Javier García, una cortina de humo, con la que se busca evitar la presencia de otros competidores en la zona.
Esos propósitos son camuflados para distraer a la opinión pública, y para ello recurren a objetar la construcción alegando que provocará bajas en la rentabilidad y, al propio tiempo, que la torre rompe el concepto tradicional que ellos asumieron y desarrollan, “el modelo de éxito” o de los cuatro pisos”.
El argumento de la baja en la rentabilidad, no se fundamenta en nada objetivo ni medible, por el contrario, la rentabilidad del sector turístico ha crecido en República Dominicana de la mano con el incremento de las habitaciones hoteleras. Respecto al segundo aspecto, tampoco se basa en nada que pudiera documentarse y mucho menos probarse. El Banco Central y otras instituciones públicas y privadas suelen con frecuencia medir los niveles de satisfacción del turista que vista la República Dominicana, y resulta que en ninguna medición ha salido a relucir que los que nos visitan prefieren el turismo dominicano porque sus hoteles son de cuatro pisos.
De manera que todo se reduce a que una parte de los hoteleros del Este, asumiendo que son dueños del territorio y que tienen potestad para manejarse con sus propias reglas de juego, no quieren competencia en su zona de negocios. El problema con eso es que el gobierno no se puede dar el lujo de obstruir, de frenar, la inversión privada y menos cuando precisamente en el sector turístico, tiene cifrada la meta de alcanzar que 10 millones de turistas nos visiten al año.
Los promotores del nuevo proyecto afirman que la torre en Macao no solo representa la inversión de 600 millones de dólares, sino que proporcionará empleos de calidad a más de cinco mil habitantes de la zona y, al propio tiempo, contempla la construcción de viviendas para sus empleados.
El país tiene que estar primero que las apetencias de algunos que, no se puede negar, si bien han hecho valiosos aportes al turismo, también cargan con el criterio de que son únicos y exclusivos en tan importante plaza. El turismo, como lo ha reiterado en varias ocasiones el ministro Francisco Javier García, es la espina dorsal de la economía dominicana y, sencillamente, con eso no se puede jugar.