Poco después de las cinco de la tarde del sábado 13 de junio de 1959, los yates Carmen Elsa y Tínima, zarparon desde el muelle de La Chiva, playa de Punta Arenas, en la bahía de Nipe de Cuba. En la Carmen Elsa viajarían 125 antitrujillistas comandados por José Horacio Rodríguez. En el Tínima un total de 48 patriotas tendrían a José Antonio Toñito Campos Navarro al mando. La misión a cumplir sería desembarcar por la costa Norte dominicana al día siguiente, domingo 14 de junio, para que coincidiera con el grupo que viajaría por vía aérea. El fin de semana se había presentado lluvioso, pero no impidió que las naves acogieran su carga humana para zarpar a pesar del mal tiempo.

Como medida de seguridad, el gobierno revolucionario de Cuba encargó que tres fragatas de la Marina de guerra acompañaran a los expedicionarios dominicanos durante la navegación, necesaria protección contra probables ataques de fuerzas trujillistas en aguas internacionales. No obstante, los yates perdieron contacto entre sí cuando estuvieron en alta mar. El sabotaje del griego que capitaneaba la Carmen Elsa provocó desperfectos obligando a que la nave se mantuviera girando en círculos, imposibilitada de avanzar hacia la costa Norte dominicana. El combustible se agotó a las diez de la  noche y la nave quedó al garete. Enviaron entonces un SOS radial a las tres fragatas cubanas que los habían acompañado. En las primeras horas del martes 16 de junio un avión militar cubano sobrevolaría al yate y, al caer la noche, una de las fragatas ya estaba remolcando a los expedicionarios hasta la isla Gran Inagua donde sus motores serían reparados.

Producto de las comunicaciones radiales hechas por los del Carmen Elsa, junto a las fragatas cubanas apareció el yate Tínima. Al no ponerse en contacto con el comandante José Horacio Rodríguez, Toñito Campos Navarro, había decidido no proceder unilateralmente, sino retornar al punto de partida en Cuba. En aquel momento, los comandantes de las fragatas informaron a Rodríguez y a Campos Navarro sobre el asedio y aniquilamiento de que estaban siendo víctimas los expedicionarios que desembarcaron por Constanza cuatro días antes, el 14 de junio de 1959. El comandante de la fragata “Antonio Maceo” señaló que tenía instrucciones de llevarlos a territorio cubano en caso de que los expedicionarios decidieran no realizar el desembarco. Advirtió, además, que ya había desaparecido el factor sorpresa del ataque conjunto. Las informaciones que los comandantes de las fragatas cubanas proporcionaron a José Horacio Rodríguez y a Toñito Campos reflejaban, ya en ese momento, el fracaso total de ese intento libertador. Estos, a su vez, lo comunicaron a los voluntarios antitrujillistas que se habían comprometido a luchar hasta el final. Y ninguno reculó ni intentó abandonar el compromiso de desembarcar por la costa norte para converger en las montañas como fuerza única de combate.

La inmensa mayoría de los expedicionarios de ambos grupos rechazó la propuesta de volver a puerto seguro en Cuba y optó por continuar hacia la patria en cumplimiento del compromiso contraído y en solidaridad con sus compañeros que entonces luchaban para derrocar la dictadura. ¿Cómo podría explicarse esa decisión que rayaba en la inmolación? Evidentemente, aquellos eran seres superiores, poseedores de un sentido de la responsabilidad como pocas veces puede encontrarse.

Veintidós hombres de los que viajaban en el Carmen Elsa fueron regresados a Cuba por encontrarse en pésimas condiciones de salud. Ambos yates reanudaron entonces la navegación hacia República Dominicana. El Carmen Elsa iría escoltado por la fragata José Martí y la Tínima estaría acompañada por la fragata Antonio Maceo. La fragata Máximo Gómez velaría por la totalidad de las naves en movimiento. A las cinco de la tarde del jueves, 19 de junio, cesaría el acompañamiento de las naves cubanas mientras, por última vez, suministraban comida caliente y agua potable a los expedicionarios.

El recuerdo de este episodio provoca la necesidad de hurgar en el pasado reciente para conocer en detalle el contenido revolucionario y humano de los tripulantes y comandantes de aquellas fragatas que la Revolución cubana puso a disposición de los patriotas de manera que pudieran alcanzar las costas dominicanas a continuar la lucha contra la cruel tiranía de Rafael Trujillo. Investiguemos para aproximarnos más a la verdad histórica y comprender mejor qué significan las palabras solidaridad, internacionalismo y patriotismo.