Los sociólogo estadounidenses segmentan a los millenials en el grupo poblacional nacido entre 1981 y 1994 (algunos los extienden hasta 1998). El interés que despiertan consiste en que su educación y crecimiento coindice con el avance de las tecnologías de la información y comunicación que giran alrededor de Internet, como las páginas Web, el correo electrónico, los buscadores, las plataformas de compartimiento de información, las redes sociales y el smartphone.

La televisión, desarrollada en la década de 1920, fue el centralizador de la información de al menos tres generaciones, pero Internet se separa conceptual y pragmáticamente del aparato televisivo y esta ruptura tecnológica también ha significado una desvinculación general.

De lo anterior se deriva que los millenials sean tan distintos de la Generación X, aquellos que, siempre según los sociólogos estadounidenses, nacieron entre 1964 y 1980. Esas diferencias se notan a la hora de estudiar, expresarse políticamente, entretenerse, relacionarse y comprar.

¿Cuáles características diferencian a los gestores millenials de los gerentes de otras generaciones? Algunos millenials senior, nacidos entre 1981 y 1987, es decir, hoy en día entre los 30 y los 36 años, ya ocupan puestos de dirección en la empresa, el Estado y las organizaciones no gubernamentales (ONGs). Hay muestras para desglosar algunos criterios.

Cuatro fortalezas

Son abiertos. Quien tiene entre 30 y 36 años tuvo acceso al Internet al menos desde adolescente. Napster y Facebook influyeron en que tuvieran una visión del mundo más abierta y plural, lo que los hace valorar los distintos estilos y formas de hacer las cosas de sus colaboradores.

“Dime cuál es el objetivo y yo lo alcanzo a mi manera” es una de las frases más utilizadas por los millenials en el espacio de trabajo, muchos de ellos la practican  cuando alcanzan posiciones de dirección.

Son emprendedores. La idea colectiva del modelo de desarrollo de Silicon Valley caló en los parámetros de éxito de los millenials. Empresas como Google y Apple, fundadas en una marquesina, que ahora valen casi US$500,000 millones cada una. Para demostrar la alta proporción de esos números, el producto interno bruto de República Dominicana se aproxima a los US$65,000 millones.

Los gerentes millenials, así como sus demás compañeros de generación, colocan en un pedestal el emprendimiento y la innovación, en ese sentido, aunque la mayoría no instalará su propia empresa por una lógica económica, el mayor número de estos nuevos líderes tiene en alta estima hacer las cosas de manera distinta.

Esa manera distinta, la dinámica de la creatividad que hace mejores a las organizaciones y a las personas, la introducen estos nuevos gerentes por su cuestionamiento de las prácticas usuales y su deseo innovar.

Son más educados. Con mayor acceso a la universidad que sus antecesores, los millenials tienen más años de universidad al alcanzar la edad de 30 años que los treintañeros de la década de 1980.

La experiencia es de vital importancia para responder con madurez a los desafíos que trae una nueva economía digital, pero dado que transitamos sobre la Era del Conocimiento, la inversión de tiempo y enfoque en las aulas tiene la facultad de pulir esa experiencia con la investigación que se genera en distintos campos profesionales.

Son apasionados. No solo valoran los salarios los gerentes millenials, también procuran que su trabajo “tenga sentido”. ¿A qué se refieren con eso? El sentido lo otorga la sensación de que la actividad tiene un impacto real que se alinea con sus valores personales.

El trabajo se lo toman en serio porque es parte de su identidad, es la manera en la que colaboran con un mundo mejor. Por eso, ellos esperan de sus colaboradores, ante todo, compromiso.

Cuatro áreas de mejora

Necesitan escuchar. Crecieron con herramientas que les empoderan para comunicarse de una manera en teoría masiva que garantizaba la difusión  de sus criterios al menos en su círculo cercano.

Ahora, estos nuevos gerentes deben comprender que la escucha activa y empática debe ser ejercida el doble de tiempo que se emplea para la comunicación verbal.

Con los superiores jerárquicos es mandatorio, con los pares se trata de un equilibrio relacional, pero con el talento a cargo es fundamental, porque las personas se desempeñarán de acuerdo con el valor que perciban que reciben, y lo que más aprecian los colaboradores en el día a día de su labor es ser escuchados.

La tecnología no lo es todo. La Web 2.0 cambió el mundo, sí, pero el contacto humano, la llamada telefónica y sentarnos junto a nuestros compañeros siguen siendo rasgos característicos del liderazgo y las buenas prácticas de gestión. Escribir en la pizarra tiene un encanto intelectual que la diapositiva no presenta y el cara a cara es más motivador que la aplicación Whatsapp.

La gestión de nuestras organizaciones públicas, privadas y del tercer sector dependen de abrazar con beneplácito las fortalezas gerenciales de los millenials, al tiempo  de trabajar con intensidad para aprovechar las oportunidades de mejora más notables de una generación que, tarde o temprano, se abrirá paso.