La presentación de resultados por parte de empresas encuestadoras incluye datos que podrían interpretarse como contradictorios, cuando se miden las simpatías políticas. La pregunta que late en el imaginario social es: ¿Por qué Danilo Medina aparece con un alto nivel de simpatía si hay tantas insatisfacciones con la economía del país?.

En diferentes estudios de opinión queda revelado que la población encuestada califica que la economía va mal, el 60% así lo entiende. Altas cifras registran los temas de inseguridad ciudadana con estimaciones próximas al 54%. El 60%  de la población más joven considera el flagelo de la delincuencia como el principal problema. Otra dificultad señalada es la falta de empleo, con respuesta dada por más del 46%. La inflación, el 44% opina de ese modo. Hay otros factores desencadenantes con el de la calidad del empleo y los bajos salarios. En febrero 2016, según Gallup, el 59% de adultos mayores entendía que había más corrupción en el gobierno de Danilo Medina que en gobiernos anteriores. Hay otras pesquisas que revelan cifras críticas  relacionadas con temas de salud, viviendas, Etc.

Estas tendencias de calificación de los problemas sociales y económicos se han sostenido en el tiempo. Pero, las estimaciones de simpatías políticas entre 58-63%, favorable a Medina, también se han mantenido. Factores políticos y sociales son claves para explicar las razones de la hegemonía del PLD y la alta simpatía de Danilo Medina.

La fortaleza del Danilo Medina soportada en las debilidades de la oposición.

El PLD es el partido más fuerte. Las encuestas lo califican como el partido con mayor simpatía en República Dominicana. Algunas firmas han capturados cifras que se mueven en rango de 40-50%. Por su lado, la simpatía de la oposición no supera el 20%. El porcentaje restante no manifiesta militancia, pero no significa que no le atraigan opciones de liderazgos, los cuales forman parte de las estructuras partidarias. Simpatías no es sinónimo de militancia, o de estar registrado en un partido. Simpatía sin militancia puede darse por beneficios personales o identidad ideológica, siendo lo primero lo predominante en una sociedad donde se encuentra extremadamente arraigada la cultura clientelista.

Un factor de alto calado, como factor político, es la crispación o confrontación sistemática surgida en el interior del PRD, en años pasados. Los conflictos internos e históricos han provocado una erosión de sus bases y pérdida de credibilidad en ese partido. Desde mitad del período de Gobierno de Hipólito Mejía-año 2002- se han suscitados crisis que no permitieron que ese partido tuviera un ambiente de calma para reestructurar una maquinaria política-electoral. La última crisis devino en el nacimiento de una nueva estructura, que es el PRM, la segunda fuerza a nivel nacional, actualmente. El PRM no pudo retener una proporción del PRD-Vargas Maldonado, quien negoció el reparto de cargos- contratas y postulaciones- a cambio de la reelección. Este negocio surtió efecto favorable para que una parte importante de alcaldes y diputados, con liderazgos locales se plegaran o cerraran filas con la simpatía hacia Danilo Medina. La criatura del PRM, nace en medios de conflictos que le han limitado su operatividad en el escenario de competencias electorales de mayo 2016.

Por otro lado, la dispersión de la oposición política manifestada en la oferta de 8 candidatos, muchas propuestas con poco posicionamiento en el imaginario social, en el cual se fija la idea de qué es más de lo mismo, la falta de orientación ideológica del PRM (el cual nunca se desprendió de modo de pensar y actuar del PRD no institucional) pudieron trasladar la confianza del electorado hacia el polo que se muestra como el más compacto, que es el que representa a Danilo Medina. No obstante, existan confrontaciones soterradas y abiertas entre leonelistas y danilistas, sus simpatizantes mantienen grado de discreción sobre sus conflictos, aunque no como antes. Confrontaciones que podrían profundizarse después del 15M.

Por otro lado, la negociación entre el PRM y el PRSC, este último con simpatía entre 1.5-3% del electorado, según las encuestas aplicadas por firmas reconocidas, no pudo ni podrá generar incremento considerable en el voto hacia Luís Abinader. Si el negocio de Miguel Vargas Maldonado le generó grandes beneficios corporativos, el negocio de los reformistas pudo duplicarse varias veces en los beneficios. Los reformistas, teniendo no más del 3% de simpatía, lograron que el PRM le aceptara llevar en sus boletas el 50% de sus candidatos.  Y como una gran parte de la militancia del PRM, carente de visión y orientación estratégica, fue desplazada por el reformismo se produce un traslado o transfuguismo vulgar incentivado desde el gobierno. El PRM sin los alcaldes del PRD y con dirigentes desplazados por el reformismo tiene menos posibilidades de posicionamiento en los territorios. También, el PRM sin orientación ideológica y sin una estructura compuesta por nuevos dirigentes o mediante una combinación de los viejos con los nuevos no representa ante la población el Cambio que se promueve, lo cual hace más difícil una diferenciación entre lo que está y lo que debe venir. Un buen programa de Gobierno, que lo tiene el PRM, defendido por gran parte de los viejos robles deja una sensación de desconfianza o, para algunos, de simulación.

PLD, absorción del reformismo y de una élite burocrática

El PLD es una estructura partidaria construida, por un lado, en función de la sustracción de las bases del PRSC, y, por otro lado, parte de una nueva burocracia pública encantada con la modernidad del Estado. En fase superior, año 2015, el candidato Medina se fortalece con lo que quedó del moribundo o agonizante PRD. El PLD ha tenido una capacidad de maniobra política, puesta en marcha por Leonel Fernández desde el año 1996 hasta el 2008 y por Danilo Medina a partir del 2012, que le ha permitido consolidar y mantener una hegemonía política que ha provocado daños que parecen irreversibles a la institucionalidad de los partidos tradicionales conservadores. El conservadurismo del PRSC y del PRD han servido de trajes para que el PLD se comporte como tal, se comporte como es la sociedad dominicana: conservadora.

El PRM y su alianza con el reformismo tuvo una visión de mira estrecha y coyuntural. Decidió para el presente y no para el porvenir. El PLD le entregó al PRM un PRSC en cuidado intensivo. Danilo Medina se negó a pactar con los balagueristas. El PRM le sirvió de tanque de oxigeno al PRSC. El PLD no tenía espacios para atender a un reformismo que le aportaba más problemas que soluciones. Las plazas del PLD ya estaban llenas por sus militantes y los del PRD, y parte de los remanentes del reformismo que se adhirieron al proyecto danilistas. La alianza del PRM y el PRSC, un pacto-reparto sin el más mínimo grado de democracia interna, mandó un mensaje de cómo se toman las decisiones en la propuesta del Cambio. Cerraron todas las posibilidades, aunque con poco tiempo por delante, pero había tiempo, de pactar con fuerzas democráticas y progresistas que disponían de liderazgo más frescos, con propuestas nuevas y con mercado electoral superior al reformismo. Aunque hay que reconocer que la oposición ubicada en el polo progresista, con un puritanismo de monasterio con monjes centralista que buscan ganar poder total, tienen grado de responsabilidad de la sobrevivencia del reformismo. Un pacto de los partidos alternativos y los conservadores con grado de liberalismo hubiera significado el entierro del reformismo, porque estos hubieran estado obligado a acudir solo a las elecciones del 15M.

Por otro lado, el PLD, durante 16 años en el ejercicio de control del Gobierno Central, ha instaurado, sin precedente, una élite burocrática y una política clientelista cautivadora de los estratos más pobres de la sociedad dominicana. La élite burocrática que dirige la nómina pública, la cual y los que reciben tarjetas Solidaridad suman el 50% de los votantes. En una sociedad donde predomina el favor por encima de la conciencia en derecho se genera un efecto indirecto de simpatía partidaria y electoral en los parientes de esta élite y de los beneficiarios de bono luz, bono gas, subsidio escolar, comida, seguro subsidiado, Etc. Sin ciudadanía consciente de la acción transformadora siempre la mudanza del Gobierno estará sin un claro horizonte.

La fotografía de la fortaleza de Danilo Medina es clara: por un lado, un PLD políticamente hegemónico, con una élite burocrática que controla la nómina pública, con políticos empresarios, con alto gasto público en medios de comunicación y con los estratos pobres anestesiados con los subsidios sociales. Por otro lado, una oposición política dispersa, con oferta electoral sin posicionamiento  y sin encanto; el PRM con prácticas políticas similares al PRD, las cuales limitan la confianza de la gente; movimientos alternativos sin recursos económicos y estratégicos usados en ciencias políticas; existencia de un bajo nivel de movilización ciudadana por los derechos políticos, económicos y sociales. Estas variables, irreversible por el momento, son las que hacen fuerte a Danilo Medina.

La oposición tiene que auto diagnosticar su estado de situación para determinar las oportunidades que tienen y las causas de sus profundas debilidades, donde encontrará muchos culpables, empezando por la misma oposición.