FORRO
“Muy cierto, pero los cuentos de camino a mi edad me los paso por los FORROS. . .”
Son muchos los forros que se conocen en la lengua española. No hay que dudar, el forro al que se refiere el folclórico comentarista de acontecimientos políticos es uno muy particular. Este forro de la cita no tiene nada que ver con los revestimientos de tela. Tampoco es en realidad una cubierta.
Pasarse una cosa por el forro constituye un todo. Es una expresión que ha ganado su puesto en el lexicón mayor de la lengua española por lo pintoresca y descriptiva que es.
No ha de olvidarse que los libros se resguardan con una cubierta para protegerlos pero esta tampoco tiene relación con el forro del texto comentado. En muchos países de la América mestiza la palabra forro ha ganado otras significaciones muy alejadas de su primera acepción.
En nuestra América un forro puede ser, sin agotar todas las acepciones, una novia o amiga, una mujer de nalgas grandes, un preservativo, el prepucio, una trampa, una mentira y otras más.
Una vez alcanzado este punto se debe regresar al meollo del asunto de esta sección. El forro al que se refiere el escritor es el de la entrepiernas del hombre.
Ante el empuje de la expresión completa a los académicos de la lengua no les quedó más salida que registrar la expresión en su totalidad aunque la tildan de locución verbal vulgar: “pasarse algo por el forro de los cojones”. La expresión vale para dar a entender que no se hace caso de lo que se dice o no se le da importancia.
ESTALAJE
“Iba distraído observando el variopinto ESTALAJE de los turistas que me rodeaban. . .”
Ocurre con algunas personas que escriben en los periódicos que a veces tienen un ánimo festivo e introducen en sus artículos algunas voces que son propias de su léxico nacional. En otras oportunidades lo hacen para reafirmar su acendrado sentido patriótico.
El término de esta sección no es de gran circulación fuera del país de su origen. Esto queda corroborado si se compulsan las obras al respecto del habla americana.
En los diccionarios de lengua española general consta el vocablo estalaje como sinónimo de estancia. Es casa o lugar en que se hace mansión o parada, en el sentido de permanencia en un lugar. Sirve también para designar el ajuar o mobiliario de una casa. Es una palabra de escasa utilización en el español moderno.
De acuerdo con el Diccionario del español de Cuba de Haensch y Werner, 2000, la voz etalaje pertenece al registro coloquial y se refiere al “aspecto sucio o desaliñado de una persona”.
Es tan cubana la palabra que en el Diccionario de americanismos, DAA, publicado por la Asociación de Academias de la Lengua Española en el año 2010 consta como vocablo propio de Cuba y como nombre masculino representa el “aspecto desmejorado de una persona”. No figura ningún otro país en que se use esta voz.
Este término no ha salido de las fronteras de Cuba, al contrario de muchas otras voces cubanas que sí han trascendido a muchos otros países de América e incluso han penetrado en el español de España.
NAVIDAD – NAVIDADES
“En NAVIDADES celebramos el nacimiento de Jesús en Belén, y de la luz en nosotros.”
La palabra Navidad es una abreviación de natividad. Este vocablo proviene del latín nativitas que era nacimiento. Este tipo de abreviación por supresión de letras en medio de una palabra es lo que se conoce con el nombre de síncopa. Este es un fenómeno frecuente en la evolución de las lenguas.
Al definir las palabras sincopadas D. Fernando Lázaro Carreter prefiere consignar que es por desaparición de un sonido o un grupo de sonidos en el interior de la palabra.
La fiesta de Navidad, así en singular, es la que se celebra el 25 de diciembre con motivo del nacimiento de Jesucristo.
Cuando se escribe en plural, Navidades, se refiere al conjunto de días comprendidos entre el 25 de diciembre, pasando por el día de Año Nuevo hasta el de Reyes. Las navidades comprenden las festividades de fin de un año y el comienzo de otro.
QUIMBUMBIA
“Ya advirtió que no cederá un milímetro de territorio nacional para que la guerrilla juegue a la QUIMBUMBIA mientras se fortalece.”
En oportunidades anteriores se ha respetado el derecho que tiene cada escritor a introducir de vez en cuando una que otra voz tomada del español de su país. No cabe duda de que todo tiene su límite. Con el caso de la cita parece que se ha llegado el límite de la tolerancia con respecto de este tipo de práctica.
Esta “quimbumbia” no aparece ni en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la lengua española. Hay que recordar que esa obra recién mencionada es la mejor y más completa recopilación de material de esta suerte. Tampoco se encuentra la voz en el Diccionario del español de Cuba que se cita aquí con frecuencia.
Hubo necesidad de recurrir al Diccionario mayor de cubanismos de José Sánchez-Boudy para encontrar alguna mención acerca del juego de la quimbumbia. Este recopilador asegura que puede llamarse quimbumba también al juego. Darío Espina Pérez en su obra Diccionario de cubanismos escribe que este es un juego de muchacho. Por suerte él trae sinónimos españoles: villalda o billarda.
Cuando se averigua acerca de la palabra billarda en el DRAE, este diccionario menciona que es de origen francés billard y remite a indagar al vocablo billalda. A su vez el último término envía a saciar la curiosidad a la palabra “tala”.
Tala, finalmente, es un juego de muchachos, que consiste en dar con un palo en otro pequeño y puntiagudo por ambos extremos colocado en el suelo; el golpe lo hace saltar, y en el aire se le da otro golpe que lo despide a mayor distancia. Se llama tala al palo pequeño que se emplea en este juego.
Como puede comprobarse mediante la lectura de esta sección a veces resulta cuesta arriba encontrar el significado de algunas palabras vernáculas de poca circulación de un dialecto.
PEINAR
. . .donde el supervisor de elecciones está PEINANDO una lista de cerca de 2,000 nombres y poniéndose en contacto con ellos.”
Hasta hace algún tiempo el verbo peinar era un verbo “tranquilo” que se refería solamente al cabello. Además tenía que ver con el pelo o lana de algunos animales que se desenredaban o limpiaban. En las rocas y montañas era y es todavía cortar y quitar piedras. Así como tocar o rozar una cosa.
En fecha relativamente reciente se le añadió el significado que tiene que ver con el grupo de personas que rastrean minuciosamente un territorio en busca de alguien o de algo. Esta acepción pasó a ocupar el cuarto lugar en el DRAE.
En la oración citada el verbo peinar está utilizado con gran libertad porque se refiere a una lista, no a un territorio. No hay otra acepción que no sea la del rastreo que pueda estar en la base de esta extensión del significado.
Ahora bien, no hace falta que se llegue a estos extremos en el uso de la lengua puesto que en el seno del idioma español hay muchas palabras de buena solera que podrían desempeñar este papel cabalmente.
Si por pura casualidad el lector se pregunta: ¿De dónde sale este error? Hay que responde que una vez más se trae de la lengua angloamericana. El artículo del cual se extractó la oración es una traducción.
En lengua inglesa to comb, además de lo sabido que coincide con el español peinar, significa “buscar o examinar sistemáticamente”. Solo queda por añadir que el error es una obra más de un traductor haragán. Por no tomarse el tiempo de averiguar si el verbo peinar cabía que se le usase en este caso malogró el mensaje de todo el párrafo.
Se proponen aquí algunos verbos que puede sustituir al dichoso peinar. Inspeccionar, observar, estudiar, fiscalizar, verificar; y las expresiones: pasar revista y pasar por tamiz. Pudieron muy bien usarse los verbos siguientes: indagar, pesquisar, investigar, escudriñar, registrar. Se ha escrito antes: los pobres son algunos hispanohablantes, no la lengua.
Se aprovecha esta ocasión para reiterar que la traducción mecánica necesita todavía de la revisión de un cerebro humano que elimine este tipo de mecanicismo. No basta con la mención anterior, hace falta que se diga que el cerebro humano que realiza la tarea de revisión debe contar con un criterio educado.
CAPACIDAD
“. . . los funcionarios públicos tienen el derecho de retener un abogado de defensa con fondos públicos cuando son demandados por las acciones tomadas en su CAPACIDAD legal.”
Quizá con anterioridad a esta vez se trató el asunto de confundir la capacity del inglés con la capacidad del español. Las dos nociones encerradas en las voces de ambas lenguas no significan lo mismo. Más abajo se examinarán las dos nociones, la del español y la del inglés. Una vez hecho eso quedará claro que las dos voces en las dos lenguas no siempre son sinónimas y, en consecuencia, no puede traducirse capacity por capacidad.
La capacidad es el espacio disponible para contener; es la extensión disponible en un sitio cerrado; es la aptitud jurídica; además es la capacidad máxima de información en un computador. La acepción que se ha dejado para último: la preparación adecuada para desempeñar un oficio o hacer una cosa.
Hay que destacar de inmediato que la aptitud jurídica no guarda relación con la capacidad legal a que se refiere el texto copiado al principio de esta sección.
El capacity que encontró el traductor o, que escribió el redactor en este caso, debió ser “la investidura o el carácter con que efectúan un acto los funcionarios públicos” del texto. De este modo se distingue el acto personal, del acto que produce el sujeto en el desempeño de sus funciones.
En la hipótesis contemplada en la cita el vocablo correcto era y es “calidad”, es decir, la condición en que actuaba. Vale lo mismo que decir con el carácter, cargo o función que se especifica aquí: la de funcionario público, pues actuaba en el ejercicio de sus obligaciones.
Ya antes se escribió que las traducciones mecánicas no pueden superar a las que puede hacer la inteligencia humana. Si alguna vez se acepta o se adopta el método mecánico para una traducción, alguien con criterio tiene que realizar una revisión del resultado. Este criterio es el juicio o discernimiento para que prevalezca el buen sentido y refleje lo traducido la idea por medio de los términos adecuados.