Desde la semana pasada, se ha instalado en los medios de comunicación la discusión sobre un tema de suma importancia para la calidad de la educación en la República Dominicana. Se debate la posibilidad de rebajar los criterios de admisión a las carreras de educación para aumentar la cantidad de matriculados. A pesar de que este tema ha recibido reacciones de diversos medios y actores sociales, al parecer todos estamos de acuerdo en que la calidad de la formación docente no puede ser comprometida, ya que de ella dependen los aprendizajes de los estudiantes.
En educación, como en cualquier otra carrera, asegurar que el perfil de ingreso de los aspirantes reúna las condiciones necesarias es fundamental. Existe mucha evidencia en investigación educativa que apoya el hecho de que las pruebas de aptitud, aplicadas al ingreso, son un buen predictor del rendimiento académico. Permitir la admisión de estudiantes sin las condiciones mínimas, que no podrán concluir su carrera o que al terminar no tendrán las competencias para insertarse en el mercado laboral es éticamente cuestionable. Teniendo esto en cuenta, ¿cómo se pueden mantener los criterios de admisión y a la vez favorecer el aumento de la matrícula?
Una nota de prensa, que firmamos un grupo de docentes universitarios, planteaba alternativas de solución al problema de la baja matrícula en las carreras de educación, sin afectar el estándar del criterio de admisión. Dentro de las opciones, propusimos mejorar y ampliar los programas de nivelación académica que se ofrecen a los estudiantes para superar las pruebas de admisión y concertar nuevas estrategias para aumentar la cantidad de postulantes.
La experiencia del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU) ha permitido levantar suficiente evidencia que demuestra que los programas propedéuticos, durante el proceso de admisión, aumentan significativamente las posibilidades de que los estudiantes tengan un mejor desempeño en la Prueba de Aptitud Académica (PAA) que está siendo cuestionada hoy día.
Desde 2016 a 2020, el ISFODOSU ha estado implementando dos programas para mejorar las posibilidades de aprobación de los estudiantes en la PAA. Estos programas denominados Prepa K12 y Nivelación se desarrollan durante el proceso admisión. A todos los estudiantes que aprueban la Prueba de Orientación y Medición Académica (POMA), se les recomienda cursar el programa Prepa K12 antes de tomar la PAA. Los estudiantes que no aprueban la PAA, pero que obtienen puntajes cercanos al requerido, son derivados al programa de Nivelación para que puedan tomar la PAA por segunda vez, tal como está contemplado en la Normativa 09-15.
¿Cuáles resultados ha obtenido el ISFODOSU? En el período 2016-2020, en promedio, el 35% de los postulantes ha logrado la admisión. Lo que casi duplica el promedio de admisión en otras universidades. El 48% de los estudiantes que han cursado Nivelación y 39% de los que han cursado Prepa K12 han logrado ser admitidos. Es evidente que replicando estos programas o similares en otras universidades, se aumentaría considerablemente la matrícula, sin necesidad de rebajar los criterios de admisión.
Concertar nuevas estrategias para aumentar la cantidad de postulantes a las carreras de educación, ¿podría tener algún efecto? Al cruzar las estadísticas de egreso de estudiantes de educación secundaria del Ministerio de Educación (MINERD) y el índice de absorción del sistema universitario calculado por el Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCYT), la respuesta es positiva. Los datos nos dicen que la cantidad de postulantes a los programas de educación tiene mucho espacio para crecer.
La meta de formación de docentes de excelencia en los pasados cuatro años era de 5,000 docentes por año. Supongamos que mantenemos esta meta. En 2020, de acuerdo con las estadísticas del MINERD, egresaron de la educación secundaria 166,457 bachilleres. De acuerdo con el Informe General sobre Estadísticas de Educación Superior y Resumen Histórico 2005-2017 del MESCYT, el índice de absorción para el año 2017 fue de un 90.75%. Esto significa que de cada cien (100) estudiantes que terminaron la educación secundaria, aproximadamente noventa y uno (91) ingresaron a las universidades. La tendencia del índice de absorción ha sido a aumentar, pero supongamos que se mantuvo igual desde 2017 a la fecha. Lo anterior implica que 151,059 estudiantes pudieron ingresar a la universidad en 2020.
Si tomamos como parámetro el 20% de aprobación que indicaba el Presidente de la ADOU a la prensa, para lograr el ingreso de 5,000 estudiantes, solo necesitamos que 25,000 se interesen por estudiar educación y postulen para admisión. 25,000 estudiantes representan el 16.6% de todos los estudiantes que pudieron ingresar a la universidad en 2020. La meta de 5,000 estudiantes solo representa el 3.3%.
¿No vale la pena implementar medidas para hacer más atractiva la carrera de educación? ¿No podemos lograr que el 3.3% de los mejores estudiantes que ingresan a la universidad estudien esta carrera? ¿Vamos a rebajar los criterios de admisión antes de intentar solucionar el problema por esta vía?
Lo más interesante de las alternativas de solución antes planteadas es que pueden aplicarse de forma simultánea y que en interacción se potenciarían los efectos positivos. No dejemos que las dificultades del corto plazo nos hagan variar el acuerdo al que llegamos y que consignamos en el Pacto Nacional de la Reforma Educativa en la República Dominicana (2014-2030).